Al inicio de la charla, Balich recuerda emocionado lo vivido en México durante la organización de los festejos del bicentenario: “Fue increíble, más de 25,000 personas disfrazadas […] En México hay mucho talento, fueron muchos bailarines”, dice en entrevista para Forbes México.

También recordó el gran desafío de ingeniería que fue la escultura “El Coloso”, de casi 20 metros de altura, las experiencias de la gran cantidad de bailes y la dirección de la Orquesta Filarmónica de las Américas por parte de Alondra de la Parra: “Las memorias que tengo de México son asombrosas; te podría platicar por horas. Tuve una vida maravillosa en México”.

Balich entra en materia y cuenta que hace un año se reunió su equipo con el gobierno de Qatar para comprender cuál era el mensaje que se buscaba transmitir con el evento de apertura de la justa mundialista: “El brief que recibimos del gobierno (de Qatar), del Comité Supremo, era que buscaban tener una ceremonia seria, no sólo tener un artista con algo alrededor, sino que querían promover los valores de Qatar y de los deportes. Para nosotros esto fue muy desafiante. Así que junto con Akhned Al Baker, un co-director artístico qatarí muy creativo, desarrollamos una ceremonia muy interesante que habla sobre los valores del futuro”.

Lo que se buscaba transmitir con la ceremonia, explica Balich, era no enaltecer lo maravilloso que pudiera ser el país, sino mostrar los valores en los que cree Qatar hacia el futuro. “Es una ceremonia hacia el futuro, con música contemporánea, con música muy emotiva. Nuestro papel aquí fue tomar el brief, hacerlo enorme y fuerte”.

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En el Estadio Al Bait, donde se llevó a cabo la ceremonia de apertura, se presentó el cantante surcoreano Jung Kook, del grupo de k-pop BTS y el cantante catarí Fahad Al Kubaisi. Ambos interpretaron la canción “Dreamers”.

Para Balich debía ser una presentación totalmente inesperada. “Si recuerdas Rusia o Brasil (las aperturas de estos mundiales) fueron música y gente. Y aquí (Qatar) son valores y contenido significativo […] Qatar (con la ceremonia de apertura) se presentó a sí mismo como una plataforma de inclusión, en la que prevaleció su propia identidad. Ellos son quienes son, con sus tradiciones, con su cultura, con su religión. Pero ellos están dispuestos a abrirse completamente y a recibir a la gente de Este a Oeste”. Además, asegura, no tuvieron ningún tipo de censura durante la organización ni para el proyecto.

Como parte de las actividades que solicitó el gobierno qatarí a Marco Balich fue una pieza representativa. “No fue una pieza de arte, sino un ícono que respira luces y música. Es un tiburón ballena suspendido entre cuatro torres, diseño de Foster”. Esto es en las Torres Lusail del arquitecto Norman Foster. La pieza está suspendida a 40 metros de altura.  

La ceremonia, que tuvo una duración de 30 minutos, tuvo algunos desafíos, como el hecho de que no podían reunir a muchas personas al mismo tiempo en el campo, ni utilizar demasiadas escenografías, porque sería el mismo campo que utilizarían para algunos de los partidos, y no podía ser maltratado de ninguna manera. Así que esta fue la razón por la que muchos de los elementos fueron aéreos, y se apostó por un gran juego de luces.

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Para Balich, el primer mensaje que se buscó enviar con la ceremonia de inauguración fue que la población sería bienvenida y que se sentiría como en casa; el segundo es que Qatar considera que a través del fútbol se pueden alcanzar la paz y el entendimiento cuando existe rivalidad. El tercero, comenta, es que este deporte es una herramienta para generar la paz, la aceptación en el mundo y respetar la diversidad.

Algunos elementos que soportaron estos mensajes fue la participación de hombres y mujeres intercalados durante la coreografía donde todos estaban tomados de los brazos. También desfilaron todas las banderas de los países participantes, lo mismo que las mascotas de mundiales pasados. Asimismo, se escucharon cantos de apoyo de las porras de diversos equipos. Durante la ceremonia, el actor Morgan Freeman refirió unas palabras sobre la necesidad de unión entre las naciones y cómo el fútbol puede contribuir a lograrlo. También participó el empresario y embajador de la Copa Mundial de la FIFA, Ghanim Al Muftah, quien sufre Síndrome de Regresión Caudal.   

Durante la organización de la ceremonia participaron 900 personas y 250 sobre el escenario. “Somos varias personas en Qatar, los fabricantes de vestuario, los compositores de música. Logramos reunir un equipo multicultural que produjo algo muy interesante”. El encargado del diseño de iluminación fue Durham Marenghi, quien también participó en los festejos del bicentenario de la Independencia de México.

Marco Balich, quien fue reconocido con un premio Emmy en 2006 y un Compasso d´Oro en 2017, ha estado a cargo de la organización de 12 juegos regionales y 14 ceremonias olímpicas, entre las que destacan Río 2016, como productor ejecutivo; la entrega de la bandera paralímpica en los Juegos Olímpicos de Invierno de Beijing 2022; la ceremonia de apertura de los XVIII Juegos Panamericanos, Lima 2019 y la ceremonia de apertura para Juegos Asiáticos en Yakarta 2018, entre muchos eventos más. Balich Wonder Studio, también estará a cargo de la ceremonia de clausura del mundial que actualmente se desarrolla.      

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