Por Gabriella Feola* Con 1.3 millones de habitantes y donde 2 de cada 5 uruguayos viven y generan más del 50% del PIB nacional, Montevideo, es además el principal puerto y destino turístico del país. La ciudad goza de una posición geopolítica, económica y cultural privilegiada que demuestra la importancia de incorporar una perspectiva de resiliencia que proporcione las herramientas y capacidades necesarias para afrontar los retos del siglo XXI. Uno de estos desafíos tiene que ver con la expansión territorial, que por diversos factores sociales y económicos, fue durante décadas vaciando las áreas centrales de la ciudad para dar paso a una segregación socio-territorial, situando a miles de habitantes en la periferia. Debido a esto, la inequidad social, económica y territorial, constituyen hoy una tensión permanente y configuran un desafío enorme en cuanto a la generación de oportunidades para toda la población. Para Montevideo, el derecho a la ciudad es un mandato que debe cumplirse sin excepciones entre sus habitantes. Montevideo también tiene retos de movilidad y existe una gran demanda de transporte público. Por su parte, la sostenibilidad ambiental y gestión de residuos siguen presentando desafíos que se suman al impacto del cambio climático. Con esto en mente se construyó la Estrategia de Resiliencia, lanzada como parte de su trabajo con 100 Ciudades Resilientes de la Fundación Rockefeller. Con ella, se plantea una hoja de ruta para enfrentar estos y otros desafíos desde una mirada integral, que logre transversalizar las políticas públicas, potenciando su acción. Dicha estrategia está organizada en 4 pilares, 14 objetivos, 40 iniciativas y 3 laboratorios. Los laboratorios de resiliencia, primeros de esta clase en la región, no son planes, ni proyectos, ni acciones. Son espacios de exploración para procesos de construcción de resiliencia que, por sus características de transversalidad y valor estratégico, permiten abordar todas las áreas y contribuir al logro de esta visión.
  • El primer laboratorio trabajará en la transformación de la cuenca del arroyo Pantanoso en la cual viven 190 mil personas que se ven afectadas de diversa forma, tanto por la variabilidad climática, precariedad socio-habitacional, falta de oportunidades y acceso a servicios.  El objetivo es la integración socio-territorial y la mejora integral del hábitat.
  • El segundo laboratorio busca el desarrollo integral del territorio costero, un espacio que forma parte de la identidad democrática de los montevideanos. Por eso, su valor es enorme y va más allá del aspecto ambiental o económico. La costa tiene una longitud de 70 km sobre el Río de la Plata e incluye playas, humedales, reservas y el principal puerto del país. El plan abordará en forma transversal todas las dimensiones de este espacio territorial.
  • El tercer laboratorio tratará la Gestión integral del riesgo que hasta ahora ha tenido en la ciudad un mayor foco en cuanto a la respuesta ante situaciones de emergencias. Pero su relevancia en la construcción de resiliencia, requiere la incorporación de un enfoque que contemple las dimensiones del desarrollo y abarque la prevención, la reducción y compensación de los riesgos.
Montevideo es una ciudad donde la agenda de desarrollo e inclusión social ocupan un lugar fundamental y donde no han faltado ideas para enfrentar los retos actuales. La estrategia busca ayudar a articular estos procesos y en esa lógica, los laboratorios presentan la oportunidad perfecta para que los habitantes de la ciudad continúen tomando conciencia y apropiándose del concepto de resiliencia, preparando así a la ciudad para un futuro más próspero y resiliente. *Directora de Resiliencia de Montevideo.   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

Siguientes artículos

Las bondades de un fracaso para el aprendizaje
Por

El camino hacia el éxito está pavimentado por fallas y equivocaciones. Es momento de redefinir lo que entendemos por lle...