Uno de los cuatro pilares del empoderamiento femenino es la autonomía económica de las mujeres, por lo tanto dicha subordinación debe ser neutralizada, aseguró Raquel Ramírez Salgado, experta en temas feministas y en ciencias sociales por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). De acuerdo con la teoría de la psicóloga peruano-estadounidense Nelly Stromquist, Ramírez Salgado refirió que el empoderamiento de las mujeres es un proceso para cambiar la distribución el poder en las relaciones íntimas y en las instituciones, el cual tiene cuatro componentes: cognitivo, psicológico, político y económico. La especialista refirió sobre la necesidad de repensar la categoría de empoderamiento de las mujeres, ya que ha sido un término que se ha banalizado por la masculinización de las mujeres, así como por la adopción de conductas patriarcales, por ello expresó la propuesta de Stromquist. TAMBIÉN LEE: Redes sociales, el nuevo megáfono de las protestas feministas mexicanas  “Cuando se piensa del empoderamiento, se piensa en que las mujeres adopten prácticas y discursos masculinos, y nos igualemos a las conductas de los hombres y muy patriarcales, incluso con prácticas violentas o agresivas”, indicó en entrevista para Forbes México. No sólo hay la definición de Nelly Stromquist, abundó la experta de la UNAM, puesto que también hay aportaciones en el tema de investigadoras como Marcela Lagarde o Magdalena León, pero la teoría de la peruano-estadounidense es una de las más integrales para su opinión.

1.- Cognitivo

El primer componente para el empoderamiento de las mujer es el cognitivo, en el cual las féminas toman conciencia de su género y sobre la desigualdad estructural, la cual se puede observar en la vida diaria, como su participación en la sociedad a lo largo del tiempo, explicó. “La podemos evidenciar a partir de cifras y trabajo empírico. Entender que esto es histórico y cuando nos referimos a que es estructural es que las sociedades modernas se estructuraron a partir de la extinción de las mujeres, por eso no podíamos estudiar, por eso no podíamos votar, porque se creó un mundo moderno sin la presencia de la mitad de la humanidad”, sentenció. TAMBIÉN LEE: Diputados aprueban reformas en favor del empoderamiento igualitario Esto se puede visibilizar a través de las cifras sobre desigualdad entre ambos sexos; el conocimiento sobre las leyes en derechos humanos de las mujeres, sexuales y reproductivos; así como en las prácticas socioculturales que en el ámbito familiar, escolar y laboral, detalla Ramírez Salgado en su tesis doctoral sobre el empoderamiento femenino.

2.- Psicológico

El siguiente componente es el psicológico, develó la experta de la máxima casa de estudios, donde se relaciona el trabajo con el orden personal, un ámbito donde las mujeres van adquiriendo autoconfianza y van revalorando su papel en el mundo social, económico, político y cultural.

Marcha de mujeres. / Foto: Reuters

“También van tejiendo genealogías de las ancestras, eso se relaciona con la transformación de los imaginarios y la recuperación de las mujeres en la historia”, explicó a este medio de comunicación. Este eje rector se puede hacer visible a través de la desnaturalización de los roles sexuales, el reconocimiento de los estereotipos de género, así como en el emprendimiento de las femeninas, de acuerdo con el texto académico de la doctora en ciencias sociales.

3.- Económico

“El elemento psicológico es importante, pero necesita ser reforzado con recursos económicos”, citó Ramírez Salgado a la psicóloga Nelly Stromquist en su documento doctoral. “La subordinación económica debe ser neutralizada para que las mujeres puedan ser empoderadas”, sentenció Stromquist en el texto universitario. TAMBIÉN LEE: Las grandes empresas en México, aún sin equilibrio entre hombres y mujeres El dinero, los recursos materiales y las propiedades son importantes para adquirir autonomía en las mujeres, por ello la adquisición material y recursos económicos está condicionada al contexto, aclaró la experta de la UNAM. “No podemos comprar un espacio urbano con uno rural, cada comunidad tiene su propia lógica, pero las mujeres necesitamos poseer un bien económico o material para ser autónomas y tomar decisiones desde otro nivel. Por eso conceptos como la brecha salarial toman mucho sentido desde el componente económico”, aseguró.

Cristina Ruíz de Velasco. Foto: Fernando Luna Arce.

Lo anterior se puede observar en el reconocimiento de la división sexual del trabajo y la segregación ocupacional; la aceptación de la invisibilización del labor doméstico; así como la valoración del dinero propio y las iniciativas para que las mujeres realicen actividades remuneradas, refirió en su investigación.

4.- Político

El último componente es el político, explicó la académica, el cual se refiere a que las mujeres se tiene que organizar colectivamente para transformar la vida de otras, puesto que el feminismo no puede ser una práctica individual sino colectiva. “(Lo anterior) parte del marco con los derechos humanos de las mujeres, ese paradigma que se fue entretejiendo a lo largo de 300 años de movilizaciones feministas a lo largo del mundo”, señaló. TAMBIÉN LEE: Empresarias enfrentan acoso, menosprecio y pocos puestos de mando La materialización de esta propuesta se puede ver la valorización del movimiento feminista para lograr el empoderamiento de la mujer; el reconocimiento de la desigualdad desde la perspectiva personal y de otras femeninas; así como la creación de proyecto que fomenten el empoderamiento del sector femenino y de la igualdad de género, compartió Ramírez Salgado en su investigación universitaria. “El empoderamiento de las mujeres es un proceso feminista sí o sí”, afirmó. La académica también recordó la propuesta de Marcela Largado sobre el tema, la cual indica que las mujeres deben ejercer el liderazgo desde otro lugar. Aunque aceptó que es un tema complicado para el movimiento feminista el tema de la dirección del movimiento reconoció los avances que ha tenido. “Hay que reconocer el liderazgo de unas mujeres que se han organizado y sido valientes y que gracias a ellos tenemos derechos y transformaron la vida de millones de mujeres. Reconocer ese legado es una práctica feminista”, puntualizó.

 

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