Ser tu propio jefe, es la aspiración de muchas personas económicamente activas en el mundo. Y, para muchas, se empieza a materializar, gracias a que estamos transitando un momento de conversión de estilos y paradigmas económicos: la denominada gig-economy. Y, ¿qué significa esta nueva forma de ganarse la vida? Tiene que ver con el auge en los nuevos modelos basados en la contratación temporal y flexible, en donde los freelancers han encontrado una respuesta ante una demanda cada vez mayor de consumidores, una mejor calidad de vida de las personas y un mayor control de la forma de trabajo. La también denominada economía colaborativa ha respondido a otras transformaciones como el crowdwork (trabajo colaborativo online), el auge de las plataformas digitales, el trabajo on demand a través de aplicaciones móviles, la descentralización del trabajo y los cambios en los estilos de trabajo, resultado de los cambios demográficos y la introducción de nuevas generaciones como la Millennial y Centennial. Esta nueva ola de P2P (people to people) ha causado auge en el mercado laboral, adquiriendo popularidad a lo largo del mundo. Existen cifras que ubican su crecimiento en 25% a partir del 2014 a nivel global, alcanzando una facturación de 3.5 millones de dólares. En cambio, las predicciones en América Latina pronostican un crecimiento, de 14 mil millones de dólares en 2014 a 335 mil millones de dólares en 2025. En México, la historia es similar. Hay estudios que lo ubican como la segunda nación de América Latina dentro de la economía colaborativa, específicamente en el sector de transporte, donde el nivel de penetración es de 45%, servicios financieros 18% de penetración y servicios empresariales 12% de penetración. Con más de 14.2 millones de personas que pertenecen a la población ocupada en el sector informal, existe un gran margen de individuos que buscan robustecer sus ingresos económicos y enriquecer su desarrollo profesional. Todo esto representa grandes retos para las organizaciones de todos los sectores y de todos los tamaños en México, al sumarse a desafíos como la dificultad para encontrar perfiles especializados, guerra de talento, dificultad para retener al personal, el incremento en la movilidad de los colaboradores, entre otras. La revolución que han traído estos fenómenos y estos nuevos modelos de relación laboral obliga a las organizaciones a enriquecer su propuesta de valor para los colaboradores, quienes consideran poco suficiente la experiencia que adquieren dentro de un solo lugar de trabajo y la compensación que pueden recibir de ella. Mucha de la solución se encuentra en potenciar la experiencia del colaborador (employee experience) y engrandecer su cultura para convertirla en su ventaja competitiva y en la razón más importante para que las personas quieran integrarse en las filas organizacionales. Entre algunas de las propuestas se encuentran:
  • Apostar al salario emocional para robustecer la propuesta de compensación, sumándole aquellos aspectos intangibles, beneficios únicos, esquemas flexibles de trabajo, amenidades y demás elementos que diferencian la organización de otra.
  • Enriquecer las posiciones de trabajo, a través del crecimiento horizontal, estrategias de trabajo compartido, incremento de retos y responsabilidades, iniciativas multigeneracionales, proyectos multidisciplinarios y colaborativos.
  • Ofrecer feedback constante a las personas, haciendo de la gestión del desempeño, un hábito diario de desarrollo, reconociendo continuamente fortalezas y áreas de oportunidad, abriendo canales de comunicación entre líderes y colaboradores.
  • Brindar autonomía y empowerment a colaboradores, dando un sentido de control de responsabilidades, tiempos y estilos de trabajo a las personas.
  • Ofrecer flexibilidad y personalización de beneficios, entre ellos, esquemas flexibles de trabajo velando por la calidad de vida, necesidades e intereses de los individuos.
No se puede evitar la movilidad de las personas, pero sí ofrecer ambientes de trabajo y culturas lo suficientemente atractivas para hacer que los profesionales quieran y deseen pertenecer a la organización. La gig-economy es una de las olas que ha impulsado a las organizaciones a transformarse y replantear lo que hacen, lo que ofrecen y la forma en cómo hacen las cosas. Es una tendencia que irá en crecimiento y formará parte de las necesidades de los mercados. Subirse a esta ola es una manera de aceptar uno de los muchos cambios en el mercado y sumar desafíos que, si decidimos enfrentarlos, nos ayudarán a generar mejores negocios y hacer de México el mejor país para trabajar. *Knowledge Management Manager / Great Place to Work® México   Contacto: Correo: [email protected] Twitter: @Jenn_amz1 Página web: greatplacetowork.com.mx Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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