A tres años de la ratificación del TMEC, el tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá, antes conocido como TLCAN; se reafirma como un instrumento fundamental para nuestro país, así como un elemento clave para la consolidación económica de la región de Norteamérica y de la industria automotriz. 

No olvidemos que el éxito y de la industria automotriz en México, que nos ha posicionado como séptimo productor y cuarto exportador de vehículos en el mundo, se debe precisamente a 30 años de TLCAN, hoy TMEC, que impulsó el nivel de sofisticación, de especialización y de integración regional de nuestro sector. 

Durante este lapso, los tres países nos hemos enfrentado a una serie de retos y oportunidades respecto de la implementación e interpretación del tratado, por lo que se trabaja continuamente para afinar de manera más eficiente los acuerdos, buscando que todas las partes se vean beneficiadas.

En específico para el sector automotriz, tenemos el panel de solución de controversias en materia de Reglas de Origen Automotriz; primer panel bajo el amparo del TMEC. Si bien el dictamen final de diciembre pasado fue favorable para México y Canadá, Estados Unidos aún no ha puesto en marcha las medidas de conformidad necesarias. 

Como presidente de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), entiendo lo complejo que pueden ser estas negociaciones, en las que entran en juego intereses nacionales y hasta particulares, como los que tienen que ver con industrias en específico. Sin embargo, es cierto que el propósito del T-MEC va más allá de los intereses propios y busca un objetivo en común: el desarrollo de cada país miembro y por ende el de la región entera.

Por ello subrayo la importancia de un bloque regional unido, pero sobre todo la unión de un país como México para aprovechar al máximo las oportunidades que tenemos y se siguen presentando para nosotros. No solo por nuestra privilegiada ubicación geográfica, sino también por nuestra especialización, talento y mano de obra calificada, entre otros factores que han impulsado a múltiples industrias que se han visto fortalecidas con este tratado. 

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En el marco de este tercer aniversario, el Consejo Coordinador Empresarial compartió que el TMEC en términos directos e indirectos produce el 55% del PIB de la economía mexicana. 

Asimismo, de acuerdo con datos de la Secretaría de Economía, el T-MEC representó el 83.4% de nuestras exportaciones, un 45.9% de las importaciones y un 64% del comercio total para el país, incluyendo las actividades del sector automotriz, que representan el 18% del PIB manufacturero y el 3.8% del PIB nacional. 

En este sentido, es importante trabajar de forma conjunta para garantizar el aprovechamiento del llamado nearshoring. Se ha hablado mucho de esto recientemente, y se seguirá hablando, pues hoy los inversionistas internacionales buscan relocalizar, o regionalizar, sus operaciones para funcionar de forma más eficiente. 

Esto deriva de la disrupción global por la pandemia y el desarrollo de diversos conflictos internacionales, pues dentro de la búsqueda de la certidumbre también se ha priorizado establecerse en territorios neutrales que provean estabilidad en el largo plazo.

Ejemplo de esto, y de la relevancia de México para la industria automotriz global, es la llegada y el anuncio de inversiones por parte de diversas empresas del sector, para la relocalización o ampliación de sus plantas de producción, considerando diversas entidades alrededor de la República como Guanajuato, Querétaro, San Luis Potosí, Nuevo León, entre otras. 

Sin embargo, podríamos ver muchos más anuncios e inversiones dadas las condiciones mundiales que hoy se viven, y la transformación histórica de la industria a vehículos cero emisiones.

Por ello, es sumamente importante el llamado a seguir fortaleciendo el trabajo conjunto entre gobierno e iniciativa privada, para así reflejar un frente más sólido en nuestras relaciones y negociaciones con nuestros aliados, Canadá y Estados Unidos, garantizando Estado de Derecho, certidumbre y confianza para cuidar las inversiones, tanto actuales como futuras.

Esto se vuelve aún más importante ante la ruta que deberemos seguir hacia 2026, , cuando los tres países deberemos evaluar el funcionamiento del tratado y decidir si éste continúa por otros 16 años. Es fundamental trabajar desde ahora para preservar este tratado tan importante para los tres países. 

Desde la industria automotriz, celebro este tercer aniversario y destaco que la puesta en marcha de este tratado no sólo facilita el intercambio comercial, sino que nos reafirma en el mapa mundial como la región más importante en manufactura y producción de vehículos; debemos aprovecharlo para seguir contribuyendo al desarrollo económico y social de México.

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Contacto:

Dr. José Zozaya, presidente ejecutivo de la AMIA

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