La tabacalera Philip Morris espera que las autoridades mexicanas agilicen las leyes para aprobar la venta de su sistema de tabaco calentado IQOS, tras el reconocimiento de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) a su dispositivo como un producto de “riesgo modificado”.

“Creemos que es algo que no se puede ignorar si tú eres una autoridad en cualquier país pensando seriamente en solucionar el problema de la salud pública, como las enfermedades relacionadas con el tabaquismo, no se puede ignorar un decisión como la FDA”, dijo Mario Masseroli, presidente de América Latina y Canadá.

“Nosotros hemos estado en contacto con las autoridades mexicanas intentando mostrar las diferencias entre IQOS y el cigarro convencional, creemos que es importante que la discusión sea basada en argumentos puramente científicos”.

En México, la compañía comenzó a vender IQOS en más de 30 puntos de la Ciudad de México –a través de las tiendas Sanborns, de Carlos Slim— bajo unos lineamientos generales que les dio la Comisión Federal para la Protección de Riesgos Sanitarios (Cofepris).  

A nivel nacional, la Profeco prohíbe la importación y exportación de cigarros electrónicos, pero el IQOS no es un cigarro electrónico sino un dispositivo que calienta unidades de tabaco, de acuerdo con Philip Morris.

La semana pasada, la FDA reconoció un menor riesgo a la salud con el uso de este tipo de dispositivos de tabaco calentado, lo que marca un hito para los 1,000 millones de fumadores que existen a nivel mundial.

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“Esto está basado y, se ha podido lograr, gracias a una innovación tecnológica muy importante por parte de la empresa y desde el punto de vista que hoy da la FDA para permitir que este producto se venda bajo el concepto de riesgo modificado, ya que se  se ha podido comprobar que se reduce significativamente la presencias tóxicos con IQOS cuando se compara con un cigarrillo convencional”, agrega Masseroli.

El directivo señaló que en Latinoamérica a diferencia de países europeos o asiáticos, todavía no existe un tema de debate para permitir la comercialización de estos productos, pero es importante que los gobiernos empiecen a trabajar en ello para generar un marco regulatorio.

“Hoy nos encontramos con una situación poco llamativa ya que en la mayoría o en buena parte de los países latinoamericanos se sigue permitiendo el fumar y están prohibidas las alternativas que, sin duda, son mejores que el cigarrillo convencional y eso es algo que tenemos que cambiar rápidamente. Estamos haciendo nuestra parte comenzando desde cómo atacar el principal problema de nuestros producto, pero no podemos hacerlo sin un marco regulatorio que establezca esto y las diferencias y permitir que el cigarrillo se comercialice en los mercados”, explica Masseroli.

Actualmente, 15 millones de fumadores en el mundo han migrado a IQOS y, han dejado de fumar, según la empresa. Europa y Japón sobresalen en la compra de estos dispositivos, mientras que en América Latina la participación es muy baja, como Colombia y Guatemala donde la venta de estos productos apenas representan el 6%.

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