Las ideas que alimentan este proyecto son resultado del simposio Prospectiva del Mundo: México 2015, en que más de 500 invitados y 60 pensadores nacionales e internacionales presentaron sus reflexiones sobre los asuntos más críticos para el futuro de la humanidad.   En los últimos 50 años se ha logrado un muy importante avance en materia de derechos, los cuales se han transformado en el fundamento de la convivencia y concretan las exigencias de la dignidad, la libertad y la igualdad humana. Sin embargo, han provocado al mismo tiempo que en algunas ocasiones se tenga una comprensión equivocada, pues las personas han supuesto que los derechos no tienen correspondencia con las obligaciones. A partir de esta premisa y considerando el momento tan crítico que vivimos con los problemas que la globalización ha traído, los retos ante el crecimiento demográfico y el envejecimiento de la población, entre otros temas, la Universidad Nacional Autónoma de México, la World Future Society (Capítulo Mexicano), junto con un distinguido grupo de líderes empresariales, representantes del Poder Judicial y actores de la sociedad civil, impulsan un proyecto que finalmente materializará cuáles son las contrapartes de los derechos que hemos alcanzado en este tiempo. Si hay derechos es porque a éstos les corresponde un deber o una obligación respectiva, por lo que si existe una Declaración Universal de los Derechos Humanos, tiene que haber una Carta Universal de los Deberes y las Obligaciones. Junto con el valor intrínseco de este proyecto, no puede dejarse de lado la importancia que una iniciativa de esta naturaleza emane de nuestro país, sobre todo que provenga desde su academia y sociedad civil, ya que ello hace patente el liderazgo de México ante los problemas globales. Este proyecto buscar cuestionar los aspectos críticos de las situaciones que como seres humanos hemos generado. Por ejemplo, se ha luchado por el derecho de asilo, de indudable cariz político, al que todas las personas tienen derecho, pero ningún país tiene la obligación de asilar a quienes no encuentran manera de subsistir en sus lugares de origen. En el mismo tenor, se siguen borrando las fronteras para las mercancías, los productos en general dejaron de ser nacionales, pero las personas siguen encerradas dentro de sus fronteras geográficas o jurídicas, sufriendo la falta de oportunidades, y son tratadas según las leyes del país que indica su pasaporte, sin que nadie esté obligado jurídicamente frente a su deprimente situación. ¿No es momento de fijar la obligación de conceder el libre tránsito a las personas, de que nadie sea ilegal en ninguna parte del mundo y tengan la posibilidad de establecer su residencia ahí donde ellas elijan? En materia de salud, la humanidad tiene derecho a ésta. Hoy se sabe que puede modificarse, extenderse, expandirse y manipularse la biología de los seres vivos. Es probable que todo el desarrollo del conocimiento permita proporcionar salud a la humanidad. Sin embargo, hoy enfrentamos retos que van más allá de garantizar este derecho. ¿Quién debe fijar los límites de la manipulación genética? ¿El conocimiento científico es patrimonio de quien lo lleva a cabo o está obligado a darlo a conocer fuera de sus fronteras? ¿Qué obligación tiene quien produce medicamentos? Incluso, es momento de cuestionar si la salud no es en sí misma un bien comercial. ¿No es paradójico que sea el mercado el que defina el precio de las medicinas? En muchos de los casos que se plantean —alimentos, avances de la ciencia, libertad de mercado, derechos ciudadanos— la constante es el desafortunado rebase a los límites del humanismo. Hoy, parece que cualquier actividad ya no tiene como objetivo el bienestar, sino la salvaguarda del lucro, o la ciencia y la tecnología desarrollándose para sí mismas, sólo por nombrar algunos temas. Son estas razones las que muestran la necesidad de elaborar una Carta Universal de los Deberes y las Obligaciones, que busca recuperar tanto el valor del humanismo como una ética que permita ejercer nuestros derechos sin banalizar los daños que muchas veces infligimos al ejercerlos. No debe continuarse con esta apatía que permite el daño ecológico, ni aceptar la falta de respeto a los inmigrantes, ni que haya personas que fallecen porque no tienen dinero para pagar medicinas. Las ideas que alimentan este proyecto son el resultado del simposio Prospectiva del Mundo: México 2015, durante el cual los pasados 24 y 25 de junio se dieron cita en nuestra capital más de 500 invitados y 60 pensadores nacionales e internacionales para presentar sus reflexiones sobre los asuntos más críticos para el futuro de la humanidad. La intención es seguir trabajando, alimentando este proyecto y finalmente lograr materializarlo, con el fin de impulsar un cambio que hoy es más crítico que nunca; lo fácil sería mantener la apatía e indiferencia, pero la humanidad del siglo XXI demanda mucho más de todos.   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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