Un año después de abrir La Condesa-París, Indra Carrillo, con solo 31 años, se hizo acreedor a una estrella Michelin. Hoy su restaurante cambia de lugar y de estilo, busca que el comensal viva un viaje, la sorpresa y el deleite de todos sus sentidos.

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Para Indra, el hecho de que su restaurante fuera reconocido con una estrella Michelín abona a una trayectoria que se creó desde los 12 años y le da el crédito a su dedicación y pasión por lo que hace: cocinar y hacer feliz a la gente.

“Creo que el objetivo no era tener tal premio o recompensa, sino solamente disfrutar lo que hago, amo cocinar y hacer feliz a la gente, crear nuevos platillos”.

Un chef de toda la vida

Indra Carrillo
Foto: Indra Carrillo/cortesía

Decir que Indra Carrillo tiene una larga trayectoria en la cocina es quedarse cortos. Actualmente tiene 34 años, a los 31, un año después de inaugurar La Condesa-París, recibió su una estrella Michelin, pero la duda surge y asalta la mente sobre cuánto ha vivido este joven mexicano.

El viaje de Carrillo inicia a los 12 años, cuando se ofreció como aprendiz de cocina en una organización cultural en la Ciudad de México donde conoció a su primer mentor, Eduardo Pérez. Hasta los 18 años continuó en esa actividad ya que debía embarcarse hacia una nueva aventura que contemplan países como Estados Unidos, España, Dinamarca, Inglaterra, India y Japón, donde se ha forjado.

Su formación académica fue en la misma Francia, en la Universidad Jean Moulin 3 y el Instituto Paul Bocuse a lo que se sumó el colaborar con grandes maestros de distintas áreas del arte culinario como la chocolatería, pescadería, panadería, charcutería y más.

Un nuevo La Condesa-París

La Condesa-París
Foto: cortesía

A cinco años de cumplir su sueño de tener su propio restaurante, ahora cambia de lugar y de estilo al buscar que el comensal viviera al viaje que el mismo Indra Carrillo ha hecho a lo largo de su vida.

La Condesa-París ahora se ubica en el #13 de la calle Rodier, en el 9° distrito, uno de los más céntricos y sibaritas de todo París. El cambio, cuenta Carrillo en exclusiva a Forbes Life, se debe a que deseaban mejorar la experiencia de los comensales, que abarcara todos los sentidos.

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La idea era ofrecer una experiencia mucho más inmersiva de La Condesa y poder invitar a todos los comensales a un viaje gastronómico mucho más detallado. La idea era tener más espacio, más confort para los clientes, tener un equipo de cocina más grande y poder hacer creaciones nuevas”, triplicando el espacio.

Cuando hablamos de experiencia, en voz del mismo Indra, optaron por trabajar con materiales como el Ónix, la madera de nogal, el diseño sonoro, la iluminación, platos a la medida, los cubiertos, las copas de tiro soplado, “realmente fue cuidar cada detalle y llevar aún más lejos la experiencia de la cocina a La Condesa-París”.

“Crear una experiencia única y que deleite todos los sentidos, eso es, cuando hablamos de diseño sonoro, de iluminación, las mesas están hechas a la medida, tiene unos cajoncitos sorpresa, realmente es como el viaje, la sorpresa y el deleite de los sentidos lo que buscamos en La Condesa-París”, apunta el galardonado chef.

La Condesa-París
Foto: Cortesía

Además de un menú de 6 y 8 tiempos, se aumentó el número de cubiertos al pasar de 24 a 34 y se inauguraron tres nuevas salas:

  • Table du Chef: Con una cubierta colorida con piedra semipreciosa Ónix, de tonos traslúcidos, con venas color castaño y nódulos verdes intensos. Además, una gran ventana ofrece una vista panorámica de la cocina.
  • Salle Noisette: Con dos caras: el lado izquierdo cubierto con madera de nogal; en el lado contrario, se filtra la luz natural a través de cortinas translúcidas.
  • Salle Blanche: Aquí el escenario lo compone una colección de cientos de vinos e incluso la sala puede aislarse y privatizarse para una ocasión especial.

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Indra Carrillo ve a esta nueva versión como un “atelier, como un lugar en el que puedo seguir creando y aprendiendo. Es un inicio en el que estamos todo el equipo y yo super emocionados, deseosos de mejorar y seguir creando”.

Que en Francia edificara su templo culinario fue fuente de motivación y el ser fiel a su ideal de proponer una síntesis sobre todas sus experiencias, no solo el sabor mexicano, sino un viaje por los 9 países donde se forjó, que hablara de quién es, lo que ha hecho y vivido.

Si bien su menú contempla todos los viajes y experiencias vividas en distintos países, la parte de olores y sabores mexicanos sin duda marcaron a Indra Carrillo, de ahí que su idea en La Condesa-París sea “crear un viaje degustativo por la sensación de sabores, por las texturas, los colores” que, dice, se refleja en su restaurante; “no solo el platillo, el servicio, los vinos (una carta de más de 150)”, todo esto es lo que forja su estilo y marca el sueño de seguir creciendo.

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