Por Gizelle Rivera* En conferencia desde la Facultad de Contaduría y Administración de la Universidad Nacional Autónoma de México, Muhammad Yunus, Premio Nobel de la Paz, pionero de los negocios sociales, filántropo y fundador del Banco Grameen; hizo un llamado a adoptar los negocios sociales como una opción para afrontar los mayores retos de la humanidad, como lo son: la pobreza, la desigualdad, la injusticia social y el cambio climático. El banco de los pobres En los años 70, Muhammad Yunus se desempeñaba como profesor de economía en su natal Bangladesh, un país con múltiples y terribles problemáticas como la demografía, la falta de salud y educación, el rezago de las mujeres, pero sobre todo la carencia alimentaria. Consternado por la hambruna que cobraba vidas día a día, Muhammad Yunus cuenta que le fue una experiencia traumática explicar teorías impecables y conceptos rimbombantes que no tenían ningún sentido práctico ni relevancia en una difícil realidad que existía afuera del salón de clases. Fue por esto que salió a las aldeas buscando ser útil tan siquiera para una sola persona, y buscó hacer algo nuevo cada día. Relata que en su nueva realidad aprendió más sobre la vida y del sufrimiento, y que la gente de las aldeas se convirtieron en sus maestros. Pero sobre todo le era doloroso darse cuenta de la victimización de las personas al ser estafados mediante préstamos con intereses altísimos “loan sharking”, que los dejaba con las manos vacías. Ante tal situación, quiso proteger a la gente guardando su dinero, y al generar la confianza necesaria, la gente continuaba pidiéndole préstamos. Fue a partir de esto que en 1983 pudo fundar el Banco Grameen “el banco de los pobres”, a partir del nuevo y popular concepto de “microcrédito” que otorga capacidades financieras a pequeños negocios. A veces no saber es una gran bendición Según Muhammad Yunus, conocer algo te limita y te condiciona a las reglas y a lo establecido. Fue precisamente el desconocer de las cuestiones bancarias lo que le permitió realizar lo que él se imaginaba: un banco para el desarrollo. Para crearlo, hizo lo opuesto en tres principios bancarios tradicionales, que son:
  1. Entre más rico, más atractivo eres para los bancos. Opuesto: Entre más pobre, eres más atractivo.
  2. La gente busca al banco. Opuesto: La gente no va al banco, el banco va a la gente.
  3. Los bancos tradicionales quieren hacer tratos con hombres. Opuesto: Los bancos tradicionales quieren hacer tratos con mujeres.
Así el Banco Grameen mediante una lógica diferente de hacer negocios escalables y sostenibles, comenzó a trabajar con la persona más modesta desde el pueblo más pobre. “Cada vez que se identifica un problema, se crea un nuevo negocio, se soluciona la problemática y hay un retorno del capital”, explica el Profesor. Hoy en día, este banco tiene más de 1 millón de prestamistas, trabaja a favor de alrededor de 9 millones de personas en pobreza, y ha otorgado más de 50 millones de microcréditos y préstamos solidarios. Además, cuenta con 56 compañías de carácter mundial que resuelven diversos problemas sociales y ambientales; y entre otros proyectos, ha impulsado negocios de carácter social como clínicas y hospitales y seguros de salud, e impulsó el establecimiento del sistema de inodoros en todo Bangladesh, frenando así también la propagación de enfermedades. (Continuará). *Maestra en Economía y Política Pública por el Tecnológico de Monterrey y la Universidad de Georgetown.   Contacto: Correo: [email protected] Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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