Mientras los centros de investigación en Suiza buscan sin descanso avances en la producción de energía verde que sean una alternativa viable al combustible fósil, la forma en que esas nuevas moléculas de energía serán transportadas ya está en el centro de la reflexión de las compañías implicadas en este país.

Un sistema europeo de 292 kilómetros de gasoductos que tiene su punto neurálgico en Suiza puede ser usado sin mayores modificaciones para el transporte de moléculas de energía “verde”, comenta a EFE el director de Transitgas, la empresa paraestatal que gestiona esta infraestructura en Suiza, Ennio Sinigaglia.

En Suiza se manejan las manivelas del flujo de gas que va del norte (Alemania) al sur (Italia) de Europa, y viceversa, con una ramificación al oeste (Francia) para luego seguir su camino a otra partes del continente.

La molécula de energía verde más apropiada para ese conducto sería la del gas sintético, que tiene las mismas características que el gas natural en términos de compresión, almacenamiento y transporte, además de presentar ventajas con respecto al hidrógeno, una molécula de la que se habla mucho pero que resulta menos adaptada, según los expertos.

Ello en razón de que tiene menos poder calorífico, su compresión es más difícil y tiene una alta volatilidad, lo que dificulta su almacenamiento.

“Si vemos a futuro el sistema que necesitamos para las nuevas moléculas verdes, la conexión ya la tenemos, sólo hay que utilizar las tuberías existentes”, explica Sinigaglia, durante una visita de prensa a uno de los túneles construido bajo una montaña y por el que pasa el gaseoducto .

Más contexto: Suiza desarrolla proyecto de gas sintético que busca desarcarbonizar la economía

La reflexión sobre cómo se transportarán las moléculas de energía verde gana espacio

El sistema de gasoductos -el único que pasa por debajo de los Alpes junto con el que funciona en Austria- tiene una capacidad de transporte anual de 25,000 millones de metros cúbicos de gas o el equivalente a más de 20 estaciones nucleares.

El gas sintético ofrecería la ventaja de poder ser transportado por los gasoductos que se utilizan en la actualidad.

“Para garantizar que habrá energía suficiente en el futuro hay que usar todo el sistema (de transporte) y en estos momentos no existe ningún medio más simple que los tubos para transportar la energía, incluyendo gas verde, sea de biometano (sinténico) o biogas (producido con desechos orgánicos)” señala Sinigaglia.

La guerra en Ucrania ha cambiado profundamente la dinámica del transporte de gas en Europa, ya que antes del conflicto el gas iba invariablemente de norte a sur (con suministros importados de Rusia), mientras que ahora el gas también se mueve desde el oeste (Francia, principalmente) hacia el este.

“El sistema de gasoducto fue construido desde el criterio técnico de que la mayor parte del gas venía de Rusia”, indica el director ejecutivo de Transitgas, quien asegura que los gobiernos reaccionaron rápido para aplicar los cambios necesarios ante la prolongación del conflicto armado.

La galería de roca visitada es uno de los accesos para el control mensual de los gaseoductos, construidos inicialmente en los años 70 y ampliados en los 90 hacia Francia.

Por sus entrañas el gas va cada día en distintas direcciones, dependiendo de las ordenes diarias que recibe Transitgas de los mercados y que requieren de una gran flexibilidad técnica.

“Nosotros también queremos ser una compañía de cero emisiones y este es el buen momento para que los países adopten posiciones estratégicas que nos permitan orientarnos hacia el futuro”, sostiene Sinigaglia.

Con información de EFE

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