Datos de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) revelan que los usuarios de la banca en México están ahorrando a un nivel insospechado considerando la crisis que trajo consigo el Coronavirus. Veamos:

La captación bancaria a enero de 2021 fue de 6.6 mil millones de pesos, 644 mil millones más que en enero de 2020. De ese monto, 62.8% fueron depósitos de exigibilidad inmediata y 31.2% en depósitos a plazo.

Los depósitos de exigibilidad inmediata registraron un aumento anual de 20.3% (699 mil 173 millones) y los depósitos a plazo del público en general se redujeron 2% (42 mil 938 millones).

¿Eso qué significa?

Básicamente quiere decir que los usuarios de la banca depositaron más dinero a sus cuentas, o sea buscaron guardar ese capital como ahorro y apostaron por instrumentos que les permitieran disponer de su dinero en cualquier momento. Un porcentaje menor puso su dinero a trabajar a plazos largos.

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Por su parte, la Asociación de Bancos de México (ABM) reconoce que la demanda de crédito ha caído, entre otros factores, por la prudencia de los acreditados a adquirir nuevas deudas en momentos donde todavía no se tiene claro lo que vendrá en los siguientes meses.

De hecho, cifras de la misma CNVB arrojan que al cierre de 2020, más de un millón 550 mil tarjetas de crédito fueron canceladas.

Ahorro en tiempos de vacas gordas y vacas flacas

Este escenario nos lleva a reflexionar algo muy cierto: cuando nos sentimos más cerca de la escasez, ahorramos más. A nivel mundial se percibió que los ahorros aumentaron a máximos históricos en esta pandemia. El economista John Maynard Keynes dijo alguna vez: “Nuestro deseo de mantener el dinero como una reserva de riqueza es un barómetro del grado de nuestra desconfianza en nuestros propios cálculos y convenciones con respecto al futuro”.

Dicho de otro modo, poner más dinero en el colchón es un claro síntoma de que sentimos que nuestro bolsillo podría correr un gran peligro.

Desde luego tuvo mucho que ver que los primeros meses de confinamiento hubo menos posibilidades de gastar fuera del hogar, sin embargo, al paso de los meses y con la posibilidad de adquirir todo tipo de productos y servicios online, la balanza podría estar moviéndose al lado contrario.

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Es lo que los economistas llaman el “efecto riqueza”, es decir, cuando empezamos a sentirnos más ricos, y por lo tanto más confiados, el hábito de ahorro se va desvaneciendo. Esto se vio una vez superada crisis financiera mundial en 2009 cuando los índices de ahorro en los hogares poco a poco fueron disminuyendo.

Si bien el año pasado en México el consumo restringido, la sana distancia y la incertidumbre trajeron como resultado un ahorro involuntario y preventivo, ¿crees que repitamos la historia y olvidemos la importancia de tener una buena alcancía una vez que empecemos a superar esta pandemia?

 

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