El siglo XXI es un territorio del que brotan muchas incertidumbres, en donde la inteligencia artificial convive codo a codo con la creatividad humana y la tecnología nos asombra con maravillas que antes sólo se vislumbraan en las páginas de literatura de ciencia ficción. Así,  surge una oportunidad magnífica: aprovechar las habilidades blandas, que son gemas del repertorio de herramientas del ingenio humano que destacan aún más en la era de la automatización. A veces, tenemos miedo y tenemos que sobreponernos ya que mientras las máquinas se esmeran en recordar cifras y datos, nosotros, los humanos, estamos siendo llamados a destacar en lo que nos hace relevantes. Las habilidades blandas están tomando el centro del escenario en esta interacción frenética entre la innovación y el progreso.

Nos tocó la fortuna de vivir en una época en la que la información fluye como un torrente impetuoso y las respuestas están a solo un clic de distancia, las habilidades blandas se constituyen como el faro que guía nuestra embarcación por aguas inciertas. Estas destrezas, a menudo intangibles pero valiosas e impactantes, son como una sinfonía invisible que orquesta la melodía de nuestras interacciones. Empatía, comunicación efectiva, pensamiento crítico y adaptabilidad son sólo algunas de las notas que componen esta melodía. Seamos honestos, una máquina puede proporcionar información en forma más rápida y, tal vez, más rápido, pero sólo los seres humanos podemos ofrecer comprensión, cuidado y creatividad.

Imaginemos un mundo en el que todos hablan, pero nadie escucha. Sería un espacio caótico Aquí es precisamente donde entran en juego las habilidades blandas como la empatía, esa capacidad de sintonizar con las emociones de los demás. En un universo de tweets —¿se seguirá diciendo así?— y publicaciones de Instagram, se necesita una verdadera habilidad comunicativa para conectar con los corazones y mentes de las personas. Esto no es un regalo exclusivo para las relaciones personales, sino un recurso valioso en el campo profesional. Líderes empáticos pueden formar mejores equipos de trabajo, inspirarlos a superar obstáculos promover la formación de profesionales empáticos que pueden entender las necesidades de sus clientes más allá de los números fríos.

Asimismo, la comunicación efectiva es el aderezo en el ensalada de interacción humana. ¿De qué sirve tener grandes ideas si no se pueden transmitir claramente? Las habilidades blandas nos desafían a dar nuestro restro; a dejar de lado la jerga técnica y a hablar en el idioma universal de la claridad y la persuasión. Aplica en forma universal, ya sea en una reunión de negocios o en una conversación casual con amigos, la comunicación efectiva es el puente que une nuestras mentes y nos permite colaborar y compartir conocimientos.

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Desde luego, también está la cereza del pastel: la adaptabilidad. En una era donde los cambios son constantes y los avances tecnológicos son tan frecuentes como las mutaciones climáticas, ser capaz de girar y girar como un bailarín en el centro de atención es crucial. Las habilidades blandas nos enseñan que no se trata solo de lo que sabes, sino de lo que no está en nuestro acervo de conocimiento y cómo podemos aprender. Los que se aferran rígidamente a sus viejas formas tienen rápidamente a serobsoletos, mientras que los que abrazan el cambio con una sonrisa pueden navegar por las aguas cambiantes con confianza.

Tanto es así que las habilidades blandas se han convertido en el ingrediente secreto en la fiesta  del porvenir. La esencia de la vida está cambiando y las personas nos desarrollamos a partir de nuestra inteligencia, aunque no sólo es eso, también por las habilidades para ponernos en juego con nuestros semejantes, es decir, para manejarnos a nosotros mismos así como coordinar personas y administrar recursos.

Las habilidades blandas para el futuro son capacidades y competencias específicas que permiten a las personas afrontar los desafíos, tomar decisiones informadas y adaptarse efectivamente a diversas situaciones en su vida personal y profesional. A medida que la sociedad y la tecnología evolucionan, también cambian las habilidades que son más valiosas para tener éxito en el mundo moderno. Antes, las habilidades técnicas eran valoradas en un plano superior a las blandas. No obstante, un diferenciador entre las máquinas y los seres humnaos es que las máquinas pueden aprender habilidades técnicas y es muy difícil —aún no lo han logrado— imaginar un sistema, una palicación o una computadora en el ejercicio pleno de habilidades blandas.

Las habilidades blandas se aprecian tanto en la actualidad dado que las dificultades actuales provocan que la actividad laboral a realizar no sea lo único imprescindible a la hora de llevar a cabo un trabajo. Ahora toca ser resiliente, toca ser empático y toca tener una buena variedad de soft skills para afrontar este entorno lleno de barreras y obstáculos en general.

En un entorno cambiante y una vida llena de modificaciones y avances que provocan que haya que tener capacidad de aprendizaje, la agilidad, la flexibilidad… para poder adaptarse a todas esas variaciones. Las nuevas formas de trabajar nos dan evidencia de que  se han ampliado las maneras de desempeño. La vida,  tradicionalmente presencial, ha cambiado sus métodos, ahora está la posibilidad del trabajo remoto, formatos híbridos. Por ello, además de conocer a pie juntillas la actividad a desarrollar y las herramientas necesarias, se necesitan habilidades como la capacidad de adaptación, flexibilidad, convivencia con la tecnología, dominio de la comunicación en un entorno digital.

Los problemas familiares llegan al trabajo. No sólo por la conciliación, sino por otros muchos aspectos, los líderes deben tener en cuenta las posibles problemáticas familiares que pueden tener sus empleados. Y viceversa, los miembros de un equipo de trabajo deben entender y apoyar a su líder en momentos complejos. Por ello, esa empatía de la que hablábamos antes resulta esencial en esta nueva realidad.

En términos generales, estamos atestiguando que el trabajo cada vez es más colaborativo y por ello hay que tener muy en cuenta habilidades como trabajo en equipo, liderazgo, respeto… que se vuelven relevantes en contextos de tanta reunión, videollamada o actividades en grupo. Las habilidades blanda de cara al ser humano del futuro debe contemplar al ser humano en el centro, a la persona.

En medio del zumbido de la inteligencia artificial y la automatización, estas habilidades humanas son las que nos destacan. Son nuestras cartas de triunfo en un mundo que se redefine constantemente. Entonces, adelante, abrazemos estas habilidades, afinemos nuestras destrezas y bailemos al ritmo de la revolución silenciosa del siglo XXI.

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