Los resultados electorales del pasado 4 de junio en el Estado de México, que dieron el triunfo a Morena y sus aliados con un margen de más de ocho puntos, marcaron el arranque hacia 2024. Solo unos días después de la victoria de la maestra Delfina Gómez en la entidad mexiquense, la y los aspirantes a suceder al presidente López Obrador suscribieron una serie de reglas para competir entre ellos.
El contexto que rodea esta disputa además de novedoso es histórico. La lucha por la presidencia tiene un ímpetu propio que ha desbordado los plazos fijados por la normatividad electoral. Y es que lo que se juega es un proyecto de país que, en términos prácticos y conceptuales, no cabe en un sexenio. El carácter histórico que pretende esta transformación promovida por el presidente explica, en gran medida, la obvia anticipación del proceso de selección de la candidatura de Morena para 2024.
Como efectos colaterales, la búsqueda por la candidatura por parte de Morena, PT, y PVEM ha generado interesantes movimientos en el Gabinete, que bien podrían leerse en el marco de la siguiente administración federal.
La llegada de Alicia Bárcena a la Secretaría de Relaciones Exteriores hará olas en la Cancillería, pues su carrera diplomática y amplia trayectoria podría imprimir un estilo particular para conducir la agenda migratoria, entre otros temas.
Por su parte, el nombramiento de María Luisa Alcalde como Secretaria de Gobernación es positivo por distintas razones. Por un lado, confirma lo que ya habíamos visto con otros nombramientos de primer nivel en este sexenio, como el de Rosa Isela Rodríguez al frente de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana. Con Alcalde al frente de Gobernación, el presidente sigue retando el esquema tradicionalmente seguido por los expresidentes mexicanos, de nombrar mujeres (en los poquísimos casos) al frente de las Secretarías consideradas de menos importancia para la gobernabilidad del país.
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Por otro lado, este movimiento posiciona a la ahora Secretaria de Gobernación como una posible pieza dentro del Gabinete después de 2024, independientemente de quien sea la candidata o el candidato de Morena y aliados, además de su evidente empoderamiento como una joven política. No deja de sorprender que su nombramiento se trate denostar recordando su participación en un video promocional de la canción oficial de Morena de 2011.
En tercer lugar, con este nombramiento, el presidente López Obrador marca algunas pautas que tendrían que ser impulsadas por quien continue el proyecto de la 4T. Entre ellas, la conformación de un gabinete paritario en el siguiente sexenio es un compromiso que debería darse por asumido, además del impulso de nuevos liderazgos hacia un obligado relevo generacional.
Por otro lado, el que la puntera en diversas encuestas sea una mujer, le da una tónica particular a la competencia interna, cuyos efectos ya se han dejado ver a pocos días de acordado el método de selección del “Coordinador de los comités de defensa de la Cuarta Transformación”. El reclamo de “piso parejo”, resuena no sin un dejo de ironía en un país donde las mujeres demandan acotar la brecha salarial o donde la violencia contra mujeres y niñas en sus distintas manifestaciones sigue siendo un terrible flagelo.
Las expectativas a favor de que Claudia Sheinbaum sea la candidata ya han exhibido el tipo de críticas que serán recurridas en estos meses y que, en su momento, fueron usadas grotescamente contra Delfina Gómez en el Estado de México. Lo que queda claro desde ahora, es que la participación de una mujer en esta contienda por buscar la candidatura por Morena, PT y PVEM pone de manifiesto que sin mujeres no hay 4T.
Contacto:
Maestra en Políticas Públicas por la Universidad de Oxford y Licenciada en Ciencia Políticas y Relaciones Internacionales, por el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).
Twitter: @palmiratapia
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