Por Miguel Calderón Lelo de Larrea* Uno de los proyectos más ambiciosos de la próxima administración es el de reducir la brecha digital entre los mexicanos. Esto es, que la totalidad de la población tenga acceso de calidad al Internet y con ello puedan beneficiarse del mundo digital (información, educación, inclusión financiera, comercio electrónico, entretenimiento, etc.). Cuando decimos acceso de calidad, nos referimos a la banda ancha, ya sea fija o móvil, que permita a la población poder intercambiar imágenes; ver contenidos audiovisuales; leer en línea periódicos y revistas; hacer trámites y operaciones bancarias; y hasta poder entretenerse jugando videojuegos o viendo películas. Los beneficios sociales y económicos del acceso al Internet están descritos en innumerables artículos y estudios. Basta mencionar que, de acuerdo con el Banco Mundial, un incremento de 10% en la penetración de Internet representa un incremento del 1.4% del PIB nacional y una reducción en la desigualdad social. Para lograr lo anterior necesitamos de tecnologías apropiadas. En las redes móviles serían los servicios denominados de tercera generación (3G) y superiores. Estas tecnologías ya están desplegadas en nuestro país. De acuerdo con los más recientes modelos utilizados por el IFT para determinar las tarifas de interconexión, las redes 3G ya cubren más del 90% de la población del país. No obstante lo anterior, vemos que si bien la penetración de dispositivos móviles en México también está por encima del 90%, la penetración de servicios de banda ancha móvil está por debajo del 70% . ¿A qué se debe esta diferencia? La explicación más plausible es la cantidad de terminales de segunda generación (2G) que todavía existen en el mercado mexicano. La tecnología 2G sólo permite un uso limitado de datos (enviar SMS e imágenes sencillas) pero su costo sigue siendo unos cientos de pesos menor que el de una terminal inteligente (comúnmente denominados “smartphones”). Se calcula que existen todavía unos 25 millones de terminales 2G en el mercado mexicano contra unos 70 millones de smartphones. Las redes 2G también representan un impacto negativo al ambiente. Debido a que es una tecnología obsoleta que consume mucha más electricidad que las nuevas tecnologías (es como tener un refrigerador viejo en casa). En una sencilla estimación, podemos calcular que las redes 2G en México emitirían unas 234 mil toneladas anuales de CO2 a la atmosfera, lo que sería similar a lo que emiten más de 40 mil vehículos. Lo más sensato, y lo que están haciendo diversas administraciones alrededor del mundo, es iniciar una migración acelerada de la tecnología 2G a tecnologías 3G y superiores. Por ejemplo, la Asociación de Operadores Móviles de Colombia (ASOMOVIL) le ha solicitado al gobierno colombiano una serie de medidas para acelerar dicha migración entre las que destacan :
  1. Que no se homologuen más terminales 2G y, por lo tanto, que gradualmente se vaya cerrando la frontera a la importación de dichos equipos. Algo similar a lo que se hizo con la transición digital en la televisión donde se prohibió la importación y comercialización de televisiones analógicas.
  2. Reducir algunos impuestos o subsidiar parcial o totalmente algunas terminales para ciertos segmentos de la población. Algo similar a los programas que tuvo la CFE para el cambio de refrigeradores.
  3. Establecer un período de transición para la migración donde los diferentes operadores ya no permitieran dar de alta servicios en terminales 2G.
  4. Permitir a los operadores acreditar sus inversiones en nuevas tecnologías (3G y superiores) a cuenta del pago de los derechos de espectro. Algo que toque en mi anterior artículo.
Finalmente, una nota de advertencia: China Unicom, uno de los operadores más grandes del mundo, ha anunciado el apagón de su red 2G en los siguientes meses. En China, hay unos 290 millones de usuarios de 2G. ¿Qué harán con los inventarios de terminales 2G que no puedan desplazar? Si no aceleramos la migración a tecnologías 3G y superiores, nos vamos a llenar de terminales obsoletas sin acceso a Internet. *Vicepresidente de Regulación y Relaciones Institucionales de Telefónica Movistar.   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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