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Estas son las 30 promesas de los negocios 2024
Día con día, la Propiedad Intelectual e Industrial adquiere mayor peso y valor monetario no sólo en el mundo corporativo -debido al valor de visibilidad, rentabilidad y participación en el mercado que va adquiriendo cualquier producto o servicio- sino también en el campo de la innovación científica o tecnológica. La competencia es ardua a nivel global. De acuerdo con el Índice Mundial de Innovación 2017, publicado por la Organización Mundial de la propiedad Intelectual (OMPI), Chile, Costa Rica y México tienen los mejores resultados en innovación en la región Latinoamérica. Tan sólo en México, de enero 2013 a julio de 2017, el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) recibió 79 mil 728 solicitudes para el otorgamiento de patentes, de las cuales 5 mil 875 son de mexicanos. En materia de marcas, la actual administración ha recibido 615 mil 68 solicitudes con una participación nacional del 69%; que representan poco más de 424 solicitudes, lo cual denota la creciente consideración del valor de estos intangibles para las empresas. Para todo creador o emprendedor es indispensable familiarizarse con el campo de la protección de la Propiedad Industrial e Intelectual y las ventajas que ésta puede representar a corto y largo plazo, sobre todo para aquellos que buscan ofrecer un producto o servicio novedoso. El valor más importante es el que se adquiere en el mercado, es decir, el valor de reconocimiento de algún producto o servicio dentro de una industria determinada. Dicho reconocimiento se debe, por ejemplo, al crédito que otorga el público consumidor como consecuencia de la calidad de esos productos o servicios, lo distintivo entre ellos y los de la competencia o en el nivel de innovación que tiene una empresa dentro de industria en específico. Conceptos claros Es importante que cualquier inventor o emprendedor conozca la trascendencia de proteger sus creaciones y desarrollos, en el momento más preciso. En ese sentido, para quien emprende, existe un beneficio en llevar este proceso con una empresa de Propiedad Intelectual desde el comienzo, que lo oriente y lo guíe a identificar sus necesidades y a resolverlas. Además de acompañarle en el camino legal, considerando la secuencia básica y obligatoria de: creación, protección, explotación y defensa, tomando en cuenta tres elementos clave:
  1. Términos: Entender, la diferencia entre un registro de marca y una patente, dominios y diseños industriales, identificando la verdadera necesidad de protección y patentación.
  2. Legalidad: Comprender el aspecto legal de comenzar un proyecto antes de lanzarse al mercado con un producto o con un servicio, que implica desde la búsqueda del arte previo y el diagnóstico de “patentabilidad” -el 80% de los conocimientos técnicos se encuentran en documentos de patente; por tanto, el primer paso es realizar una Búsqueda Técnica Internacional- hasta los informes de infracción y el litigio o defensa.
  3. Timing: Las marcas, por ejemplo, deberán ser solicitadas a registro, de manera que puedan ser explotadas de la forma más amplia posible. Este signo distintivo protege no sólo la imagen de un producto o servicio sino de la empresa misma. En cuanto a las invenciones en general, deberán registrarse en momentos y tiempos muy precisos, previos a su explotación o difusión, para cumplir con los requisitos que marque la Ley en la materia.
Lo no registrable, pero sí protegible: Uno de los activos más importantes y de especiales cualidades es el del know-how -como puede ser un secreto industrial-que por más novedoso que sea, no es registrable, mas sí protegible, y que, de no llevar a cabo las medidas necesarias de protección, se volvería vulnerable a la explotación de un tercero que quizá se haya adelantado de mala fe a la protección o explotación de dicho conocimiento. Finalmente, seguir insistiendo en la necesidad de incorporar la Propiedad Intelectual e Industrial como parte de la estrategia de negocio de cualquier proyecto, y como asignatura obligatoria en las universidades y centros de innovación para la generación de nuevos modelos de negocios, invenciones o cualquier otra forma de explotación de la creatividad o del perfeccionamiento procesos y productos en las actividades industriales o comerciales. *Fabián González de la Mora es Director General de Clarke, Modet & Cº México   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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