Después de un año bajando mes tras mes, la inflación estadounidense acumula dos meses de subidas, una situación que va en contra de los objetivos marcados por la Reserva Federal (Fed) de controlar los precios a base de subir los tipos de interés.

Tras la publicación de los últimos datos de empleo la semana pasada, que confirmaron una ralentización en la creación de puestos de trabajo, muchos expertos afirmaron que el próximo día 20 la Fed anunciará una pausa en las subidas.

Pero este miércoles la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos (BLS, por sus siglas en inglés) confirmó que la inflación subió cinco décimas en agosto y se situó en el 3.7%, tras aumentar también en julio dos décimas. En términos mensuales, los precios de consumo subieron seis décimas.

¿Afectará esta situación a la decisión de los miembros del Comité Federal de Mercado Abierto de la Fed (FOMC, por sus siglas en inglés), encargados de debatir las subidas de tipos? Los expertos no lo creen, aunque esta pequeña racha alcista, sobre todo si continúa, sí podría llevar a más subidas de tipos de aquí a finales de año.

“La próxima semana seguro que la Reserva Federal mantendrá estables los tipos para ver cómo siguen evolucionando los datos de inflación y empleo durante los próximos meses”, cuenta a EFE el profesor de Economía de la Universidad de California Eric Swanson.

En su opinión, las once subidas de tipos llevadas a cabo desde marzo de 2022 (hasta la horquilla actual del 5.25% y el 5.5%, su máximo nivel desde 2001) han logrado el efecto deseado: “La inflación y el crecimiento del empleo han tenido una tendencia a la baja, lo que indica que los aumentos de la Fed han estado teniendo efecto”, afirma.

Según la herramienta FedWatch de la compañía analista CME Group, el 97% de los analistas cree que la Fed mantendrá este mes las tasas. El 39.4% estima que habrá una nueva subida el próximo noviembre, cuando los miembros de la FOMC vuelvan a reunirse por penúltima vez en el año.

En opinión del profesor de la Cornell University Harry Kaiser, aunque la inflación “estará relativamente estancada en los próximos meses, sin subir ni bajar mucho”, la Fed no debería “subir de nuevo los tipos”. “No he sido partidario del último aumento, no creo que fuera necesario”, afirma.

Hasta ahora, señala, el mercado laboral no ha sufrido catastróficamente las subidas de tipos. Aunque la creación de empleo en los últimos meses se ha ralentizado y en agosto se crearon solo 187,000 puestos netos (dato por debajo de la media de los últimos doce meses, 271,000), la tasa de desempleo sigue siendo baja, del 3.8%.

Pero, si se siguen subiendo los tipos, el mercado laboral “sí empezará a sufrir”, señala Kaiser.

“El desempleo es peor que la inflación. Por eso no he sido partidario de la última subida, no creo que estuviera justificado dado que la inflación se había reducido sustancialmente el año pasado. Tampoco apoyo otro aumento porque podría perjudicar el crecimiento de la economía”, sostiene.

El analista de StreetFX Yohay Elam señala que “las posibilidades de una subida adicional por parte de la Reserva Federal siguen siendo bajas, pero los mercados seguirán nerviosos” estos días hasta que la Fed haga su anuncio.

“Los mercados esperan que el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, y sus colegas dejen los costos de endeudamiento sin cambios la próxima semana, pero no hay consenso sobre un aumento en noviembre”, señala.

Laurence J. Kotlikoff, profesor de Económicas de la Universidad de Boston, es también de la opinión de que la Fed no debería continuar con las subidas de tipos. “Creo que si son inteligentes, no harán nada”, afirma a EFE el economista, quien cree que sería conveniente explorar otras herramientas para bajar los tipos.

Entre ellas una no muy popular entre los economistas hoy en día, los controles de precios, establecer un precio máximo a los productos para frenar la inflación.

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Esta medida se instauró en Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), una época que, según concluyó la Casa Blanca en un informe publicado en 2021, “tiene fuertes similitudes” en términos económicos con lo que ocurrió tras la pandemia.

“El presidente de la Fed, la secretaria del tesoro (Janet Yellen) o el presidente (Joe Biden) deberían empezar a hablar con los 35 millones de empresas del país y con aquellos que fijan los precios y decirles ‘miren, nuestro objetivo es que este año todos fijen aumentos de precios del 3%, por ejemplo”, afirma.

“Ese es el tipo de conversación que debe haber, la de coordinación con las empresas, y eso es lo que no veo, entre otras cosas porque el presidente Powell es abogado, no economista”, sentencia. EFE

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