La desgarradora escena de Mufasa cayendo por un precipicio hacia una estampida es posiblemente uno de los recuerdos más nítidos y quizás traumáticos que cualquier niño de los años noventa tiene. Varias décadas después esos niños son ahora adultos aunque a varios les cueste todavía aceptarlo. Algunos con hijos, otros solteros, casados, divorciados, etc. Pero lo que todos nosotros los millennials tenemos en común, además de nuestra generación, es una completa devoción por las series y películas que nos marcaron cuando éramos niños. Atesoramos imágenes de caricaturas por el resto de nuestras vidas y estamos dispuestos a proclamarnos en contra de cualquier intento de “arruinar” lo que para nosotros fue perfecto. 

“El Rey León” de 1994 es un producto conmovedor y emocionante, con un soundtrack memorable y secuencias que forman parte de la cultura popular. Creo que la mayoría la consideramos una animación perfecta que no debía ser alterada de ninguna forma. Pero nuestra devoción a la película no impidió que Disney, ante la sensación que comenzaron a causar los remakes en formato live-action de sus clásicos animados, no la pensara dos veces para realizar una  nueva versión de “El Rey León”.

No quiero entrar en detalles de por qué para mí ésta no es una buena película, lo que quiero destacar aquí es que el remake de 2019 se convirtió en la cinta más taquillera en toda la historia de Disney (sin contar Marvel) con una recaudación de 1,652,054,209 dólares, superando a “Frozen” que había acumulado 1,276,480,318 dólares y dejando escalones abajo a la cinta original que obtuvo 968,483,777 dólares. Me queda clarísimo que cantidad no equivale a calidad, pero este número refleja dos cosas: Que la nostalgia es un boleto garantizado y que a las nuevas generaciones no les importa tu infancia.

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El cine se ha convertido en una máquina de la nostalgia, las películas han logrado apropiarse de esa sensación de calidez y seguridad que muchos experimentamos cuando éramos niños y la han empacado en secuelas, precuelas, reboots, spin-offs, remakes,etc. Está comprobado que los humanos somos más propensos a elegir un título que nos resulte familiar, por ejemplo: “Rápidos y Furiosos 9”, a otro completamente desconocido: “A Shadow in the Cloud”. El reconocimiento nos da confort, y la industria cinematográfica lo sabe. Además de que Hollywood también tiene identificada a nuestra generación como una que ya puede pagar su propio boleto de cine y convencer a más personas de acompañarlos.

Así que constantemente nos hemos convertido en un blanco del cine que utilizan la nostalgia como un imán de ventas porque saben que conforme crecemos la frase “¿Por qué ya no las hacen como antes?” irá tomando más fuerza. Así que nos regresan un poco a esos “buenos tiempos” pero con una actualización. Y es en esa actualización donde el problema comienza y las redes sociales son testigos de ello.

Estos nuevos espacios nos han dado una voz y una capacidad para expresarnos como nunca antes en la historia de la humanidad. Y gracias a mi oficio y mi carácter de cinéfila, cada semana me encuentro con más y más personas proclamando que el anuncio de una nueva serie o película “Les robó su infancia”o “Les destruyó su niñez”, incluso algunos llegan más lejos con frases como “Me violaron mi infancia”.  Así que hoy vengo a decirte que a menos de que alguien irrumpa ilegalmente en tu casa, destruya todos tus cassettes, vhs, dvds, juguetes, playeras, artículos de decoración, o te hagan un lavado de cerebro. Nadie te robará o destruirá tu infancia, mucho menos una película o una caricatura.

Desafortunadamente como humanos no podemos evitar envejecer, y por más que lo intentemos ciertas creencias o ideologías se encuentran tan arraigadas en nosotros, que nos cuesta adaptarnos fácilmente al cambio. Pero el cine y la televisión no se pueden dar ese lujo, y son plataformas que deben adaptarse al entorno, las nuevas reglas y convenciones sociales. Estos medios de comunicación y entretenimiento tienen que evolucionar (afortunadamente) para conquistar también a nuevas audiencias. Así que mientras por un lado intentan vendernos nostalgia con un remake de “La Sirenita”, tampoco lo harán con estándares o convenciones del pasado en mente, si no adaptándose a las generaciones por venir. Generaciones que van a crecer con una Ariel afrodescendiente y honestamente no les importará mucho si la tuya era pelirroja.  El mundo no es de un solo color, etnia, religión, orientación sexual, etc. El mundo es inmensamente diverso y ya era hora que el cine y la televisión lo fueran también.

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¿Y por qué no simplemente hacer otra historia que no sea la misma de hace 31 años? Si el mensaje para las niñas ya no es que su felicidad depende de encontrar al “príncipe azul”, ¿Por qué no mejor construir una nueva heroína o princesa moderna? La respuesta no es tanto que “Ya se quedaron sin ideas”, simplemente es: Porque la nostalgia es una mina de oro. Ya que si bien podrían invertir millones de dólares en desarrollar y promocionar más historias originales como “Soul” o “Valiente”, la seguridad de ingreso en taquilla y venta de mercancías que les proporciona un título conocido es garantía de un retorno de inversión. Las productoras prefieren que vayas a regañadientes a ver un remake, a que muestres un completo desinterés por un título nuevo. Desafortunadamente somos David ante un Goliat que no se detendrá de hacer lo que hasta el momento le ha dado tan buenos resultados. Y es importante que no pierdas de vista que esas empresas que ahora “Te roban tu infancia”, son en gran medida exactamente las mismas que la crearon.

Sin duda a mí también me han molestado muchos remakes o re adaptaciones de clásicos que ya funcionaban muy bien, por ejemplo la nueva adaptación de “Las Brujas” dirigida por Robert Zemeckis.  La versión anterior  de 1990 era una historia hipnótica, espeluznante y a la vez conmovedora. Esta nueva entrega la encontré por demás fantasiosa y boba. Y es que resulta que la cinta pretende ser infantil  porque Robert Zemeckis estaba pensando en los niños que posiblemente no vieron la “viejita”. De la misma forma que Nancy Meyers no pensó en tus papás que vieron “Juego de gemelas” de 1961, ¿Sabías que la de Lindsay Lohan era un remake? Tal vez a tus papás les dio curiosidad ver cómo había quedado la nueva versión, pero estoy segura que no les causó el conflicto que nos causaría a nosotros si se anunciara hoy una nueva adaptación de esta comedia infantil. O pensemos en las generaciones que atesoran “Nace una estrella” de 1937, 1954 o 1976. Seguramente tu disfrutaste la de 2018 con Lady Gaga y Bradley Cooper y no te importa si tus papás o abuelos te dicen que es una basura porque la original era mejor.

La verdad es que a pesar de estar ante un período de “reciclaje creativo” en el cine, también hemos tenido increíbles títulos originales en la última década. Además de que vivimos en el momento ideal para ser un cinéfilo, ya que nunca antes en la historia habíamos tenido miles de títulos de películas y series a un click de distancia. Si la nueva adaptación nos parece mala, siempre podremos revivir aquella que nos regaló momentos tan bellos en la infancia. Creo que es momento de darnos cuenta que el mundo no gira alrededor de nuestra generación (ni de las pasadas), y que todas las nuevas adaptaciones, reboots, remakes, etc. que están por venir en los siguientes años no se tocarán el corazón ni se detendrá a pensar si eso “nos ofende”. Dejemos que los niños y las nuevas generaciones disfruten de sus nuevas historias, ya sean originales o recicladas con un toque de actualización.  Afortunadamente nosotros siempre tendremos al Timón y Pumba original para recordarnos que: “Hakuna Matata” sin preocuparse es como hay que vivir.

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