Análisis | Disputa entre senadores expone fragilidad de Morena
La reciente disputa entre los senadores Martí Batres y Ricardo Monreal ha expuesto profundas divisiones dentro del partido del presidente López Obrador.
Reuters.- Es poco probable que una disputa entre líderes del partido del presidente Andrés Manuel López Obrador debilite su férreo control en el país, pero ha subrayado qué tan frágil puede ser el legado político que busca construir.
Tras aplastar a la oposición en las elecciones del año pasado, López Obrador se convirtió en el primer izquierdista en gobernar el país en décadas, prometiendo erradicar la corrupción y la desigualdad en lo que llama la “cuarta transformación”.
Pero esta semana estallaron tensiones entre los dos senadores más prominentes del oficialista Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), cuando uno de ellos, enojado, acusó al otro de diseñar su destitución como jefe del Senado.
La disputa ha expuesto profundas divisiones dentro de Morena, una amplia coalición inicialmente formada en torno a disidentes de izquierda dedicados a apoyar la tercera candidatura presidencial de López Obrador el año pasado.
El presidente de la cámara alta, Martí Batres, acusó a su colega Ricardo Monreal, jefe del grupo parlamentario de Morena, de clavarle “un puñal en la espalda”, alegando que se apoyó en senadores para asegurarse de que Batres no lograra la reelección.
“Me persiguió y me combatió durante meses, dándome trato de enemigo”, dijo Batres en una rueda de prensa tras una votación entre los miembros de la bancada. “Se ha exhibido como un político faccioso, incapaz de encabezar un movimiento plural, incapaz de convivir en la diversidad, incapaz de compartir responsabilidades políticas”.
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Monreal, un operador político veterano con décadas de experiencia en la vida pública, describió la disputa en el Senado como “desencuentros normales en procesos democráticos”.
Pero fue atacado por algunos sectores en Morena, incluida la jefa del partido Yeidckol Polevnsky, quien respaldó a Batres e instó a Monreal a mostrar “mayor ética política”.
Morena, que obtuvo su registro como partido en 2014, extendió su base para incluir a conservadores y centristas descontentos cuando López Obrador ganó los comicios en 2018. Ahora es la fuerza dominante en ambas cámaras del Congreso.
El atractivo de Morena fue que representó un nuevo comienzo tras años de descontento con los partidos establecidos, dijo el senador Gustavo Madero, del Partido de Acción Nacional (PAN), de centroderecha. Pero se proyecta a imagen de su creador. “Su fuerza y su debilidad se llama Andrés Manuel López Obrador”.
Es improbable que la disputa lastime a López Obrador porque es él, y no Morena, quien dicta la agenda política, dijo Jorge Buendía, jefe de la firma de encuestas Buendía y Laredo.
El propio presidente ha intentado mantenerse alejado de la riña.
“Quienes nos dedicamos al noble oficio de la política, tenemos que actuar poniendo por delante los ideales, los principios”, dijo en una conferencia de prensa cuando se le preguntó sobre la disputa en el Senado. “No son los cargos lo que debe importar, sino la contribución a los cambios”.
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