Si bien el concepto de neutralidad de la red fue acuñado en 2003, fue hasta la administración de Obama que tomó relevancia. En términos muy generales, se refiere a que tanto proveedores del servicio como gobiernos deberán tratar por igual a todos los contenidos que existen en la web, de tal forma que los usuarios puedan navegar sin ningún tipo de restricción. Tal precepto coincide con la naturaleza misma de internet, concebida más que como un servicio, como un derecho de acceso a la información y comunicación. Sin embargo, la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) en Estados Unidos ha propuesto eliminar la neutralidad de internet, aludiendo a que, de esa manera, podrían generarse mejores condiciones de competitividad y desarrollo tecnológico. El principal argumento a favor es el desarrollo de la tecnología 5G, que implicará un tráfico de video mucho más denso y mejores condiciones en cuanto a la calidad y tiempo de transferencia de datos. Incluso, preparó un documento donde se detalla que existen grandes mitos sobre la forma en la que va a operar y las consecuencias de la transformación. Sin embargo, existen numerosos argumentos en contra, que hablan de competencia desleal, bloqueo de contenidos, mayor costo o simplemente negativa a proporcionar el servicio. Existen al menos cuatro grandes consecuencias si la red perdiera su neutralidad:
  • Navegación limitada. Si al elegir contenidos una persona simplemente no puede hacerlo porque se encuentran a una taza de transferencia menor o peor, porque el proveedor decidió bloquear un sitio para generar mayor tráfico a otros, entonces, la naturaleza misma de la red se pondría en entredicho. Alguien decidiría por nosotros qué es lo más conveniente para ver.
  • Mercados cerrados. Los proveedores podrían condicionar su servicio al eliminar a la competencia. Sin mayor oferta que la propia, entonces podrían apropiarse del mercado de contenidos, eliminando paulatinamente todo aquello que les estorbe.
  • Discriminación de segmentos. Con la eliminación de la competencia y la concentración de contenidos, los proveedores podrían establecer un sistema de precios escalonados. El asunto no es menor, se trata de dejar que sean los proveedores del servicio quienes decidan la forma en la que se podrá navegar a discrecionalidad. Así, por ejemplo, podrían limitar el acceso, velocidad o a ciertos contenidos o aplicaciones, Netflix o Spotify, por ejemplo, para impulsar los desarrollos propios, como sucede en el caso de AT&T.
  • Comunicación Política. Por supuesto que detrás de todo el asunto está la administración del presidente Trump. Lo que vuelve aún más grave a la situación es el hecho de que durante su campaña el ahora presidente utilizara una serie de estrategias de contenidos y Fake News que le ayudaron a dirigir la opinión pública. Si legalmente un proveedor pudiera cerrar contenidos y ofrecer sólo algunos, sería un verdadero desastre para la opinión pública, puesto que las fuentes estarían controladas cuyo principal argumento es estar en pos del desarrollo tecnológico.
La socialización digital basada en el libre acceso a internet es una de las principales características de las sociedades contemporáneas. Limitar o bloquear el acceso a contenidos, no sólo es un atentado a los derechos fundamentales de los seres humanos, nos coloca en un estado de vulnerabilidad ante políticas corporativas o estatales.   Contacto: Correo: [email protected] Twitter: @sincreatividad Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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