Las autoridades de la Reserva Federal (Fed) afrontan condiciones económicas que, según dicen, carecen de un antecedente histórico que los guíe y esta semana continuaron rechazando un comienzo inminente de los esperados recortes de tasas de interés, apelando en su lugar a la cautela.

Una serie de discursos de alto perfil añadieron énfasis al tono agresivo visto en las minutas sobre la reunión de política monetaria de enero que, en su conjunto, hicieron tambalear más la expectativa de los inversores en que los costos de endeudamiento caerán pronto.

Y tras las recientes lecturas de inflación superiores a lo esperado, las autoridades adoptaron una postura de escenario abierto sobre el momento del primer recorte de tasas. Entre varios comentarios, el vicepresidente de la Fed, Philip Jefferson, dijo que la medida era probable, pero “más adelante este año”.

Dos gobernadores de la Reserva Federal, Lisa Cook y Christopher Waller, reiteraron el jueves el ya conocido estribillo de que se necesita una mayor confianza en que la inflación está en camino de regresar al objetivo del 2% de la Fed antes de acceder a recortes de tasas.

Los inversores tuvieron dificultades por mantenerse al día, pero ahora retrasaron las expectativas de un recorte inicial de las tasas hasta junio.

“A medida que se han acumulado sólidos datos de actividad, a las autoridades de la Fed les preocupa menos el riesgo de mantener la tasa de fondos federales demasiado alta durante mucho tiempo”, escribieron economistas de Goldman Sachs en una nota emitida tarde el jueves.

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La Fed se muestra cautelosa ante un posible recorte de tasas de interés

Los comentarios de las autoridades reflejan el casi consenso en su reunión del 30 y 31 de enero de que, incluso después de un año en el que la inflación disminuyó a un ritmo histórico y, según muchos indicadores, parece que seguirá cayendo aún más, aún no es el momento para señalar el inicio de los recortes de tasas.

“La mayoría de los participantes”, según las minutas de la reunión de enero, todavía siguen enfocados en el riesgo de que una reducción prematura de las tasas permita que la inflación aumente nuevamente y obligue a una respuesta de la política monetaria que podría ser perjudicial para la economía.

Pero el comentario reciente también apunta a un dilema más profundo que puede estar inclinando a las autoridades de la Fed a avanzar lentamente.

La tasa de interés de referencia a un día ha estado en 5.25-5.5% por casi siete meses, aún por debajo del tipo promedio de aproximadamente 10 meses que se mantuvo en ciclos de política monetaria de la Fed desde mediados de la década de 1990.

Las autoridades saben lo que ganan por cada mes de espera: más presión a la baja sobre los precios a través de costos de endeudamiento que consideran restrictivos, más datos que muestren cómo se está comportando la inflación y más confianza en que tienen la situación bajo control.

En su última conferencia de prensa, el presidente de la Fed, Jerome Powell, dijo que la entidad no “esperaría a que la economía retroceda” antes de recortar las tasas, “porque sería demasiado tarde”. Pero aún no se presentaron argumentos claros sobre qué motivaría el inicio de los recortes o cómo se calibrarían.

Jefferson señaló que en la mayoría de los escenarios, cuando el banco central reduce las tasas de interés, lo hace para apoyar una economía debilitada, lo que no es el caso ahora.

En las últimas décadas, la Fed abordó la alta inflación pero ha perjudicado a la economía en el proceso; sostuvo períodos de crecimiento con hábiles recortes de tasas, pero en ausencia de presiones excesivas sobre los precios; y permitió que el desempleo se mantenga en niveles históricamente bajos.

Nunca se calibraron recortes de tasas en el clima que enfrentan ahora las autoridades de política monetaria: un avance de la inflación aparentemente controlado pero con funcionarios nerviosos por un repunte, un período potencialmente fuerte de repunte del poder adquisitivo para los trabajadores cuyos salarios están subiendo más rápido que los precios; y todo en el contexto de una elección presidencial.

La situación deja en ascuas a la mayoría de los economistas: algunos argumentan que ya se logró un inusual “aterrizaje suave”, otros dicen que la Fed corre el riesgo de permitir que la inflación se reavive con sus discursos de recortes y otros que la posibilidad de que se produzca un error de la política monetaria que gatille una recesión aumenta mes a mes.

Waller fue, en general, el más directo al describir la situación.

“La fortaleza de la economía y los datos recientes que hemos recibido sobre la inflación implican que es apropiado ser paciente, cuidadoso, metódico, deliberativo; elija su sinónimo favorito. Cualquiera que sea la palabra que elija, todas se traducen en una idea: ¿Cuál es la prisa?”.

Con información de EFE.

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