Por Christopher Helman  Al crecer después de la Segunda Guerra Mundial, “todos los jóvenes como yo estábamos obsesionados con los aviones”, dice Rodney Allam. “Tenía una fotografía pegada en la pared de Chuck Yeager cuando rompió la barrera del sonido en el Bell X-1, el primer avión de turbina manejable. Esas naves de alto poder eran inspiradora. Allam se convirtió en ingeniero químico y se fue a trabajar a la U.K. division of Air Products & Chemicals, con base en Allentown, Pennsylvania. Ahí por los setenta, se obsesionó con una idea: ¿Cómo capturar las emisiones de dióxido de carbono de las gigantescas centrales eléctricas de carbón de Reino Unido? Él ya sabía dónde pondría el CO2. British Petroleum (BP) y Royal Dutch Shell harían lo que fuera por la posibilidad de implementarlo en sus extensos campos petrolíferos en el Mar del Norte. Inyectar gas, (que actúa como solvente para liberar el petróleo crudo estancado) ha sido una práctica común en los campos del oeste de Texas, donde las compañías petroleras aprovechan las reservas naturales de CO2. Pero no había ninguna de éstas en Inglaterra. Allam exploró varios métodos de encapsulado para contener el CO2 de una planta eléctrica de carbón gigante de 2,400 megawatts en Escocia. Pero ninguno se acercaba a la viabilidad por una simple razón: era demasiado caro. Por lo que se obsesionó posteriormente con hacer que la captura de carbono fuera costeable: primero por el reto técnico y luego por un ímpetu de desacelerar los efectos del CO2 en el calentamiento global. “Intenté con todo”, aceptó, “pero me rendí a principios de los noventa, no pude hacerlo funcionar”. Pero ahora lo ha logrado. En diciembre, Allam, de 76 años de edad, voló desde su hogar hasta Reino Unido para reunirse con Forbes en un sitio de construcción en Texas cerca del Houston Ship Channel, el corazón de la nación con el complejo petroquímico más grande del mundo. Cuando sea terminado durante este año, a un costo aproximado de 150 mdd, estos 5 pilares de acero y concreto, tuberías, tanques y líneas de alto voltaje se convertirán en la base fundamental para una tecnología llamada el ‘Ciclo Allam’. Es un novedoso sistema de generación eléctrica que quema el gas natural y atrapa todo el dióxido de carbono producido. La mejor parte es que genera electricidad al mismo precio que otras turbinas de gas modernas, cerca de 6 centavos de dólar por kilowatt/hora. Los ambientalistas están esperanzados. “No sólo es un puente, es un destino”, afirma John Thompson, quien dirige el programa de captura de carbono en Clean Air Task Force. La energía renovable no ha escalado lo suficientemente rápido para reemplazar a los combustibles fósiles, y las energías nucleares libres de carbono son demasiado caras. “Vamos a tener que disponer de los combustibles fósiles en el futuro nos guste o no”, admite Allam. “El reto estará en usar estos combustibles para generar electricidad sin emitir CO2 en la atmósfera”.

Rodney Allam. (Foto: Michael Thad Carter para Forbes.)

Allam dejó Air Products en 2005 después de 44 años. En 2009, recibió una llamada de 8 Rivers, una incubadora de capital de riesgo en Durham, Carolina del Norte. Bill Brown, cofundador de 8 Rivers, vio montones de dinero de la Ley de Recuperación disponible para la captura y retiro de carbono. No fue difícil convencer a Allam. Pronto, ya estaba mandando descargas de ideas escritas a mano al equipo de ingenieros de 8 Rivers. A los seis meses, Allam terminó el diseño. 8 Rivers trabajó con potencias eléctricas de ingeniería como Fluor and Babcock & Wilcox para refinar y verificar la tecnología. Brown, ex empleado de Goldman Sachs y Morgan Stanley, le presentaba la propuesta a quien escuchara. “Nadie nos creía”, dice Brown. “Pensaban que estaba vendiendo aceite de serpiente.” Tenían razón para dudar. Existen sistemas atornillables para la captura de carbono, pero reducen la eficiencia y son muy costosos; Southern Co. está 4,000 mdd por encima del presupuesto hasta ahora en su “planta de carbón limpio” en Mississippi. “Las compañías no sólo quieren instalar una caja en la parte de atrás de una planta eléctrica”, dice Julio Friedmann, un experto en captura de carbono del Laboratorio Nacional de Livermore. “Quieren una solución integrada.” Que es lo que el Ciclo Allam les da. Para entender lo que este ciclo es, empecemos por lo que no es. La mayoría de las plantas de energía queman carbón o gas natural y usan el calor producido para crear vapor que pasa a través de una turbina, arrancar rotores y generar electricidad. En muchos generadores, la mitad del calor útil llega a la atmósfera junto con vapor y, por supuesto, dióxido de carbono. El ciclo Allam no usa vapor. En su lugar, el llamado fluido de trabajo que hace girar la turbina es el propio dióxido de carbono. El CO2 bajo presión y calor a una temperatura manejable de 1,000 grados, lo mantiene en un estado supercrítico, en el que se puede expandir para llenar su contenedor como un gas, y manteniendo aun su densidad como líquido. En lugar de esparcirse al cielo, ese CO2 entra en un ciclo, haciendo girar a las turbinas que alimentan a los generadores. La combustión continuamente añade CO2 extra, mientras que el exceso de CO2 se desvía a una tubería. El generador de energía Exelon (35,000 mdd en ingresos) vio el potencial y se convirtió en socio de capital después de meses de debida diligencia. “Nosotros usualmente no hacemos inversiones de este tamaño”, confiesa   Ron DeGregorio, presidente de Exelon Power. En los siguientes años se estará gastando muchos miles de millones para modernizar la vasta flota de las plantas de energía de Exelon. El tercer socio de capital de la compañía, que ahora se llama Net Power, es el gigante público de la ingeniería CB&I (a.k.a. Chicago Bridge & Iron). Desde 2012, NetPower, quien será dueño de las nuevas instalaciones en Houston, ha estado trabajando con Toshiba, para diseñar y construir un sistema de combustión para la primera planta de ciclo Allam, un esfuerzo en materia de IDT que le ha costado a la compañía japonesa al menos 200 millones que planea recuperar conforme las ventas. Una planta completa de Net Power generará 300MW y 800,000 toneladas de CO2 al año y su construcción costará cerca de 300 mdd. “EL plan es construir estas regiones petrolíferas, y luego transportar la energía”, dice Daniel McCarthy, jefe de inversiones tecnológicas en CB&I. “Si puedes generar electricidad sin dióxido de carbono y sin una sanción económica contra la tecnología existente, ¿por qué no lo harías? Tomará algunos meses de operación antes de que Net Power pueda probar su estabilidad de ciclo. Allam predice que su invención pronto se venderá por sí sola: “En un año, sabremos con seguridad.”

 

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