Carles Puigdemont se resiste a que la presión que ejerce la causa judicial que afecta a los líderes del movimiento independentista en Cataluña condicione el nombramiento del próximo presidente del parlamento catalán. Para unos es prófugo y para otros, exiliado. Puigdemont reapareció el domingo en una entrevista para la televisión pública catalana TV3 diez días después de que un tribunal alemán lo pusiera en libertad bajo fianza. El motivo que lo llevó a prisión en este país fue la reactivación de una orden de detención internacional por el juez de la Corte Suprema española Pablo Llarena. El político todavía está pendiente de saber si la justicia alemana lo extradita a España por malversación de caudales públicos, pero dejó clara su determinación de defender al candidato a la presidencia catalana que decidan los partidos a favor de la independencia, según los resultados de las últimas elecciones autonómicas del pasado 21 de diciembre. “Hay una corriente en el estado español para evitar que los catalanes hagamos posible lo que manifestamos en las urnas. Esto es una anomalía democrática muy grave y tenemos la responsabilidad de defendernos”, comentó el político, quien se niega a normalizar la resolución del conflicto España-Cataluña ante los tribunales. Para Puigdemont, el “Estado español” incluye al rey, las grandes empresas, los medios de comunicación y a la judicatura. Especialmente a esta última dirigió sus ataques. Acusó al juez Llarena de vulnerar la voluntad electoral de los ciudadanos con el encarcelamiento de los principales candidatos a la presidencia de la Generalitat (el gobierno catalán). Éste es uno de los principales obstáculos que tienen los partidos independentistas para elegir un nuevo presidente desde que se constituyó el parlamento hace casi cuatro meses, pues los candidatos que estos consideran legítimos están en prisión o exiliados. “Nuestra obligación como elegidos del pueblo catalán es defender lo que la gente votó en las urnas, no podemos desviarnos de su mandato porque un juez se extralimita de su ámbito de competencia”, afirmó. Puigdemont manifestaba así su posición ante las cámaras de la televisión pública catalana por primera vez desde su puesta en libertad, una entrevista que no gustó a los principales partidos no independentistas en Cataluña. La líder de la oposición, Inés Arrimadas, criticó a TV3 por estar al servicio de la causa independentista, mientras que el dirigente del Partido Popular en Cataluña consideró que Puigdemont actúa “como si fuera un mesías, un ‘caudillo’’”. Los socialistas catalanes, por su parte, vieron a un Puigdemont “desconectado del sentido común”, ignorando que no hay una mayoría social en favor de la independencia, dijo el secretario del partido socialista catalán.   Ciudadanos movilizados Carles Puigdemont habló del “pueblo catalán”, pero en las pasadas elecciones autonómicas, los partidos independentistas sacaron el 47.5% de los votos, que se tradujeron en 70 diputados de 135 en el Parlament de Cataluña. Aun así pidió la colaboración de todos los ciudadanos. “Los independentistas hemos estado muchos años gobernados por gobiernos autonomistas, ¿no podemos exigir a los que no lo son que también reconozcan el actual gobierno catalán como suyo? La democracia funciona así, y los necesitamos a todos para construir el país”, afirmó. Mientras la entrevista tenía lugar en Hamburgo, Alemania, las calles de Barcelona volvieron a albergar el domingo manifestaciones para pedir la libertad de los activistas independentistas Jordi Sánchez y Jordi Cuixart seis meses después de su encarcelamiento provisional mientras se investiga si incurrieron en delito de rebelión. Centenares de miles de personas, 750,000 según los organizadores y 315,000 según la policía local, se unieron para denunciar lo que consideran una vulneración de derechos fundamentales y libertades democráticas. Puesto que no era una movilización independentista, también participaron entidades como los dos principales sindicatos de España. Puigdemont también se refirió a estas movilizaciones: “Hoy hay manifestaciones masivas porque la gente considera que [los “Jordis”] no deben estar en prisión. Piden el derecho a decidir, creo que nos hemos ganado el derecho a ser escuchados. Europa debería estar contenta de tener ciudadanos pacíficos y tan comprometidos con los valores democráticos”, comentó.

Foto: Cortesía Ómnium Cultural.

  La polémica vuelta a Bruselas en coche El juez Llarena emitió una orden de detención de Carles Puigdemont cuando éste se encontraba en Finlandia dando una conferencia, el pasado 23 de marzo. Muchos se preguntaron por qué Puigdemont decidió salir de ese país en coche, y no en avión, cuando supo se había reactivado la euroorden. Algunos catalizadores de la opinión pública española consideraron que la decisión formaba parte de un plan para involucrar a la capital europea de facto, Alemania, en el conflicto catalán. “Yo quería ir a Bélgica a defenderme de la euroorden. Si hubiera ido en avión, me hubiesen detenido en el aeropuerto. Mi intención no era complicar a otro país, así que volver en coche era un riesgo que tenía que correr. No había ningún plan previo para que me detuviesen en Alemania”, explicó. Puigdemont se estableció en Bruselas para esquivar la justicia española y así internacionalizar el conflicto que vive Cataluña. En la entrevista dominical confirmó que tiene una oferta de una editorial belga para explicar en un libro la “revolución catalana” al mundo. “Hay un malestar que recorre Europa. En Cataluña se manifiesta de forma pacífica y por causas nacionalistas. En otros lugares no son estas, sino sociales. Pero hay una necesidad de más participación porque la gente no ve a las instituciones europeas en esta dirección”, explicó. Asimismo, aclaró que no se sorprendió de su puesta en libertad, sino de la rapidez del tribunal alemán en descartar la extradición por delito de rebelión. Explicó que durante su encarcelamiento recibió centenares de cartas de alrededor del mundo que eran como “rayos de luz en la celda”. El parlamento catalán tiene hasta el 22 de mayo para elegir presidente del ejecutivo y de esta manera evitar la repetición de elecciones. Puigdemont pidió confianza a los catalanes en que los políticos que los representan van a salir del atasco en el que se encuentran las fuerzas independentistas para elegir a un candidato a la presidencia. “El gobierno español quiere elecciones de nuevo o un gobierno de rodillas en Cataluña. Esto no lo podemos permitir, porque la gente nos censuraría. Tenemos que buscar un equilibrio y tenemos un tiempo precioso que no podemos malbaratar para llegar a una solución”, dijo. A pesar de esto, Puigdemont quiso restar trascendencia a la repetición de elecciones si finalmente es la única vía para salir del bloqueo político actual que vive el parlamento catalán.

 

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