Los debates son momentos especiales en las campañas, pero es difícil que muevan la aguja. Quizá una de las excepciones fue el encuentro entre Diego Fernández de Cevallos del PAN, Ernesto Zedillo por el PRI y Cuauhtémoc Cárdenas con el PRD en 1994.

En aquella ocasión el abanderado panista colapsó la narrativa del priismo, imponiéndose en el debate y se generando la expectativa de que su triunfo electoral era posible.

Es raro, sin embargo, que un destello, un momento culminante, lo cambie todo.

En todo caso, en la sede del INE, este domingo, se realizó el primer debate presidencial entre Xóchitl Gálvez, Claudia Sheinbaum y Jorge Álvarez Máynez y no definirá mucho, como no sea que exista una estrategia de post debate que contemple continuar con las revelaciones y las críticas de modo estratégico.  

Si se hacen números, fue la primera vez, en 18 años, en que Andrés Manuel López Obrador no participó, porque ya es presidente de la República, aunque sí estuvo como una presencia flotante, aunque no como se hubiera esperado.

Los asesores de Gálvez seguramente optaron porque la abanderada de Fuerza y Corazón por México se concentrara en su adversaria de Morena, aunque al mismo tiempo señalando los errores de la 4T.

Una dicotomía interesante que proviene de lo que arrojan las mediciones: López Obrador es muy popular, pero su gobierno está reprobado en múltiples aspectos.

Gálvez atacó desde el principio y Sheinbaum resistió. En ese aspecto no existieron novedades mayores de las que han ido esparciéndose a lo largo de la campaña.

Álvarez Máynez trató de establecer que hay una tercera vía y que las respuestas a los problemas del país no están en lo que llama la vieja política, aunque sus ataques fueron más abundantes en contra de la candidata del PAN, PRI y PRD que de quien representa a la 4T.

Si esto es estrategia o comparsa, se sabrá muy pronto.

La escaleta del debate semejó a un nudo gordiano. Muchas preguntas, con poco tiempo para responderlas y alejando la posibilidad del cara a cara entre las candidatas.

La producción se llevó la noche, pero por malos motivos, ya que los cronómetros no se comportaron como estaba previsto.

La presidenta del INE, Guadalupe Taddei y sus colegas Rita López, Norma de la Cruz y Jorge Montaño, se empañaron en presenciar el debate desde el set. Una pésima idea, ya que no ayudaron en nada y elevaron el grado de nerviosismo de camarógrafos y técnicos.

En los hechos, estaban en el peor lugar para apreciar el encuentro de candidaturas y para darse cuenta de las pifias.

¿Quién ganó? ¿Quién perdió? Siempre es compleja semejante respuesta y más aún cuando no hay elementos contundentes para inclinar la balanza, más allá de encuestas por demás dudosas.

Sheinbaum se puede sentir satisfecha de que no cometió ningún error de importancia y Gálvez que mostró garra y ataque.

Una experiencia interesante, que servirá para la siguiente cita antes de que termine abril y esa sí ya decisiva si en los equipos de las candidatas quieren sacar toda la utilidad posible a los careos televisivos.

Contacto:

Twitter: @jandradej

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

Sigue la información sobre los negocios y la actualidad en Forbes México

 

Siguientes artículos

Debate presidencial-Sheinbaum-Gálves-Máynez
La reforma fiscal como la verdadera ganadora del debate presidencial
Por

No es posible mantener por seis años más la idea de que se puede hacer más con menos y que con simples ahorros presupues...