Cuando hablamos frente a una audiencia es muy común que en las primeras ocasiones lo hagamos sin mayor entrenamiento y tomemos algunos tips de alguien más experimentado. Cada ponencia es una oportunidad para practicar y mejorar la habilidad de hablar frente a una audiencia, e impacta nuestra imagen ejecutiva al mostrarnos como alguien congruente y creíble a medida que mejoramos. Con el tiempo construyes la confianza sobre buenas experiencias al hablar en público, y aprendes pequeños trucos y rituales que te lo facilitan A mí por ejemplo me gusta llegar con tiempo, ver el lugar, ubicar las luces y los espacios. Unos 15 minutos antes de hablar, necesito literal espacio estirar mis brazos hacia arriba, respirar, y empezar a concentrarme. Necesito caminar para transformar la adrenalina en energía creativa, y no bloquearme como una vez les conté me pasó. Ya sobre el escenario, alguien más experimentado, o el área de comunicación puede ser que te recomiende incluir con la mirada al público y desplazarte mientras hablas. Ya que tenemos dominado las recomendaciones de los cuates, y hablar sin mirar los apoyos visuales, te quiero compartir un tip que hará una diferencia enorme. “Deja que tu cuerpo acompañe tu discurso” Es muy evidente cuando el cuerpo acompaña el discurso, y cuando se coreografía un discurso. Los políticos con frecuencia son un buen ejemplo de cómo evitar hablar en público. Imagino que sus equipos resaltan palabras que deben acompañarse con gestos y movimientos. Sin embargo, si notas que el cuerpo enfatiza algo, fracciones de segundo antes que el discurso lo haga, … sí, exacto, lo acabas de pillar con una coreografía, y es probable que a nivel inconsciente digas “el audio no me cuadra con el video”. Coreografiar un discurso, es un error muy común también en ejecutivos de muy alto nivel. Normalmente hacen evidente que lo que hablan no necesariamente lo sienten, y tan no lo sienten, que el cuerpo es incapaz de acompañar el discurso, e integrarse al lenguaje verbal. Comunicación verbal y no verbal se fusionan, cuando se cree lo que se dice. El uso del lenguaje no verbal durante un discurso es en ocasiones la diferencia entre ser creíble y perder la credibilidad. Te invito a hacer un ejercicio muy simple: da un paso hacia atrás al referirte al pasado, y un paso al frente al referirte al futuro cada vez que hables con amigos, o en la oficina. Te darás cuenta de que tu cuerpo ya hace algo de forma natural con estos dos conceptos, y te sentirás extraño con los pasos. Al hacerte consciente de tus movimientos puedes aprovecharlos mejor a tu favor. Al hacerte consciente también de lo que dices, te darás cuenta si resuena dentro de ti o no. ¿Tu cuerpo acompaña o no tu discurso?   Contacto:
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