Diecinueve países latinoamericanos pactaron este sábado una “hoja de ruta” en la que se comprometen a un “consenso regional” en el problema mundial de las drogas en un documento alcanzado en la ciudad colombiana de Cali como conclusión de la Conferencia de Latinoamérica y el Caribe sobre Drogas.

“Es histórico porque acordamos delinear un camino hacia el futuro y definir las etapas en las cuales buscaremos consensuar nuestras posiciones”, dijo al cierre de la conferencia el canciller colombiano, Álvaro Leyva, tras anunciar el llamado “Documento final de Santiago de Cali”.

Se trata de un documento con ciertas posturas comunes y un camino a seguir que lleve a una gran cumbre de jefes de Estado y Gobierno latinoamericanos y del Caribe, una “hoja de ruta” que “ayude a conseguir un consenso regional para enfrentar los desafíos que requiere en nuestros tiempos el abordaje del tema de las drogas”, alegó Leyva.

El objetivo es “construir una reflexión común y llegar a la cumbre internacional de drogas de 2025 con una visión común”, explicó la canciller mexicana, Alicia Bárcena, quien mencionó la propuesta de Bolivia de “crear una alianza latinoamericana antinarcóticos”.

Cambiar el paradigma sobre el problema de las drogas

El documento cuenta con 17 puntos donde, entre otros asuntos, se enumeran una serie de compromisos y se habla de la necesidad de “cambiar paradigma, de reconocer el fracaso de la guerra contra las drogas”.

Y ha sido acordado por autoridades de México, Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela.

“Se reitera la necesidad de contener de manera integral el problema mundial de las drogas y las causas estructurales y primarias de desigualdad, pobreza, falta de oportunidades y violencia”, explicó Bárcena.

Entre los asistentes al cierre de la conferencia, presidida por los mandatarios colombiano, Gustavo Petro, y mexicano, Andrés Manuel López Obrador, están, además de Leyva y Bárcena, los cancilleres de Bolivia y Honduras, y ministros y viceministros de Nicaragua, Costa Rica, Cuba y Perú.

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A pesar de reconocer que “en algunos países no se han obtenido los resultados esperados al combatir el problema mundial de las drogas”, en el documento muestran su respeto por los convenios internacionales “sin renunciar al compromiso internacional de afectar el tráfico ilícito de drogas”.

Pero se muestra la necesidad de avanzar y reflexionar de forma colectiva sobre todo en unos aspectos específicos, como la revalorización de las plantas de uso ancestral, la reducción de la oferta, los daños sociales y a la salud o la conservación ambiental.

Estos países buscan cambiar una voz conjunta para plantarse al mundo tras lo que consideran décadas de guerra fallida contra las drogas, con perspectivas de salud pública, prevención y descriminalización de los campesinos.

“Denunciamos la estigmatización de nuestros campesinos y migrantes; no son traficantes, son trabajadores en busca de oportunidades”, alegó Bárcena.

Las conclusiones fueron entregadas a Petro y López Obrador, quien llegó el viernes a Cali para asistir a esta conferencia, un primer paso hacia esta gran cumbre mundial cuyo camino quieren liderar estos dos países.

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Con información de EFE

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