Muchas de las mayores y más radicales transformaciones de los años recientes se deben a las redes sociales. No queda duda del tremendo impacto y trascendencia que tienen en los negocios, la educación, la cultura, publicidad, comunicación, información, trabajo y las relaciones personales. Hace un par de años, una empresa multinacional latinoamericana nos pidió realizar diversos estudios para evaluar el impacto del uso excesivo de las redes sociales sobre las conductas de sus trabajadores. Recientemente, decidimos extrapolar esa investigación a más empresas y a los contextos sociales amplificados. He aquí un resumen muy breve y con menor rigor científico de algunos de nuestros hallazgos.
  • The walking netbie
La combinación de red y zombie; no sabes si la persona es sólo un operario, una extensión ambulante o un accesorio del celular, no puede separarse de él, lo mismo en el cine que en el antro, el gimnasio, el trabajo o la escuela. Parece estar muy ocupado siempre, comentando todo, come, duerme, vacaciona y podríamos asegurar que hasta en el sexo sigue conectado. Ausentes, distraídos, insensibles, distantes, las relaciones cibernéticas absorben los trazos de personalidad hasta que el individuo ya no coordina más sus conductas. Sus sueños, el paisaje, el sabor, el ambiente son sólo digitales. Hasta la (in)expresión del rostro, la postura, la forma de hablar y caminar dan cuenta de los síntomas de este padecimiento. La vida se fue en bits y los ciclos se acumularon, ¿Qué era la familia? ¿Cómo se llamaba J.? ¿Te acuerdas de la Chiquis? ¿Cuál? ¿La Chquis89 o la Chiquis Hot?
  • El síndrome del círculo social inexistente
Reconocer la diferencia entre contacto y amigo; conocer y enlistar; pertenencia y suscripción es fundamental para que no te veas afectado por este síndrome. El número de likes y “amigos” es una de las mayores obsesiones de los afectados están en todos los sitios posibles,” conocen” lugares por que vieron un video o fotos, pero nunca han visitado; recomiendan, comentan consumen todo y de todo sin saber de nada; pueden incluso introducir candidatos a novio, esposo, calificar de buena o mala onda y proponer para puestos de trabajo a alguien a quien jamás han visto en su vida. Se sienten populares por cifras y cuando comprueban que en verdad a nadie le interesan o que todos están ocupados en la vida real se sienten perdidos, abandonados, son un eslabón de una cadena que no opera en términos humanos, realistas o temporales. Forjan relaciones efímeras, desechables, borrables, asisten a eventos de desconocidos sólo por ser parte de algo. Postear la fiesta o la comida reemplaza toda sensación, sabor, disfrute, contacto o ritmo, después de todo mañana ni quien se acuerde. Un momento crítico en quienes padecen este síndrome es la depresión, nerviosismo, vacío o soledad recurrente que dejan la no respuesta, la bandeja vacía, la temida desconexión, ¡Por favor no me borres! ¡Comunidad les juro que cambiaré!, el terrífico 0 comentarios, el lastimoso 0 reenvíos y el impacable 0 likes.
  • El mundo de los gurúes o como encontrar humanos fantásticos
Como si fuera un concurso de belleza o campaña política, donde los candidatos hablan cuatro idiomas, son ingenieras de la NASA, bailan, cantan, van al gimnasio, trabajan y además hacen trabajo caricativo; para quienes padecen este síndrome no es posible vivir sin inventar cualidades, estilos de vida, descripciones de su “personalidad”. No falta quien se adjudica calificativos como El poeta del amanecer, El arcoíris de las 50 sombras, La soñadora de la flama eterna, El alma gemela del espejo candente, El experto profeta, La monja seductora, El visionario inventor del rayo telepático, La hermana de la luz o El extraterrestre perdido. ¿Pantallita, pantallita, quien es el más egocéntrico en el ancho de banda? Los voyeristas se alimentan de los exhibicionistas y viceversa. Las redes sociales te ayudan a crear tus propias fantasías todo el mundo debe despertarse a ver qué haces, dónde estás y qué comes, les estás haciendo el favor de compartírselos, no se lo merecen, pero como no tienen nada en su vida, ni modo. Todas son creaciones de personajes y atributos que permiten a los afectados sustituir sus miedos, construir una autoestima basada en sus fantasías, reponer o suplantar su inseguridad por términos aspiracionales que esconden sus frustraciones y carencias. Todo es fácil pues con una escena, una foto, una pose, una frase copiada o una ocurrencia puedes lograr seguidores que te lo crean, duro golpe cuando descubres que eres un fraude, te perdiste y ya no sabes ni quien, como o que eras.
  • Que alguien se sienta mal y me ayude a criticar e insultar.
No falta el obsesivo, el seguidor o acosador que disfruta bulear, trolear, degradar y amenazar. ¿Todo está mal y todos están mal, cómo puede alguien ser indiferente a sus emociones? Requieren y urgen respuestas, presionan permanentemente, reclaman, hostigan, te escriben y reescriben, buscan explicaciones y justificaciones porque no les has contestado un mail que llegó a las tres de la mañana ¿Dónde andabas que no checaste mis mensajes? Se entrometen en todo, buscan pretextos para citas, le dan connotaciones sexuales a todo, repiten un chistecito miles de veces, te quieren vender algo, afiliarte o pasarte propaganda, publicidad o hablarte de religión, política o eventos que no te importan. Les encanta comer gente, pero sus comentarios siempre son negativos, escandalosos, quieren que te sientas culpable, miserable o hasta igual de deprimido. No falta quien se la toma de vigilante, reportero, juez o vengador anónimo y le encanta andar buscando. En conclusión, no faltará algún político que exija que todos los sitios expongan fotos de los efectos negativos del excesivo consumo de redes sociales con un impuesto para pagar el tratamiento de los que padecen estos síndromes, sin duda es un área de oportunidad que los gobiernos deben ir explorando. (sarcasmo)   Contacto: Correo: [email protected] Twitter: @CapitolCComm Facebook: Capitol Consulting & Communication S.C. Página web: Capitol Consulting & Communication Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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