- En una dirección se encuentra la ‘balcanización’: la fragmentación y el aislamiento de una industria. La balcanización es una respuesta natural al miedo y a la desconfianza; cuando tenemos miedo vamos a casa y cerramos las puertas. Pero para la ciberseguridad, la balcanización significa una creciente intervención política y la ruptura de proyectos internacionales y de cooperación. Esto podría dejar que cada país enfrente ciberamenazas globales por sí mismos. Para los consumidores, podría significar mayores costos a medida que las empresas busquen recuperar el dinero perdido por el cibercrimen, así como una protección reducida debido a que la competencia -motor de innovación- y las opciones están restringidas.
- En la otra dirección se encuentra la colaboración y la inteligencia compartida. Cooperación entre fuerzas policiales nacionales (¿y empresas de seguridad?) e investigaciones conjuntas. Una comunidad unida contra las ciberamenazas que no conocen fronteras. Este panorama abierto fomenta una industria de ciberseguridad dinámica y competitiva que conduce a mejores tecnologías y una protección más sólida para todos.
¿La fragmentación matará a la ciberseguridad?
En el mundo en línea no hay fronteras, por lo que no es de extrañar que las amenazas cibernéticas también carezcan de límites. La fragmentación perturba nuestra capacidad de luchar contra esto.
Por Eugene Kaspersky*
La ciberseguridad ha llegado a un punto de cruce y necesita definir el camino que tomará. La elección que hagamos dará forma al futuro de nuestra industria y a la seguridad del ciberespacio en los años venideros, por lo que debemos tomar la decisión correcta. El resultado nos afectará a cada uno de nosotros: ¿pagaremos más y, sin embargo, seremos menos seguros? ¿Enfrentaremos pólizas de seguro y cargos bancarios más altos para cubrir el creciente número de incidentes cibernéticos?
En la actualidad, estamos en medio de una tormenta. No sólo geopolítica, sino ciberpolítica. Se siente como si ya nadie confiara en nadie, y la sospecha y confusión reinan en nuestro frágil mundo cibernético. ¿Qué camino tomaremos?
Dos caminos
Como en las mejores historias clásicas, hay dos caminos por delante.