Por Juan Francisco Aguilar* En días pasados tuve la oportunidad de visitar la ciudad de Washington en Estados Unidos, para reunirme con el Banco Mundial, Banco Internacional de Desarrollo, la embajada de México en el país y con varios diputados del Congreso. La agenda estaba enfocada específicamente a entender posibles impactos de la renegociación del TLCAN en el sector de Tecnologías de la Información.  En la mayoría de las reuniones me quedó claro el arduo trabajo que el equipo de México está realizando, con la renegociación de este tratado… pero me llamaron mucho la atención específicamente dos temas: el primero es la preocupación de una intervención de Rusia en las próximas elecciones y el segundo es la inquietud que surge a partir de cómo todas las nuevas tecnologías estarán impactando el mercado laboral, político, económico y social en México, y qué estará haciendo el gobierno entrante al respecto. ¿Cómo éste enfrentará el famoso tema de la automatización, donde las máquinas en un futuro cercano remplazarán muchos de los trabajos existentes? Me refiero a tecnologías como la Inteligencia Artificial, la robótica, el Internet de las cosas (IoT), el Machine Learning, entre otras. En una de las recientes publicaciones de la revista “Político” leí que la Revolución Industrial, que inició hace más de 250 años, representó una de las más grandes transformaciones de la humanidad; a raíz de ésta surgieron nuevos modelos políticos, económicos y sociales. Este desafío creó nuevas ideologías: capitalismo, comunismo, nacionalismo, fascismo, y se desataron las dos guerras más devastadoras de las que el mundo ha sido testigo, donde murieron millones de personas. Surgieron los sindicatos y, por ende, las huelgas, así como otras múltiples manifestaciones, todas buscando como fin la mejora en condiciones laborales de los trabajadores en el mundo. Aun así, durante esa época, eran necesarios al menos 30 años para que cualquier producto o tecnología innovadora estuvieran listos para el mercado; hace 50 años tomaba 20 y, actualmente, los especialistas estiman que tarda menos de cinco años. Tomó décadas, después de la Segunda Guerra Mundial, para que las sociedades más industrializadas operaran de una manera óptima y que generaran un crecimiento real. Los últimos 50 años han sido impresionantes, en el sentido de todos los cambios tecnológicos que hemos visto. Se ha hablado mucho acerca de la nueva Revolución Industrial, la que estamos viviendo hoy, desatada por los nuevos cambios tecnológicos, pero poco se ha profundizado en qué impactos podrían tener en lo social, político y económico, tal como lo hizo la Revolución Industrial en el pasado. Durante la Revolución Industrial inicialmente el vapor fue el “combustible” de todas esas máquinas; en esta nueva era son los datos el “combustible” que hará que la tecnología nos lleve a otra dimensión, y vemos ya ejemplos: automóviles autónomos, agentes virtuales financieros y ciudades inteligentes. Ahora notamos que muchos nuevos emprendedores están cambiando a los modelos de negocios basados en la Realidad Virtual o Aumentada, la nube, la robótica, el Internet de las Cosas (IoT), el Machine Leaning, entre otros. Todo esto generará una interacción como nunca lo hemos vivido, en conjunto con las máquinas, en los próximos 12 años. El 85% de los trabajos en 2030 hoy todavía ni siquiera existen. En Davos pudimos constatar que los líderes mundiales abordaron las tecnologías como un tópico crucial en sus entrevistas y agendas. Aun y cuando pensemos que estamos muy lejos de que éstas sustituyan muchas de nuestras labores, pronto nos enfrentaremos al mismo nivel de cambios que nos enfrentaron nuestros predecesores hace 250 años, aunque es difícil saber cuándo llegará este cambio. Haciendo referencia de nuevo a la revista Político, la OCDE sostiene que 10% de los trabajos en economías avanzadas estarán en riesgo. La Universidad de Oxford lo lleva más alto, hasta 50%. Me llamó la atención escuchar también que hace un par de semanas Amazon, Berkshire Hathaway y JP Morgan formaron una alianza para otorgar servicios de salud a sus empleados, a través de los cuales utilizarán tecnología basada en robótica, IOT y “Wearables”, a un costo mucho más bajo del actual. Nuevamente, estas tecnologías cambiarán el orden productivo, laboral, fiscal, político, legislativo, social, de salud y, muy probablemente, surgirán nuevos modelos económicos. El trabajo que siempre ha figurado como promesas en las agendas de los aspirantes a la presidencia de nuestro país, debería plantearse de una manera diferente ante los desafíos que vendrán. De hecho, durante la segunda quincena de abril, la Cámara Nacional de la Industria Electrónica de Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información (CANIETI), se reunirá con los candidatos a la presidencia para dialogar sobre los temas del sector, y propondrá una coordinación institucional que concentre todos los temas con la creación de la Secretaría TIC (Tecnologías de la Información y Comunicación). Debido a que estás tecnologías no generarán todos estos cambios en décadas sino en los siguientes cinco o diez años, me llama la atención no tener aún claro cuál será la agenda tecnológica de los candidatos a la presidencia de México. Me surgen múltiples dudas: ¿Por qué no hablan regularmente de estos temas? Por ejemplo, considerar tener, como parte de su gabinete, a un secretario de Innovación o de Inteligencia Artificial (como ya lo están planteando otras naciones). ¿Qué deberíamos hacer como país para llevar a otro nivel todas estas tecnologías, para crecer y ser mucho más competitivos en los próximos años? En una encuesta cuantitativa realizada por Vanson Bourne, a más de 3,800 directivos de medianas y grandes empresas en 17 países, 56% asegura que las escuelas necesitarán enseñar el cómo aprender en lugar del qué aprender, y preparar a los estudiantes para trabajos que todavía no existen. Entonces, ¿cómo deberíamos de cambiar el modelo educativo entendiendo que competiremos y trabajaremos a la par de máquinas en un futuro cercano? Estamos entrando a una nueva era, con inmensas posibilidades en el horizonte. Los líderes de las empresas y el gobierno necesitan actuar ahora para transformar sus TI, su fuerza de trabajo y la seguridad que los proteja, para poder jugar un rol decisivo en el futuro. Juntos hagamos del progreso humano una realidad. *Director General y Vicepresidente del Sector Comercial de Dell EMC México.   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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