La prioridad número uno es garantizar que se puedan afrontar los gastos sanitarios inmediatos a fin de proteger la salud de la población, cuidar a los enfermos y frenar la propagación del virus, destaca el director del Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional (FMI), Alejandro Werner. “El FMI está preparado para ayudar a mitigar las secuelas económicas del coronavirus y disponemos de varios servicios de crédito e instrumentos”, destacada. El directivo del FMI reconoce que los países están comenzando a tomar medidas de política económica encaminadas en esa dirección. “Por ejemplo, en muchos países, entre ellos Argentina, Brasil, Colombia y Perú, se están movilizando fondos adicionales para gastos en atención de la salud. Asimismo, el 17 de marzo Brasil anunció un plan económico de emergencia orientado a dar apoyo a los sectores socialmente vulnerables, mantener el empleo y combatir la pandemia”, añade. En los países donde los sistemas de atención de la salud adolecen de limitaciones, es preciso que la comunidad internacional intervenga para ayudar a evitar una crisis humanitaria, señala. Puedes leer: FMI no descarta una recesión económica en Latinoamérica Werner señala que será crucial que se adoptar medidas focalizadas en el plano fiscal , monetario y los mercados financieros a fin de mitigar el impacto económico del virus. Asimismo, considera que los gobiernos deben recurrir a transferencias monetarias, subsidios salariales y medidas de alivio tributario para ayudar a los hogares y empresas afectados a hacer frente a esta interrupción repentina y temporaria de la producción. Por su parte, los bancos centrales deben seguir más de cerca la evolución de los acontecimientos, elaborar planes de contingencia y estar listos para suministrar abundante liquidez a las instituciones financieras, sobre todo préstamos a las pequeñas y medianas empresas, que pueden estar menos preparadas para resistir disrupciones prolongadas. “En la medida en que exista margen de maniobra para desplegarlo, un estímulo monetario y fiscal de base más amplia podría apuntalar la confianza y estimular la demanda agregada, pero tiene más probabilidades de ser útil una vez que comience a normalizarse la operativa de las empresas”, explica.

 

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