William Friedkin, un cineasta más allá de “El Exorcista”

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EFE.- A las ocho y quince minutos, hora japonesa, un resplandor cargado con “Uranio-235”, y bautizado ‘Little Boy’, salió del avión B-29Enola Gay”, e invadió el cielo de Hiroshima. Tres días después el mismo resplandor, esta vez de “Plutonio-239” y con el nombre de ‘Fat Man’, cayó del B-29 Bockscar”, en Nagasaki. Eran las dos primeras detonaciones nucleares de la historia, llevadas a cabo por Estados Unidos y que provocaron unos 200 mil muertos, aunque no existen cifras exactas.

La rivalidad entre Japón y EE.UU. empezó el 7 de diciembre de 1941, con el ataque de la Armada Imperial Japonesa contra la base naval estadounidense Pearl Harbor, un día después, EE.UU. comenzó su lucha contra Japón en la II Guerra Mundial.

El l 7 de mayo de 1945, Alemania firmó su rendición en Reims, Francia. Unos meses después, del 17 de julio al 2 de agosto del mismo año, se llevó a cabo la Conferencia de Postdam. En medio de la conferencia, Harry Truman, presidente de Estados Unidos, recibió el mensaje que marcaría todo el desenlace: “Los niños nacidos satisfactoriamente”, es decir, “Trinity”, el ensayo de la bomba atómica en Nuevo México, había sido un éxito.

Oppenheimer
Fotografía tomada el 17 de julio de 1945, que muestra al primer ministro británico Winston Churchill (i), al presidente de los Estados Unidos Harry Truman (2-i) y al líder ruso Joseph Stalin (2-d) en la conferencia de Postdam (Alemania). Cuando Truman le comunicó a Stalin en la Conferencia de Potsdam el arma que habían creado, el líder de la Unión Soviética, en 1943, ya había comenzado su proceso de crear otra arma igual.
Foto: EFE

Este hallazgo significó para Japón que las consecuencias que sufrirían más adelante serían inimaginables.

Truman presentó al emperador Hiro Hito, líder de Japón, el “Ultimátum de Potsdam”, donde se exponía: “Instamos al Gobierno japonés a ofrecer desde ahora la rendición incondicional de todas las fuerzas armadas japonesas y a dar en tal contingencia garantías apropiadas y adecuadas de buena fe”, seguido de una amenaza de “inevitable y completa destrucción”, si esto no ocurría. Sin embargo, el ultimátum fue rechazado por Japón.

El 14 de agosto, Hiro Hito y su imperio del Sol Naciente anunciaron su rendición en la radio. Poniendo fin a la masacre de la Segunda Guerra Mundial.

Oppenheimer y el “Proyecto Manhattan”

El 21 de julio de 2023, Christopher Nolan estrenó su esperada película protagonizada por Cillian Murphy, ‘Oppenheimer‘. La película, basada en el libro Prometeo Americano” de Kai Bird y Martin J. Sherwin, y con un reparto impoluto, alcanzó el éxito en las taquillas y un 93% en ‘Rotten Tomatoes’ (https://www.rottentomatoes.com/m/oppenheimer_2023), que la definió como “La mejor película del siglo XXI”, por Paul Schrader, guionista de ‘Taxi Driver’ (1976).

El protagonista de la película, J. Robert Oppenheimer, fue el hombre que cambió el mundo creando la bomba atómica. A pesar de las sospechas del FBI de que el científico formaba parte del Partido Comunista, Leslie R. Groves, alto mando del “Proyecto Manhattan”, consideró que Oppenheimer era el indicado para llevar este plan a cabo.

En esta tarea de investigación lo acompañaron científicos como Leo Szilard, Enrico Fermi, Edward Teller y Ernest Orlando Lawrence, y con este equipo, en 1941, comenzó el “Proyecto Manhattan”.

En 1943, se creó el Laboratorio Nacional de Los Álamos en Nuevo México, que gracias a Christopher Nolan podemos ver fielmente representado en el cine. En la película, cuando Oppenheimer (Cillian Murphy) llega al laboratorio donde crearía a ‘Little Boy’ y a ‘Fat Man’, va en un coche descapotable con su esposa Kitty (Emily Blunt), su hija, y con su característico sombrero. Lo que no sabía “Oppie”, era que dos años después el remordimiento le haría lamentar todo lo creado allí.

Hoy en día, Los Álamos es un Parque Nacional, que conserva la reja en la entrada que reza: “Peligro zona radioactiva”, pero que en esos días se mantuvo fuera del mapa, aunque, para 1945, ya era una utópica ciudad con cuatro mil civiles y dos mil habitantes, según National Geographic.

Oppenheimer
Un hombre pasa ante una foto que muestra las efectos de la bomba atómica sobre Hiroshima en el Museo Memorial de la Paz de la localidad japonesa, Hiroshima. Foto: EFE

Otras dos ciudades protagonizaron el “Proyecto Manhattan”: Oak Ridge (Tennessee), que era donde producían uranio, y Hanford (Washington), donde procesaban plutonio. El secretismo que envolvía las ciudades al ojo público fue definido como “espectacular” por Martin Moeller, comisario de la exposición Ciudades Secretas: ‘La arquitectura y planificación del Proyecto Manhattan’.

Como muestra la película, se utilizaron direcciones postales falsas, camiones de carga mal señalados para que no se supiese su contenido, nombres clave para el lugar como “el sitio” o “la colina” y carnets de conducir con números en vez de nombres. Este triángulo de ciudades consiguió que el 16 de julio de 1945, a las 5:29 am., se detonara, con éxito, la primera bomba nuclear de prueba en el desierto de Nuevo México con el nombre de The Gadget.

A unos 20 km de donde detonó The Gadget, vivían rancheros y a unos 80 km se ubicaban pequeñas poblaciones, según BBC Mundo. La potencia de la explosión fue superior a lo que los científicos y militares esperaban y se percibió en 46 estados de EEUU, en el sur de Canadá y al norte de México, según un estudio publicado en 2023.

Ninguna de estas poblaciones tenía conocimiento de la explosión. “La gente pensó que era el fin del mundo”, comentó Tina Cordova, líder comunitaria de la región, a PBS en 2021.

Después de la bomba

En 1946, un corresponsal de la revista ‘Time’ publicó en un reportaje sobre seis sobrevivientes en Hiroshima, “Las vidas de estas seis personas, que se encontraban entre las más afortunadas de Hiroshima, nunca volverían a ser las mismas”, (John Hersey, Hiroshima).

Tras el efecto de la radiación, tampoco esas ciudades volvieron a ser las mismas. Cuando detonaron en Los Álamos el proyecto Trinity, Oppenheimer recitó un verso hindú del Bhagavad Gita: “Ahora me he convertido en la muerte, el destructor de mundos”.

Muchos intelectuales como Albert Camus y Albert Einstein advirtieron de las consecuencias.

Oppenheimer
En la imagen, la Cúpula de la Bomba Atómica, la estructura más próxima que resistió al impacto de la bomba y que se mantiene como recuerdo de lo ocurrido en Hiroshima, Japón. El 6 de agosto de 1945, el bombardero estadounidense Enola Gay dejó caer sobre Hiroshima a “Little Boy”, una bomba que sería el primer ataque nuclear de la historia. Foto:/EFE

A la explosión siguió una incesante carrera armamentística internacional. Cuando Truman le comunicó a Stalin en la Conferencia de Potsdam el arma que habían creado, el líder de la Unión Soviética, en 1943, ya había comenzado su proceso de crear otra arma igual, hasta que, en 1949, llegó a arrancar la carrera armamentística entre Estados Unidos y la U.R.S.S, año en el que estos últimos probaron el “First Lightening”, su primer dispositivo nuclear.

Finalmente, hace 60 años, el 5 de agosto de 1963, en Moscú, se firmó “El Tratado de suspensión parcial de pruebas nucleares (Nuclear Test-Ban Treaty)”, que llevaba consigo la prohibición parcial de ensayos nucleares en la atmósfera, en el espacio exterior y bajo el agua. El tratado entró en vigor en octubre de 1963.

Oppenheimer no se equivocó al bautizarse a sí mismo como el “destructor de mundos”. La invención de la bomba nuclear marcó la Guerra Fría. La historia tiende a repetirse, pero ejemplos como Hiroshima, Nagasaki, Los Álamos, la Guerra Fría y Oppenheimer, pueden evitarlo.

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