Una inversión insuficiente, la falta de ritmo competitivo y estrictas leyes impiden el crecimiento del futbol en la India, un país habitado por unas 1,400 millones de personas, y que sumó esta semana un nuevo fracaso en la Copa de Asia, al ser incapaz de marcar un gol en tres partidos y caer en primera fase.

“No soy un mago”, respondió a la prensa el pasado martes el exfutbolista croata y seleccionador indio, Igor Stimac, tras la derrota de su equipo ante Siria por 0-1 que supuso su eliminación de la Copa de Asia en Qatar, para referirse una vez más la endeble estructura del futbol indio.

Solo “desarrollo, entrenadores, inversión, competiciones estructuradas, planes a largo plazo, nos harán avanzar”, admitió frente a la interpelación de los medios.

Salvo un segundo lugar en la Copa de Asia de 1964, India no ha cosechado éxitos en el torneo asiático, donde cuenta con cinco participaciones -siempre cayó en la fase de grupos excepto en 1964- y nunca ha participado en la Copa Mundial de la FIFA.

Actualmente, la selección masculina ocupa el puesto 102 en el ranking FIFA, compuesto por 210 países, mientras que el equipo femenino asciende a la posición 65 de 192 países.

Falta de realismo

Esta baja clasificación provoca las críticas habituales tras cada eliminación que reciben el entrenador, la Federación de Futbol de la India (AIFF), o los jugadores, por parte de los hinchas indios, especialmente en redes sociales, que exigen resultados superiores de un equipo compuesto completamente por futbolistas de la endeble liga local.

Sin embargo, las propias autoridades indias, son en parte responsables de esta falta de realismo de los aficionados, puesto que solo organizan partidos de preparación contra selecciones de clasificación similar o inferior, y evitan que la India aprenda ante las selecciones más potentes del continente, protegiéndose de posibles goleadas que dañen su orgullo.

“En la India no vivimos en el mundo real. (…) Tenemos que decidir si queremos jugar en la India y ser felices o (salir e) intentar competir con el resto del mundo”, dijo el pasado julio Stimac, en una entrevista al medio Times of India, en la que criticó la falta de acción de la AIFF para cambiar de rumbo.

Así, el equipo masculino disputó 16 encuentros en 2023, en los que logró 10 victorias y dos empates con 22 goles a favor, que contrastan con las tres derrotas cosechadas y los cero goles anotados en la Copa de Asia.

De esos 16 partidos, solo dos le enfrentaron contra rivales entre los 10 primeros puestos de la clasificación asiática, donde la India ocupa el lugar 18, y ambos se saldaron con derrota, una de ellas en penales.

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Estricta regulación en el futbol de la India

Otra desventaja de la India con sus competidores pasa por la imposibilidad de convocar a jugadores nacidos en otro país pero de origen indio, como hacen muchas otras selecciones y ha pedido anteriormente Stimac, ya que la legislación india impide la doble nacionalidad, lo que obligaría a los futbolistas a reemplazar su pasaporte actual por el de la India.

El presidente de la AIFF, Kalyan Chaubey, reveló recientemente en una entrevista a la agencia india PTI que tenían una lista de 24 futbolistas de origen indio potencialmente seleccionables, pero aseguró que debían valorar cómo podían convocarlos “dentro del marco de las reglas del Gobierno Central”.

Pese a que no dio nombres, existen varios jugadores que cumplen esta condición en Europa, como el centrocampista del Hansa Rostock de la segunda división alemana, Sarpreet Singh, el delantero del Sturm Graz de la Bundesliga austríaca, Manprit Sarkaria, o el defensa central del Norwich City, en la segunda división inglesa, Danny Bath.

A la sombra del críquet

Todos estos problemas convergen en una máxima: la insuficiente inversión que recibe el futbol base en la India, que cuenta con menos de 20,000 jugadores registrados, según la AIFF, en un país ampliamente dominado por el críquet.

No obstante, el presidente de la Asociación de Futbol de Nueva Delhi, Anuj Gupta, dijo que está situación ha comenzado a cambiar en la última década, especialmente desde la creación en 2014 de la Superliga India, que aumentó el flujo de dinero disponible.

“Se ha inyectado mucho más dinero. Los futbolistas, entrenadores, personal y todo el ecosistema indio ganan más dinero. Y se ha vuelto más inspirador porque ahora los juveniles saben que si les va bien pueden ganar mucho dinero, por lo que los padres también ven que si juegan en la Superliga tendrán futuro”, destacó Gupta.

Aunque sigue sin ser suficiente para exprimir al máximo el talento de los jóvenes, agregó, y ahondó en la necesidad de partidos más competitivos para que las próximas generaciones adquieran una mentalidad ganadora de la que ahora carecen.

“Hasta que no empecemos a actuar bien en (categorías) sub-17 o sub-20 no sucederán milagros”, sentenció Gupta.

Para buscar ese milagro, la AIFF lanzó el pasado año una hoja de ruta para transformar el futbol indio, que tiene por objetivo situar a las dos selecciones nacionales entre las cuatro mejores de Asia y convertir al país en una de las principales canteras del mundo para 2047.

Con información de EFE

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