DW.- A finales de octubre, la reina Isabel II dio a conocer el programa de Gobierno de Boris Johnson. Tras la victoria de los conservadores y de Johnson en las últimas elecciones del jueves pasado, la monarca tuvo que leer nuevamente el plan de los tories para el futuro del Reino Unido. Inevitablemente, en algunos pasajes se repitió. Pero todo es nuevo para Boris Johnson, porque ahora tiene la mayoría parlamentaria para que se aprueben sus treinta proyectos de ley. Brexit: el principio del fin Gran Bretaña dejará de ser parte de la Unión Europea el 31 de enero del próximo año. Toda la resistencia al Brexit en el Parlamento y fuera de él se acabó. Los nuevos diputados conservadores son todos leales al mandatario británico, por lo que el Brexit de Johnson será aprobado e implementado. El primer ministro desea con fuerza la salida de la UE. El mandatario británico insertó una cláusula en la ley de retirada de la Unión Europea que haría ilegal solicitar una nueva prórroga. Es una medida simbólica, porque podría, si fuera necesario, cambiar esta ley de nuevo, pero al menos se compromete y, al mismo tiempo, intenta chantajear a la UE con una presión de tiempo. El “esqueleto desnudo” de un acuerdo comercial En Bruselas, el negociador Michel Barnier y Sabine Weyand, nueva directora de comercio de la Comisión Europea, dijeron que, en vista de que solo quedan once meses para llegar a un acuerdo con el Reino Unido, no se puede ser muy ambiciosos y sólo se puede hablar de un acuerdo comercial a grandes rasgos. Porque si la parte británica no cumple con la demanda de la UE de preservar las normas y leyes europeas, solo quedará la opción de un acuerdo muy básico sobre la libre circulación de mercancías. Todo lo demás, desde los servicios, el mercado financiero, el tráfico aéreo, la cooperación en ámbitos como la seguridad y la ciencia, tendría que renegociarse paso a paso a partir de 2021. Un total de siete leyes están ahora sobre la mesa para completar la separación del país de la UE. TAMBIÉN LEE: Boris Johnson promete acelerar Brexit; presentará ley al Parlamento el viernes El fin de la libre circulación de los ciudadanos de la UE está explícitamente establecido: a partir del 2021 serán tratados de la misma manera que los inmigrantes del resto del mundo, quienes estarán sujetos a una nueva ley de inmigración. Además, los derechos de los trabajadores se disocian de las normas de la UE, tema que ha sido rápidamente recogido por el primer ministro en su plan de Gobierno. Una nueva era dorada Desde que asumió el cargo, ha quedado claro que a Boris Johnson le gusta hacer promesas. Él habla ahora de una “transformación total” de Gran Bretaña, prevé un mandato de diez años y quiere anunciar una “nueva era dorada”. TAMBIÉN LEE:
Triunfo absoluto de Boris Johnson despeja camino hacia el Brexit
Una de sus principales metas se centra en aumentar el gasto en el sistema sanitario en más de 30.000 millones de libras esterlinas en los próximos años. Johnson reiteró también que mejorará los pagos de enfermeras y médicos para aliviar la enorme escasez de personal, aunque muchos expertos en el área de la salud no lo ven posible. También se prevén medidas como penas más estrictas para los delitos de terrorismo y más dinero para la policía. El primer ministro británico muestra en este tipo de cosas que ha aprendido del populismo de Donald Trump: hay que repetir una frase con la suficiente frecuencia como para que esta al final se crea. La prometida reestructuración del país, sin embargo, no puede lograrse con unas pocas medidas de infraestructura, nuevas carreteras y líneas de ferrocarril para las zonas desatendidas. Además del sistema de salud, la vivienda social, el gasto adicional en las escuelas con financiación insuficiente y la mejora de los servicios sociales figuran en la lista de deseos de los ciudadanos. ¿De dónde sacará el dinero? En el presupuesto británico, se han destinado cinco mil millones de libras para gastos adicionales, según declaró el Ministerio de Finanzas. Sin embargo, la autoridad presupuestaria prevé un aumento continuo de la nueva deuda de alrededor de 20,000 millones de libras al año, y eso sin haber tomado en cuenta la ralentización del crecimiento económico debido a las consecuencias del Brexit. Si Boris Johnson cumpliera solo una parte de sus promesas, significaría apartarse de su objetivo de un presupuesto equilibrado y de la política de austeridad de la última década. Así que, una vez que la euforia de la victoria electoral se haya evaporado, Downing Street tendrá que sacar cuentas. El gobierno necesita encontrar dinero si quiere tener algún margen de maniobra. Escocia quiere independencia La primera ministra escocesa, Nicola Sturgeon, eligió cuidadosamente la fecha. Tras el discurso de la Reina y luego de que el programa de Gobierno de Boris Johnson fuera dado a conocer, Sturgeon envió una carta formal al primer ministro pidiéndole permiso para celebrar otro referéndum de independencia. Argumenta que las circunstancias han cambiado desde el último referéndum escocés en 2014, ya que ahora los escoceses están siendo expulsados de la UE en contra de su voluntad. En Escocia, la mayoría votó en contra del Brexit hace tres años. Este es un nuevo problema para Boris Johnson, que los antibrexit siempre habían predicho. La retirada de la UE debilita la cohesión en el “Reino Unido”, que de repente ya no parece tan unido. En Irlanda del Norte, los nacionalistas también sobrepasan entretanto a los unionistas. El primer ministro británico asegura que hará todo lo posible para mantener el país unido, pero la resistencia y las protestas de los escoceses, que le depararon una gran victoria al partido nacionalista SNP, causarán una continua interferencia política en los próximos años y le harán la vida difícil al gobierno de Londres. Este contenido se publicó originalmente en DW.COM y puedes ver esa nota haciendo click en el logo:

 

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