La clave en este nuevo mundo multipolar consistirá en balancear las relaciones y los acuerdos, así como en tomar cada decisión con una visión orientada a fortalecer la seguridad y bienestar de nuestra población.     La velocidad del cambio en las diferentes estructuras políticas, económicas y financieras es espectacular y ningún país puede ser ajeno a ello, so pena de pagar un alto precio en el futuro por una lectura equivocada sobre los fenómenos globales y sus implicaciones. Una de las grandes transformaciones de nuestro tiempo es el ascenso de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, el llamado grupo de los BRICS, que comienza a posicionarse como un nuevo polo de poder mundial. El pasado 15 de julio, los BRICS desafiaron el orden financiero al lanzar su propio Banco de Desarrollo, junto con un fondo de reservas para emergencias. Cada nación desembolsará al principio 10,000 millones de dólares (mdd) para capitalizar esta institución, cuya sede será Shanghái. Su presidencia será rotativa y comenzará por India. El fondo fue creado con un capital conjunto de 100,000 mdd. El objetivo es brindar financiamiento a economías en desarrollo, principalmente para infraestructura, pero una lectura más profunda muestra un fuerte simbolismo. El lanzamiento de este nuevo banco se da en el marco de los 70 años de las instituciones que nacieron de Bretton Woods, indicando que estas naciones ya no están dispuestas a seguir con las reglas del viejo sistema, por lo que envían un fuerte mensaje: el sistema financiero global regido por Estados Unidos y Europa, a través del Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), se ha agotado. Más allá del plano económico, en los próximos años se verá la consolidación del eje China-Rusia-Brasil como un polo geopolítico mundial. Hoy ya atestiguamos cómo Estados Unidos y Europa permanecen expectantes ante la posición hegemónica que éste comienza a tomar dentro de sus propias zonas de influencia. Ejemplo: el liderazgo y presencia, incluso militar, que está ejerciendo Rusia en América Latina. Para ilustrar la importancia de ello, el lanzamiento de las instituciones financieras de los BRICS contó con el respaldo y la presencia de 10 presidentes de países integrantes de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), quienes declararon que ésta será una fuente de financiamiento menos hostil que el FMI. Dentro de las implicaciones de este nuevo mundo multipolar debemos reflexionar sobre el rol de México. Al respecto se debe repensar la posibilidad de participar en el Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Asociación Económica (TPP, por sus siglas en inglés), pues esto nos llevaría a una dependencia estructural sin salidas del mercado norteamericano, sin olvidar que se trata de una estrategia económica, pero también con tintes políticos para aislar principalmente a China de la Cuenca del Pacífico. Las acciones que se adopten hoy deben pensarse para los próximos 20, 50 y 100 años. Siempre tendremos una relación económica, política y comercial con Norteamérica, porque somos frontera, y a su vez debemos tener una relación de entendimiento, pero debemos pensar si ésa será la región que marcará el ritmo económico del mundo a lo largo del siglo, o si, por el contrario, estamos poniendo todas nuestras fichas en una sola canasta. Hoy formamos parte del TLCAN, por lo que debemos de negociar condiciones muy claras que no nos limiten la interacción con los nuevos ejes económicos que se están generando en el mundo. Los BRICS representan en la actualidad 28.33% del PIB mundial, y para 2019 representarán 31.26%. Además será en ese año cuando China rebase a Estados Unidos como primera potencia económica mundial, de acuerdo con proyecciones del propio FMI. Será necesario mantener todos los canales y oportunidades comerciales disponibles, en el sentido que el mundo es cada vez más interdependiente en términos comerciales. De acuerdo con la OCDE, en 2060 el valor global de las exportaciones representará 35% del PIB mundial (hoy es 19%) como resultado del mayor peso de las economías en el comercio mundial, lo que ocasionará que las economías avanzadas pasen de contabilizar 47% del valor del comercio global a solamente 25% para 2060. Hoy, afortunadamente nuestro país no se encuentra todavía en una encrucijada, pues tiene diferentes alternativas. Se debe prestar atención a los acuerdos en negociación, principalmente estudiando cómo se integran las cadenas globales en la actualidad, además de aprovechar los acuerdos existentes que ofrecen múltiples oportunidades y no se encuentran tan contaminados por elementos hegemónicos, como la Alianza del Pacífico. La clave en este nuevo mundo multipolar consistirá en balancear las relaciones y los acuerdos, así como en tomar cada decisión con una visión orientada a fortalecer la seguridad y bienestar de nuestra población. Por ello debemos de comprometernos a construir un futuro digno y estable.     Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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