Este texto fue publicado originalmente el 24 de abril de 2017. El fin del dinero tal como lo conocemos está cerca, o al menos eso es lo que David Noriega cree, es por eso que hace tres años instaló en su tienda de cómics un cajero automático en donde cualquiera puede comprar o vender bitcoins, esa criptomoneda que se ha vuelto tan popular en los últimos años. A pesar de ser primordialmente un empresario, Noriega se autodefine a sí mismo como un “evangelizador del Bitcoin, alguien que quiere que la gente lo acepte”. Noriega recibió a Forbes México en Fantástico, su tienda de cómics —ubicada en la esquina de Félix Cuevas y Nicolás San Juan— para platicar sobre los motivos que lo llevaron a instalar el ATM, y lo que pensábamos sería una conversación sobre tecnología rápidamente se volcó a la política y la economía. “Yo me enteré del Bitcoin por mi afiliación política, soy libertario y como tal sé que un gran problema de los gobiernos de todo el mundo es la gran libertad con la que manejan su moneda, prácticamente todos los países tienen un banco central y, aunque se supone que el banco central es independiente, en realidad sigue siendo parte del gobierno y como tal sus políticas monetarias responden a las necesidades coyunturales de ese gobierno” explica. Lee también: Bitcoin: lo que necesitas saber “Una de esas necesidades, por lo general, es estimular la economía a más no poder, lo que motiva la creación de una moneda ficticia, una moneda respaldada porque el gobierno dice que es válida y con la que solamente puedes pagar impuestos, así que desde hace muchos años he estado buscado una criptomoneda que sea efectiva y descubrí una forma de hacerlo con el Bitcoin, cuando me entere pensé que era una maravilla, eso fue en 2011.” Noriega sintió una fascinación con la criptomoneda, cuya meta es reemplazar a todas las monedas del mundo —eso incluye, obviamente, al dólar, al yen y al euro—, una tarea nada sencilla.

David Noriega posa junto a su cajero en Fantástico. (Foto: Staff.)

  ¿Y qué demonios es el Bitcoin? El Bitcoin es un protocolo desarrollado por Satoshi Nakamoto, cuya identidad es desconocida hasta la fecha —podría tratarse de una persona o de un grupo de personas y mucho se ha especulado al respecto–, con el fin de crear una moneda digital que escapara a un control centralizado. Cada moneda digital es una línea de código que se crea tras la resolución de complejos problemas matemáticos que se vuelven cada vez más elaborados, a la resolución de esos problemas se le llama minería y el proceso demanda una gran capacidad de cómputo para su realización. Cada moneda es única y divisible hasta en 10 millonésimas. La seguridad de las transacciones se asegura gracias a una tecnología llamada blockchain, “cuando tú haces una transacción de Bitcoin, no sé, equis cantidad, esa se manda al internet y esa transacción empieza a rebotar en toda la red de todas las personas que tienen un billete de Bitcoin”, de forma que todos saben cuando una transacción es realizada y ésta queda registrada en un archivo inalterable, lo que permite que cualquiera pueda verificarla.   La pizza más cara de la historia Al inicio, relata Noriega, el Bitcoin no valía nada y había algunas personas que tenían cientos de miles de ellos porque los estaban minando muy fácilmente, “un día alguien dijo ‘yo tengo unos Bitcoins y si alguien me compra una pizza le mando 10,000’, y alguien desde otra parte del mundo ordenó la pizza usando su tarjeta de crédito y entonces recibió sus 10,000 bitcoins, ésa fue la primera transacción que se hizo por un producto”. Al precio actual, de 1,254 dólares, esa pizza habría valido más de 12.5 millones de dólares. Al principio el valor de la criptomoneda era más bien simbólico, pero, cuenta Noriega, poco a poco fue apreciándose: “Cuando yo entré en el 2011 el bitcoin andaba entre 5 y 10 dólares, y de repente se disparó muchísimo, en 2013 llegó a valer 1,000 dólares, si yo compré 100 bitcoins a 10 dólares, en 2013 tenía 100,000 dólares, fue una subida muy fuerte, pero luego cayó y ahora se ha recuperado y volvió a superar los 1,200 dólares.”   El valor, un concepto relativo Noriega abunda en las ventajas que ofrece el Bitcoin frente al efectivo: “Tú todavía confías en que el banco no confiscará el dinero que tienes ahí, pero ya ha pasado, pasó en Chipre hace poco, no les alcanzaba el dinero y dijeron 0entonces tomemos de los que más tienen, a los que tienen más de 100,000 euros les dejamos 5,000 porque necesitamos dinero ahora mismo’, con el Bitcoin eso no puede pasar, tú los tienes guardados y nadie te los puede quitar.” Él insiste en la fragilidad del sistema financiero global, que está sustentado en la idea de que existe un respaldo para las monedas de cada país, pero, advierte, “el dólar, el euro o el yuan no están respaldados por nada”. “Realmente no puedes decirle a tu banco ‘quiero cambiar todos mis pesos por oro’, te van a decir ve con una persona que te venda oro, pero esa persona que vende oro está con el mismo problema, los billetes realmente no valen nada. El Bitcoin tampoco vale nada porque es un valor intrínseco, pero no se pueden producir al libre antojo, nadie puede decretar que habrá 100,000 bitcoins más, como sí lo hace el banco central de Estados Unidos para estimular el gasto.” Lee también: Un australiano afirma ser el creador del Bitcoin   De digital a análogo Aunque el Bitcoin es una línea de código, un ente digital, puede ser transformado en dinero contante y sonante. Cuando compras un bitcoin en el cajero de Fantástico, quien los vende es David: “Cuando compras al cajero realmente me compras bitcoins a mí, cuando vendes al cajero me los estás vendiendo a mí; si a mí se me acaban porque ya vendí todos los que tenía tengo que usar el dinero que me dieron para ir a un exchange o hacer intercambio por mayoreo.” El cajero de Noriega cuesta alrededor de 15,000 dólares, porque acepta y entrega billetes, pero hay modelos que sólo reciben depósitos que rondan los 7,000 dólares. Para usarlo es necesario contar con una “cartera”, que es una cuenta única que te permite enviar o recibir dinero de forma segura y completamente cifrada, y te asigna una cadena única de caracteres alfanuméricos y un código QR (nosotros usamos bread). Una vez que tienes tu cuenta, puedes hacer uso del cajero para comprar el equivalente de tus pesos en bitcoins, por ejemplo, 1,000 pesos hoy corresponderían a 0.04 bitcoins —pero, ¡hey, por algo se empieza!—. En este punto tienes que tomar en cuenta que, como en toda transacción financiera, hay una comisión a ser pagada para todas las partes, en este caso, a David por el uso de su cajero y al minero de esos bitcoins que estás comprando, la cual se muestra en pantalla. Una vez que tienes tus bitcoins, puedes hacer con ellos lo que quieras, como esperar a que su valor crezca o pagar con ellos por servicios o bienes –David los acepta en su tienda, así que puedes comprar cómics o memorabilia–. El cajero que se encuentra en Fantástico, explica Noriega, fue vendido por Genesis Coin, un fabricante estadounidense, y su proceso de adquisición fue relativamente simple. “Nada más lo compras y lo importas, como yo soy importador por los cómics pues no me cuesta mucho trabajo, no hay ninguna restricción y no hay impedimentos, sólo pagas los impuestos correspondientes”. El registro ante el SAT no es necesario, detalla: “en México hay un hueco regulatorio de bitcoin, se puede decir que son como tokens, realmente no son dinero, pero se pueden intercambiar por dinero”.

 

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