Desde su inauguración, en 1996, JW Marriott Mexico City Polanco se convirtió en un ícono de la capital del país por su hospitalidad y su arquitectura, la cual representa una gran ventana para admirar un panorama donde convergen belleza natural, emblemas históricos y culturales, y progreso urbano. Hoy también representa una ventana abierta para descubrir la evolución del hotel y un llamado a conectar de manera espontánea con el espíritu de su ubicación.
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Cosmopolita por excelencia, Polanco cuenta con una de las avenidas más exclusivas del mundo (Presidente Masaryk), parques y numerosos sitios de interés. A pesar de su auge y modernidad, conserva una esencia mexicana especial. El hotel se localiza en un punto privilegiado que comunica esta inestimable zona con el Paseo de la Reforma, el Bosque de Chapultepec, el Auditorio Nacional y otros atractivos relevantes de la ciudad.
Por eso, el punto de partida para la transformación interior de JW Marriott Mexico City Polanco fue entablar un diálogo sobre la cultura, el tiempo y la historia de su entorno. Así nos lo explica, durante el recorrido, Claudia Espinosa, quien forma parte del equipo de Sordo Madaleno, el despacho mexicano que diseñó el edificio en los años 90, y colaboró activamente en los cambios que presenta la propiedad tras diferentes fases de remodelación, que comenzaron en 2020. Así el contexto crea un ambiente donde los recuerdos del lugar se adosan colectivamente.
PASEO CULINARIO
Los exteriores e interiores del hotel se comunican, dando prioridad al aprovechamiento de la luz natural y a la transparencia como base en el diseño, con la intención de proveer una sensación de permanecer al aire libre.
El nuevo lobby evoca el antiguo curso del Río Polanco con espejos de agua y una paleta de colores inspirada en la naturaleza; también tonalidades y texturas que refieren el jardín de moreras y la crianza de gusanos de seda en la Hacienda de los Morales, una construcción fundamental en la historia del emblemático barrio.
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Este vestíbulo fue concebido como un pasaje entre Campos Elíseos y Andrés Bello, y un escaparate culinario al que pueden tener acceso tanto huéspedes como visitantes. Nuestro viaje comienza en Estación 29, un bar inspirado por el Ferrocarril Decauville de 1889, en la Calle Horacio de la Ciudad de México donde se sirven cocteles que fusionan la vanguardia con ciertos acentos de nostalgia. Éstos son preparados con jugos de frutos frescos, elaborados en el momento de forma artesanal. De igual manera, aquí se puede disfrutar del vino.
La siguiente parada es Sendero Polanco, un punto imprescindible por su ambientación, la cual integra piezas artesanales procedentes de diferentes puntos de México y obras que rinden tributo a los antiguos ríos y prados de la zona, la vida silvestre e ingredientes fundamentales en la gastronomía mexicana. Su propuesta culinaria permite realizar una sofisticada travesía por los sabores del territorio nacional y de Latinoamérica. Su cocina es abierta e igualmente cuenta con su propia barra de bebidas. Los domingos, es imperdible el Market Brunch con música en vivo.
CONCEBIDO COMO MEZCAL ROOM, TAHONA ES UN ESPACIO LIMITADO A OCHO INVITADOS, PROPICIO PARA AHONDAR EN EL CONOCIMIENTO DEL ESPIRITUOSO DE UNA MANERA CERCANA Y TRANSPARENTE
Por otra parte, Tahona es una suerte de embajada del mezcal. Se trata de un espacio reservado para ocho invitados, con la finalidad de fomentar una experiencia personalizada alrededor a esta bebida espirituosa y su cultura. Acoge una selección meticulosa de mezcales artesanales y ancestrales de diversas regiones de México (Oaxaca, Durango, Guerrero, Michoacán y Guanajuato, por mencionar algunos).
Para que el paseo culinario sea aun más integral y cosmopolita, como lo es su entorno, a lo largo de este año se incorporarán tres conceptos adicionales, entre los cuales están confirmados: Archiebald, American Steak Home y Corsi, Cucina Di Mare.
ESPACIOS PARA FESTEJAR
La evolución de JW Marriott Mexico City Polanco y referencias geográfica e históricas están igualmente implícitas en sus salones de banquetes y suites de reuniones 503 y 504. Llevan por nombre Los Morales, Polanco, Reforma, Chapultepec, Campos Elíseos. Estos últimos dos destacan por sus amplias terrazas con vistas que festejan el dinamismo y la gracia de una zona vital para la capital mexicana.
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