De acuerdo al incremento de la demanda de sustentabilidad y al estudio de una tendencia cada vez mayor de “gravar al pecado”, gobiernos del mundo estarían en la instintiva búsqueda de prolongar aranceles a la carne. Esto lo revela un informe de Fitch Solutions, dado a conocer por Business Insider, que indica que “los gobiernos podrían aprovechar esta demanda de mayor sustentabilidad y gravar al consumidor en lugar de implementar regulaciones de producción ambiental más estrictas”, sugirió Fitch. “El aumento global de los impuestos al azúcar hace que sea fácil imaginar una ola similar de medidas regulatorias dirigidas a la industria de la carne”, dijo Fitch. La semana pasada, una coalición de políticos alemanes de varios partidos propuso aumentar el impuesto al valor agregado (IVA) sobre la carne del 7% al 19% con la esperanza de reducir el consumo. Al igual que el azúcar, la carne roja se ha relacionado con un mayor riesgo de cáncer, enfermedades cardíacas, derrames cerebrales y diabetes, lo que Fitch dijo que sentó las bases para impuestos similares. Un estudio realizado por la Universidad de Oxford, por ejemplo, encontró que la introducción de la medida podría prevenir casi 6,000 muertes al año y ahorrar casi 850 millones de dólares -mdd- en costos de atención médica. “Por lo tanto, un impuesto a la carne podría surgir como una política similar al impuesto al azúcar, respaldado sobre la base de que la carne desempeña un papel importante en una dieta equilibrada, su consumo excesivo es un problema de salud pública”, concluyó. Sin embargo, a diferencia del azúcar, la justificación para restringir el apetito de la gente por la carne se relaciona con cuestiones más amplias que solo la salud, con el cambio climático, la deforestación y las preocupaciones éticas que se vislumbran en las mentes de los consumidores. De acuerdo a un informe de la ONU, el sistema alimentario humano representa el 37% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero. En este sentido, la producción de carne, y especialmente la carne roja, es responsable de gran parte de eso. Un estudio de 2011 encontró que el cordero, seguido de la carne de res, son mucho más perjudiciales para el ambiente. “Ya estamos presenciando que los consumidores reducen la carne roja en varios mercados desarrollados a nivel mundial, respaldados por la creciente popularidad de las dietas veganas, vegetarianas y ‘flexitarias’. Los consumidores más jóvenes y urbanizados son los principales impulsores de las dietas sin carne, lo que sugiere que esta será una tendencia a largo plazo”, dijo Fitch. “La introducción de un impuesto sobre la carne probablemente aceleraría esta tendencia, alentando a los consumidores a moderar el consumo de carne roja al cambiar a las aves de corral o las proteínas de origen vegetal”. Lee también: Sueldos de 8,000 y rentas de 15,000 pesos, la realidad de muchos millennials

 

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