La Junta de Gobierno de la UNAM tomó una buena decisión al nombrar a Leonardo Lomelí como rector. Esto se muestra en el reconocimiento que amplios sectores de la comunidad han expresado luego del anuncio.
El doctor Lomelí tiene una amplia trayectoria, es un académico talentoso y un funcionario eficiente. Así lo fue como director de la facultad de Economía, una posición nada sencilla, sobre todo por el grado de politización de estudiantes y profesores.
Como secretario general, acompaño al rector Enrique Graue en un momento complejo para la institución, porque el cambio en el poder político a nivel nacional significó un trato rudo a la UNAM desde Palacio Nacional. También atendieron la emergencia del Covid-19 con la oportunidad debida, garantizando la salud de los universitarios, pero también colaborando en la difusión de información de calidad.
Quien encabezará la Rectoría en el periodo 2023-2027 está alejado de las grillas y más bien se concentra en la resolución de problemas. Discreto y siempre dispuesto al diálogo, como ha señalado Rolando Cordera, hará que estos atributos abonen a la institución de educación pública más importante de México y una de las de mayor relieve en el mundo.
Es más, en su primer mensaje el doctor Lomelí expresó que está abierto al intercambio de puntos de vista con todos los sectores. Intuye, con acierto, que la mejor defensa de los universitarios y de la autonomía, radica en mostrar inteligencia que se ilustra con las aportaciones a la solución de los grandes problemas nacionales.
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El doctor Lomelí es, además de economista, historiador. Esto tiene miga. En los hechos, su designación rompe con una larga tradición de médicos al mando de la institución.
De los últimos diez rectores, si contamos desde Javier Barrios Sierra, cinco de ellos provenían del sector médico, uno de ingeniería, un sociólogo, dos científicos y un jurista.
Los humanistas que despacharon en la Torre de Rectoría fueron sumamente relevantes: Pablo González Casanova y Jorge Carpizo. Los médicos como José Narro, Guillermo Soberón, Octavio Rivero, Juan Ramón de la Fuente y el propio Enrique Graue, dieron sentido a mucho de lo que explica lo que es la UNAM en la actualidad. El sector científico estuvo representado por José Sarukhán y Francisco Barnés.
Sus periodos, por supuesto, son diversos, algunos cruzados por gran efervescencia, como los de Barros Sierra, González Casanova, Soberón, Carpizo y Barnés.
Muchos rectores se han tenido que definir desde su posición ante los movimientos universitarios y ahí Lomelí cuenta con la ventaja de la experiencia en todas las posiciones.
El rector Lomelí promete, acaso por ello, un cambio sin estridencias, preservando la gobernabilidad, que es una de las tareas más delicadas, porque lo que ocurre en la Ciudad Universitaria tiene repercusión en todo el país.
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