Por: Gerardo Islas Maldonado*

Reducir la jornada laboral, es un tema que lleva varios años en la agenda mundial, su discusión crece hoy ante el coronavirus, aunque en los foros internacionales de discusión en materia laboral era ya una tendencia consagrada. La reestructuración de la jornada laboral en México, parece ya, inevitable. 

En agosto de 2017, la Organización Internacional del Trabajo (OIT), acordó la creación de una comisión global independiente para presentar un informe sobre cómo lograr un futuro de trabajo que ofrezca oportunidades laborales sostenibles para todos. 

Tras dos años de estudio, el reporte que, fue titulado “Working time and the future of work” y que fue presentado en el centenario de la Conferencia Internacional del Trabajo en junio de 2019, presenta resultados muy interesantes. 

En primer lugar, analizando el total de horas trabajadas a la semana en diversos países, la proporción de trabajadores que trabajan largas jornadas de trabajo pertenecen a países en desarrollo, mientras que en países desarrollados se trabaja menos horas, tal es el caso de países como Alemania, Reino Unido, Suecia, Austria e Irlanda. 

El estudio también confirma que una jornada laboral menor a 8 horas diarias, trae múltiples beneficios en la salud, tanto física como mental, ayuda a reducir la contaminación ambiental y muestra, según una encuesta, a los trabajadores más felices y comprometidos con su empresa. 

Por otra parte, el análisis de la OIT, señala que hay una clara tendencia hacia los trabajos de medio tiempo, esta tendencia aumento significativamente a partir de la crisis económica del 2008, sobretodo en las mujeres. 

Por ultimo, la OIT señala que los avances tecnológicos y la Inteligencia Artificial, traerán cambios sustanciales en los modelos laborales, lo que implicará que los debates en materia laboral girarán entorno a esa cuestión y el debate sobre la jornada laboral será cosa del pasado, en materia de competitividad, esto nos obliga a intensificar el ritmo del debate sobre la reducción de la jornada laboral. 

En México, el empresario Carlos Slim colocó el tema en la agenda nacional, planteando una jornada laboral de tres días, pero han pasado dos años de aquella propuesta y desde entonces no hemos empezado ni con el debate, a pesar de que son muchos los países que hoy se encuentran debatiendo y luchando por un consenso. 

Tal es el caso en Nueva Zelanda, donde la primera ministra Jacinda Ardern, abrió el debate en días recientes. La mandataria plantea reducir la jornada laboral a 4 días para aumentar la productividad, el bienestar de los trabajadores y fomentar el turismo interno, un sistema inspirado en el Kurzarbeit alemán, un esquema laboral de emergencia creado por el gobierno alemán para enfrentar la crisis económica provocada por la pandemia de coronavirus, impulsando con subsidios públicos a las empresas, con el objetivo de mantener empleados a sus trabajadores incluso en trabajos temporales y en jornadas reducidas.

Aunque este anuncio llega tras la crisis del coronavirus, algunas empresas locales en ese país ya tenían implementado ese sistema desde hace varios años. Es el caso de Andrew Barnes, un empresario local que, desde 2018, estableció la jornada laboral de cuatro días a sus 200 trabajadores y que, según Barnes, mejoró su productividad y la salud tanto física como mental de sus empleados, señala también que la medida tuvo un impacto positivo en las familias de los trabajadores. 

En América Latina, son varios los países que se encuentran debatiendo el tema, tales como: Argentina, Colombia, Chile, Costa Rica, Panamá, y Uruguay. 

En Chile, actualmente se debaten dos proyectos de ley en el Congreso que buscan reducir el horario laboral y que han generado un intenso debate en la sociedad de ese país. Uno propone disminuir las horas semanales de 45 a 40, mientras que el otro (presentado por el gobierno) apunta a una reducción gradual estimada en 41 horas promedio a la semana.

Para el Nobel de la paz y ex primer ministro israelí Shimon Peres, la jornada laboral no debería durar más de seis horas al día, de las cuales dos deberían dedicarse al estudio. Esto, explica, mejoraría de manera notable la competitividad de los países. 

En medio de la mayor crisis en el empleo en la historia reciente, la pandemia nos ofrece la oportunidad para que México empiece a construir una nueva jornada laboral, y que ofrezca espacios para el teletrabajo, se trata de una exigencia impostergable de la justicia laboral y de la competitividad nacional. 

Recordemos que del esfuerzo diario de los trabajadores nace la grandeza de las naciones y que la evidencia empírica mundial, señala que una reducción en la jornada laboral creará una clase trabajadora más productiva, eficiente, saludable y feliz. 

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