La recuperación tras la pandemia podría tomar seis años ante la previsión de gastos e ingresos del gobierno en el presupuesto para 2021.
El paquete económico proyectado para 2021 estima que el PIB caerá 8% en 2020 y el siguiente año rebotará 4.6%, sin embargo, para los analistas estos pronósticos optimistas dan poco margen de fallo e implican un paquete de gasto austero que no estimula la economía en el ambiente de recuperación.
“Estimamos una caída este año de 9.5% y un rebote en el 2021 con un crecimiento entre 3 y 3.5%.El PEF contempla un aumento de 3.1% nominal, lo que en términos reales se convierte en una ligera caída”, señala Gabriela Siller, directora de análisis de Banco Base.
Para 2021, Hacienda prevé un gasto de 6.25 billones de pesos como parte del Presupuesto de Egresos, con un déficit de 2.9% del PIB. El gobierno prevé un déficit presupuestario de 718,200 millones de pesos con ingresos presupuestarios estimados en 5.53 billones de pesos.
Te recomendamos: Turismo aumenta 7 veces su presupuesto: casi todo iría para el Tren Maya
Dentro de las variables de gasto, destaca que la inversión física del gobierno alcanzará apenas 722,200 millones de pesos, una reducción en comparación con el estimado de 738,000 millones de pesos previsto al cierre de 2020.
No te pierdas: Herrera entrega Paquete Económico 2021: ‘crisis no permite gran margen de maniobra’
“La inversión física es la que tiene efecto multiplicador en la economía. Es la que podría generar chispa de mayor crecimiento pero el paquete económico no tiene política fiscal expansiva como lo dijo el Secretario de Hacienda, no estimula el crecimiento, es un presupuesto de austeridad, preocupado más por la razón de deuda a PIB que sobre el crecimiento y generación de empleo”, advierte.
Hector Villarreal, director del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria explica que este paquete representa una oportunidad perdida para poner en marcha medidas contracíclicas que permitan una recuperación más pronta.
“El paquete busca cuidar el balance deuda/PIB pero en un entorno como en el que estamos, no habría sido mal visto ver un endeudamiento acompañado de medidas contracíclicas. Vemos un panorama optimista que contempla una caída de 8% en 2020 y un crecimiento amplio en 2021. Se diseñó de tal modo que no son escenarios disparatados pero tampoco apunta a que sean los más probables”, señala.
Para Gabriela Siller, uno de los mayores riesgos es que, al no haber suficientes ingresos, el gasto gubernamental deba recortarse, lo que se traduciría en un menor crecimiento económico y mayor endeudamiento como proporción del PIB.
“El rebote que están asumiendo en el presupuesto es muy grande, se daría así si el sector externo crece mucho o si se aplica una política fiscal contracíclica. Si no se da ese crecimiento, se va a generar un hueco en finanzas públicas, lo que abre la puerta a un nuevo recorte en el gasto público hacia la mitad del 2021”, advierte Siller.
Una discusión previsible
En teoría, la presentación del presupuesto al Congreso podría generar algún margen de negociación para modificar aspectos desde el legislativo, sin embargo, en el escenario previo a las elecciones intermedias la posibilidad de ver cambios se diluye:
“El presupuesto está sujeto hoy con alfileres, apela a que los planes contracíclicos de otras economías generen un impulso para la actividad económica en México. Los legisladores están conscientes de que si abren la puerta a modificaciones todos los diputados de los diferentes estados querrán ver algún aumento , es un paquete donde el margen de negociación es muy corto”, señala Villareal.
Hacia adelante, los temas que deberán ponerse sobre la mesa van desde la pospuesta reforma fiscal hasta el gasto en pensiones, pues este rubro ya supera en 2020 el monto de recaudación de IVA como proporción del PIB (4.9 vs. 4.3%).
“Es algo muy grave porque es un gasto que crece de forma muy acelerada, no debemos esperar a que esto nos mate en materia de finanzas públicas”, añade.
Síguenos en Google Noticias para mantenerte siempre informado
