Por Thelma López La economía colaborativa ha abierto puertas para que nuevos empresarios en la región puedan innovar, uno de ellos es el salvadoreño Alfredo Atanacio, quien inicialmente brindaba asistencia virtual, y ahora apuesta por explotar modelos como el coworking y el coliving, fenómeno inmobiliario que combina la experiencia hotelera con el hogar tradicional y que crean espacios comunes de trabajo y residencia. Todo empezó a principios del 2009, con la creación de Uassist.me, con la idea de apoyar a clientes de Florida, Estados Unidos desde El Salvador. La empresa, que emplea talento 100% local, ofrece desde manejo de agenda –cada vez menos común–, hasta reclutamiento de personal, servicio al cliente, análisis de mercado e investigación. Es por eso que cuentan dentro de sus 220 colaboradores con 40 profesiones distintas. Esta diversidad les ha permitido crecer entre 20 y 25% anual, con una facturación de 4 millones de dólares (mdd) en 2018. Los asistentes o bussiness analyst son profesionales personalizados, manejan clientes específicos y se encargan de conocer el negocio y las necesidades inmediatas de los mismos. Actualmente, cuenta con clientes en los cinco continentes y la base de su estrategia de posicionamiento es la colaboración. Puedes leer: Estos son los retos que debe aprovechar AL con los cambios de gobierno: WEF Gracias a esta táctica, nueves meses después de su fundación y con apenas cuatro personas en la planilla, el negocio ya reportaba ganancias y atendía a varias regiones de Estados Unidos. “Me defino como el Uber de los asistentes, es un modelo de colaboración natural”, cita Atanacio. Atanacio explica que se percataron de que lo que quería el cliente era un socio, alguien que colaborara con él, por eso incursionaron en un modelo diferente a un call center. “Acá cada cliente tiene un asistente que es compartido y por el que no tiene que pagar todo su tiempo, pero tiene disponibilidad total y que conoce su negocio”, agrega el empresario. El fundador de la compañía piensa que la ruta para mantener ese ritmo es la especialización en ciertos nichos de negocio. “Un ejemplo es bienes raíces donde un servicio como el nuestro es una perfecta adición a un equipo de ventas. La especialización en nuevas industrias es una forma de crecer de manera estructurada, otra es el empaquetamiento de servicios, si nuestro cliente tiene, por ejemplo, una compañía de Ecommerce, va a ser beneficioso saber que podemos manejarle varias partes del negocio”, explica el CEO. Con esta estrategia, Atanacio y su socio Rodolfo Schildknecht, esperan ganar una mayor parte del market share en el mercado global, aunque reconoce que para eso es necesario un mejor ambiente de negocios en El Salvador, donde emprender puede ser complicado. El costo de abrir una nueva empresa salvadoreña es del 41.4 % del PIB per cápita, ubicándolo en la posición 123 de 140 economías evaluadas en el Informe de Competitividad Global del Foro Económico Mundial.

La comunidad como negocio

Para Atanacio, la economía colaborativa ha sido clave para su expansión. “Puede ser un instrumento eficaz para enfrentar la desigualdad en la región, ayudar a generar inclusión social y crear pequeñas redes de empresas”, explica. Este modelo inspiró las dos líneas de crecimiento de la compañía, la primera es Point, un centro de negocios y espacio de coworking para emprendedores. Cada uno de los empresarios que tienen sus operaciones en Point fue seleccionado previamente por Atanacio y su equipo. Point ha mutado para convertirse también en una incubadora y aceleradora de emprendimientos salvadoreños, a través de su alianza con Impact Hub, red enfocada en desarrollar emprendimientos, con 16,000 miembros en más de 50 países del mundo. Tiene programas de incubación y aceleración para su comunidad que trabajan en conjunto con la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Otra de sus más recientes incursiones de negocio es el primer coliving en El Salvador, llamado LIVE, un alojamiento para estudiantes y trabajadores cuyo diseño fomenta la interacción social y pretende crear comunidades para jóvenes.  El proyecto consta de tres niveles con capacidad para 17 habitaciones y 32 personas, diseñadas en formato individual, doble y triple e integra espacios comunes para la interacción de los habitantes. Su inversión fue de 600,000 dólares. 500 personas aplicaron para vivir en uno de los espacios, solo el 3% fue aceptado. Este dato muestra, según Atanacio, que es un negocio rentable y con potencial de crecimiento. Euromonitor Internacional, señaló el coliving como una de las 10 tendencias de consumo global en su estudio “Top 10 Global Consumer Trends for 2018”. Es posible encontrar proyectos de esta naturaleza en grandes hubs urbanos como Hong Kong y Singapur. Los desarrolladores, dice el estudio, están cada vez más dispuestos a invertir en estos proyectos, por lo que el crecimiento de apartamentos para coliving será más alto que el de viviendas unitarias para el 2030. Atanacio planea continuar con esta línea de expansión, ya tiene planes de construir un nuevo edificio, con una inversión de 5 mdd llamado Colabora, que será de uso mixto, con espacios de coworking y locales comerciales. “Nos interesa contribuir con ciudades más compactas, tener un entorno donde la gente pueda vivir, trabajar y estudiar a menos de 100 metros a la redonda, además creemos que es el futuro de los negocios”, argumenta.

 

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