Todo negocio con proceso de quema, ya sea porque usa parrillas, chimeneas o calderas, tiene la posibilidad no solo de reducir sus emisiones contaminantes, sino de almacenarlas y vender lo que es útil de ellas.
La idea es de la joven Jazmín Salazar, quien desarrolló un sistema que se puede añadir a las instalaciones de centros de producción, como fábricas o restaurantes, para capturar el bióxido de carbono que emiten en sus procesos y obtener de él lo que bien funciona para usarlo nuevamente.
El desarrollo de la emprendedora a simple vista se compone de tubos y contenedores que se conectan a las fuentes contaminantes. Sin embargo, la cantidad de beneficios que proporciona son múltiples.
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Con el sistema creado por Salazar y registrado como propiedad de su empresa Oxtron, las empresas pueden vender el bióxido de carbono residual a otras industrias, reusarlo ellas mismas, favorecer el medio ambiente y hasta evitar casos de cáncer en la población.
“En lugar de que las emisiones continúen su proceso a la atmósfera, el sistema las redirecciona. Pasan por un filtro que les quita hollín, grasa, ceniza y material particulado que es lo que causa enfermedades en las vías respiratorias y en algunos casos cáncer”, explica Salazar.
“Cuando los gases ya no tienen esos contaminantes, empieza el proceso químico que les quita un gas, que es el ácido sulfhídrico, y luego queda el CO2 con otros gases en estado puro. Y ahí se presuriza y captura el CO2 para resguardarlo y usarlo para la conversión de químicos y plásticos”.
Al cuestionarle las posibilidades de vender el bióxido de carbono residual a otras industrias, la especialista explica que el producto es al final una mina de oro al ser una materia prima útil para la fabricación de diversos productos químicos.
“Es posible convertir el CO₂ atmosférico en diesel y gasolina, también se puede obtener biodiesel, metano, metanol y gas de síntesis”, expuso Jazmín Salazar en entrevista.
Las empresas que capturen sus emisiones, añadió, también pueden obtener una materia prima consistente en gas purificado y presurizado, que se vende a otras industrias.
El desarrollo de Jazmín Salazar ya ha recibido consultas de algunas empresas interesadas en volver más ecológicos sus procesos.
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