Los mexicanos siguen utilizando las tarjetas de crédito para hacer frente a la disminución de su poder adquisitivo por los altos niveles de inflación, ya que el dinamismo sigue creciendo tanto en rubros como el consumo básico o el discrecional.
De acuerdo con la economista principal de BBVA, Mariana Torán, en los primero nueve meses del año, las transacciones mes a mes de las tarjetas en general va en aumento; de hecho, el número de transacciones creció 47% contra el mismo periodo de 2019, mientras que el monto de dinero subió 28%.
La especialista comentó en particular entre enero y septiembre, las tarjetas de crédito crecieron 18.1%; la parte de consumo básico contribuyó con 5.8 puntos porcentuales a este avance, mientras que el discrecional (como hoteles o entretenimiento) contribuyo con 6 puntos.
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Al presentar el reporte “Situación Banca”, la institución financiera expuso que de enero a septiembre pasado, el crédito al consumo mostró un crecimiento de 6.1% en términos reales; las tarjetas de crédito y préstamos de nómina han mostrado el mejor desempeño.
En este sentido, el economista en jefe de BBVA, Carlos Serrano, indicó en conferencia de prensa que las familias en el país están utilizando el crédito como una herramienta para sortear los incrementos en precios.
“La disminución en el ahorro en parte se debe a la caída en los salarios reales, sin embargo, descarto que esto vaya a implicar un riesgo para la morosidad. (…) Es un reflejo también de que las personas usan más crédito para mantener su nivel de consumo”, afirmó.
A pesar de esto, comentó que si bien el ahorro bancario de los mexicanos se vio favorecido en los días más complicados de la pandemia, el exceso de liquidez ha comenzado a disminuir por un aumento en el gasto de la población y ha experimentado una ligera disminución en el número de “totaleros”, es decir, las personas que pagan el total de sus saldos.
“Hacia adelante, las perspectivas de una sensible reducción del crecimiento económico son consistentes con expectativas de moderación de la actividad crediticia, particularmente ante la incertidumbre sobre el grado de persistencia de la inflación. Adicionalmente, no puede descartarse el riesgo de que ante la escasez de flujos de financiamiento y el intensivo uso de estos recursos por parte del sector público, pueda representarse un desplazamiento de la inversión privada”, apuntó BBVA.
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