Se hará una consulta, fuera del esquema constitucional actual, para que el pueblo tome la decisión de si se continúa la obra del aeropuerto en Texcoco o se implementa alguna otra opción para resolver el grave problema de la saturación del aeropuerto actual. Anuncian que la fundación privada Arturo Rosenblueth, especializada en formación de especialistas de alto nivel en el campo de la computación y que ha participado en estudios y proyectos de gobierno, será la encargada de realizar la consulta ciudadana por lo menos en 500 municipios. Técnicamente la consulta no es legal, el gobierno aún no entra en funciones, pero se va a llevar a cabo y el pueblo va a decidir el destino del aeropuerto más grande del país, que actualmente está ubicado en la Ciudad de México y solamente es utilizado por un porcentaje muy bajo de la población general. Según la encuestadora Mitofsky, al 55% de los encuestados les es indiferente el tema y solamente el 28% de las personas han visto algún debate acerca del tema, aunque el 68% de los encuestados por esta casa especializada están de acuerdo con que se le pregunte a la gente. Diseñar una consulta no es cuestión de hacer una simple encuesta, como las que se acostumbran para los temas electorales. En el caso de una consulta para tomar decisiones de política pública, como dice Ana Díaz Aldret en su ensayo “Participación ciudadana en la gestión y en las políticas públicas”, es necesario considerar cinco aspectos básicos:
  1. La profundidad, que implica la cantidad de poder que se estaría transfiriendo.
  2. La extensión, se refiere a las personas que se van a convocar y la pregunta sería: ¿todos los que participan están involucrados, son beneficiados o son afectados por la obra o la política pública?
  3. Los ámbitos correspondientes, en qué momento o ciclo de la política pública o de la obra se está preguntando, aquí hablamos de una obra que tendría costos de cancelación más una nueva inversión y tiempo para resolver el problema que es la saturación del aeropuerto, y no si se cancela uno y se decide por otro.
  4. Las consecuencias, esto se refiere a si es vinculante o no, ¿es legal la consulta, es legal el gobierno?, y ¿cuándo se va a aplicar la decisión?; además, se deben considerar las consecuencias a futuro de una decisión de esa trascendencia.
  5. El formato y los modos de cómo se va a comunicar, cuántas personas van a participar y si se reunirá la cantidad suficiente para tener validez como ejercicio representativo de la población, para una decisión del tamaño de la política pública, en este caso de la obra.
Este tipo de ejercicios tienen mucho que ver con la construcción de un sistema de confianza y de legitimización para el gobierno o entidad que los aplica y puede ayudar a cubrir los déficits de gestión derivados de la gestión de problemas sociales complejos o para cubrir insuficiencias de información en el pasado o en el proyecto. Todo tipo de estrategia que implementa un gobierno significa un reto, en el caso del aeropuerto el gobierno electo se está jugando una carta importante. Si juntamos el ejercicio de la consulta ciudadana con el reparto de poder que se está llevando a cabo en este momento, en donde se están concretando las alianzas firmadas durante la campaña que los llevaron a ganar la elección, el momento será complejo. Esperemos a ver los resultados de esta famosa consulta, ya que cada día al estar más cerca la toma de posesión, se amplían las críticas a los deslices públicos de los integrantes del futuro gabinete y el fuego amigo en el juego del poder.   Contacto: Correo: [email protected] Twitter: @Marcovherrera YouTube: El Marco del Poder Google+: Marco V. Herrera Berenguer Blog: El Marco del Poder Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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