Por: Karim Goudiaby

El 2023 será un gran año a pesar del contexto macroeconómico y geopolítico tan complejo que vivimos. La guerra en Ucrania no parece terminar pronto e incluso hay indicios de que se hará más letal; las tensiones entre China, Estados Unidos y Taiwán continúan, así como sus repercusiones comerciales. El principal campo de batalla de la guerra económica entre China y EEUU está en el comercio, sobre todo, en la industria tecnológica. La llamada guerra de los chips supondrá un cambio en la cadena de abastecimiento con efectos económicos considerables a nivel global.

La situación en las propias empresas tecnológicas más grandes del mundo parece confirmar un escenario poco halagüeño. Meta, matriz de Facebook, y Twitter despidieron a miles de personas a finales del año pasado. Ahora, Alphabet, la matriz de Google, anunció la eliminación de 12,000 puestos de trabajo, Microsoft suprimirá 10,000, la ola despidos de Amazon afectará a más de 18,000 colaboradores y recientemente Spotify anunció que planea eliminar alrededor del 6 por ciento de su fuerza laboral. Si bien,  los analistas señalan que esto es resultado del excesivo gasto de los gigantes tecnológicos, también una posible desaceleración económica podría estar detrás de tales medidas. 

Aunque hay quienes pronostican una recesión mundial, también otras voces estiman que, a mediados de 2023, la inflación podría empezar a controlarse. El 2022 fue desafiante, pero el sector hipotecario tuvo una ligera alza. Las tasas de interés de los créditos hipotecarios siguieron siendo bajas, rondando en un promedio de 10.20% y aumentando de forma gradual, pero marginal. 

El escenario global y local nos lleva a hacer una profunda reflexión sobre lo que nos podrían deparar los siguientes meses. En mi opinión, estos son cinco aspectos que deberíamos tener en la mira: 

Aumento en el costo de la vivienda nueva

Hasta el año pasado, muchos desarrolladores pudieron contener el aumento de precios en la vivienda nueva a causa del incremento en el costo de los insumos para la construcción que osciló entre el 15% y 18%. Eso fue posible gracias a la existencia de inventario, pero este año el aumento de precios afectará al cliente final, pues ya no quedan muchas casas nuevas y los nuevos desarrollos también escasean. Lo que se construya a partir de ahora, será más costoso para todos, ya que incluso el financiamiento –los créditos puente– también resulta más caro para los desarrolladores. 

Lo anterior reducirá el número de compradores potenciales, pero según la ley de la oferta y la demanda, esto también debería reducir el alza en los precios de las casas y departamentos. Este freno, desde mi perspectiva, beneficiará por igual al mercado de renta que se ha robustecido en los últimos años y cuyo dinamismo es probable que se mantenga en 2023. 

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El auge del nearshoring

El nearshoring continuará posicionándose como una oportunidad para México este año, pues ciudades como León, El Bajío y Tijuana tienen un enorme crecimiento económico e industrial. Por citar un ejemplo, el fuerte interés de empresas extranjeras por esta ciudad fronteriza ha elevado 14.28% los precios de alquiler del metro cuadrado de sus desarrollos industriales. 

Mayor atracción de inversión inmobiliaria 

Tras la pandemia, las zonas turísticas mexicanas fueron imanes para las inversiones, los ciudadanos extranjeros en retiro e incluso Millennials que aprovechan las nuevas modalidades de trabajo a distancia, prefieren comprar casa en México. 

Muchos de ellos provienen de Estados Unidos, Los Ángeles o Texas donde no pueden comprar una casa, ya que las tasas de interés en ese país han crecido de forma brutal –con un aumento de 1% hasta 7%– dejando fuera del mercado a muchos potenciales compradores de vivienda. 

Zonas turísticas como Los Cabos, Baja California, San Miguel de Allende o la Riviera Maya seguirán siendo polos de atracción para la inversión extranjera y diría que también local, dada la reconfiguración en la fuerza laboral post pandemia. 

Surgimiento de más emprendedores

En Estados Unidos se ha observado un fenómeno muy interesante, la Asociación Nacional de Agentes Inmobiliarios (NAR) ha visto aumentar sus filas en los últimos tres años, tanto así que en 2021 sus membresías llegaron a un máximo histórico después de sumar a más de 100 mil hombres y mujeres que se enfrentaron al desempleo y al cierre de sus respectivas industrias. 

Desde mi punto de vista, en México podría suceder lo mismo, pues cada vez más profesionales con largas trayectorias e incluso jóvenes que se integran al mercado laboral, buscan emprender y crear negocios propios en una industria que, además, ha demostrado gran fortaleza y resiliencia. 

Generación de alianzas, clave para el crecimiento de todos

Me parece que la principal predicción para 2023 es que la mejor forma de enfrentar la incertidumbre será a través de la colaboración. Atrás quedó el mercado de compradores, hoy nos movemos en un mercado de vendedores, las reglas ya no las dictan los propietarios y eso cambia el tablero. 

Desarrolladores  y asesores inmobiliarios deberán priorizar y acompañar al vendedor en su proyectos y apalancarse de la tecnología para consolidar negocios fructíferos. En definitiva, la creación de alianzas estratégicas en el sector y el uso de plataformas tecnológicas, serán factores claves para ser más eficientes, competitivos y salir adelante en un camino repleto de subidas y bajadas.  

A pesar de los retos que continúan y de los nuevos que se hacen presentes, puedo asegurar que el sector tendrá un panorama alentador, siempre y cuando mantengamos esa capacidad de adaptación, colaboración y de adopción tecnológica, encontrando en cada desafío una nueva oportunidad para resurgir.  

Contacto:

Por Karim Goudiaby, fundador y CEO de la inmobiliaria digital NEXIMO

@Kgoudiaby 

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Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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