Por: Mtro. Juan Carlos Zepeda

En las últimos meses la Inteligencia Artificial (IA) está en boca de todos. La apertura pública del Chat GPT nos recordó de golpe el avance de las plataformas tecnológicas y las implicaciones en nuestra vida laboral y personal. 

Y aunque el título de “asesino silencioso” no le gustó mucho al ChatGPT, al considerarlo que “puede ser una idea demasiado polarizadora para algunos y pedir que se suavice, la realidad es que la exitación sobre esta nueva tecnología va de la mano con el temor que está generando en varias capas de la fuerza laboral de todo el mundo.

La IA hoy se ha convertido en tema de conversación no solo para los avezados en el tema, sino para la comunidad en general. Y para muestra un botón: según datos del Instituto de Reputación Digital, tan solo en lo que va del 2023 se han publicado en el idioma español cerca de 310 mil menciones directas sobre el tema, lo que representa un incremento del 40 por ciento respecto al año anterior.

Para simplificar el debate, podríamos definir la IA como la capacidad que tiene una máquina para replicar (en la medida de lo posible) el comportamiento humano en ciertas áreas de procesamiento y ejecución de tareas. Pero no sólo “réplica”, sino que en ocasiones y con tareas específicas, mejora significativamente los procesos, como por ejemplo en el análisis de miles de millones de datos en tiempos que para los humanos sería imposible. 

Implica entonces la creación de algoritmos y modelos que permitan a las máquinas realizar operaciones como el aprendizaje, la toma de decisiones y la resolución de problemas que generalmente necesitaban de la intervención humana. En palabras del doctor en ingeniería eléctrica Nils John Nilsson, uno de los fundadores de la disciplina en Inteligencia Artificial y que se desempeñó como catedrático de la prestigiosa Universidad de Stanford, la IA es “aquella actividad dedicada a hacer que las máquinas sean inteligentes, y la inteligencia es aquella cualidad que permite a una entidad funcionar adecuadamente y con previsión en su entorno”. 

La irrupción del ChatGPT (Chat Generative Pre-trained Transformer) en la conversación, pero sobre todo su facilidad de uso, han despertado el interés de gran parte de la sociedad en esta tecnología y sus posibles implicaciones. Es un modelo de lenguaje creado por la compañía estadounidense OpenAI. Su funcionamiento se basa en el modelo de aprendizaje profundo de procesamiento de lenguaje natural. Está diseñado para generar respuestas de texto similares a las humanas de manera conversacional.

Uno de los aspectos más destacados es lo que ocurrirá con el trabajo, entendido en el sentido de que la Inteligencia Artificial nos va a facilitar tareas y ahorrar procesos tanto manuales como intelectuales. Este segundo rubro es el que más ha llamado la atención. Elementos como la redacción, la investigación y la elaboración de documentos no se habían considerado como parte de la sustitución mediante la IA hasta ahora, o al menos no de forma tan relevante y cotidiana, haciendo que grandes sectores de la población ahora vuelquen su atención en esta transformación. Pero la pregunta que surge es: ¿qué riesgos podría traer el hecho de que una plataforma sea perfectamente capaz de sustituir a una persona que desempeña este tipo de tareas? 

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Al ser “entrevistado” por este analista, la respuesta del ChatGPT fue que puede tener una serie de riesgos y consecuencias. Algunos de ellos son:

Pérdida de empleo: Si las máquinas pueden hacer el trabajo de las personas de manera más eficiente y económica, es posible que muchas empresas opten por reemplazar a los trabajadores humanos por la automatización, lo que podría llevar a una reducción significativa en el número de empleos disponibles.

Desigualdades económicas: Si la automatización lleva a una disminución en el número de empleos disponibles, esto podría aumentar la brecha económica entre aquellos que tienen habilidades técnicas y aquellos que no las tienen, lo que podría conducir a mayores desigualdades económicas.

Aislamiento social: Las personas que pierden sus trabajos debido a la automatización podrían sentirse aisladas y marginadas, lo que podría tener consecuencias negativas en su bienestar mental y emocional.

Por otra parte, los investigadores Ed Felten (Universidad de Princeton), Manav Raj (Universidad de Pensilvania) y Robert Seamans (Universidad de Nueva York) dicen que las diez principales industrias expuestas y cuyos profesionales pudieran ser sustituidos por la Inteligencia Artificial son: 

Servicios legales.

Valores, contratos de productos básicos y otras inversiones financieras y actividades relacionadas.

Agencias, corredurías y otras actividades relacionadas con seguros.

Seguros y fondos de beneficios para empleados.

Intermediación de crédito sin depósito.

Agentes y gerentes de artistas, atletas, animadores y otras figuras públicas.

Compañías de seguros.

Fondos de inversión y similares.

Servicios de contabilidad, preparación de impuestos y nómina.

Servicios de apoyo comercial. 

Recientemente, Goldman Sachs informó en un reporte que más de 300 millones de empleos en todo el mundo podrían ser afectados de manera directa por la Inteligencia Artificial. Aunque menciona que hasta la fecha es imposible pronosticar la manera y el tiempo en que la IA se adentrará al mundo laboral, es evidente que los efectos podrían ser profundos. 

En este momento parece distante que las herramientas sean capaces de cumplir al cien por ciento los requerimientos necesarios en los trabajos, no obstante, el sector laboral atravesará una serie de dificultades y retos por sortear: capacitación, conocimiento y expansión de las capacidades para no quedarse atrás en un mundo donde la tecnología está a la vanguardia y es capaz de cubrir puestos de trabajo.

Vale la pena reflexionar sobre nuestro propio entorno y prepararnos para la profunda transformación derivada del uso de la Inteligencia Artificial en muchas áreas de nuestra vida en común. Los cambios están tocando a nuestra puerta y en nuestras manos está ser parte activa de esta transformación y liderar los cambios necesarios en nuestros entornos para que los efectos sean más positivos que negativos. 

Contacto:

Mtro. Juan Carlos Zepeda, Socio Director de FWD Consultores y Consejero del Instituto de Reputación Digital

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México

 

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