La relación de Estados Unidos con México es económica, so­cial y cultural. Simplemente el Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN), en el cual también partici­pa Canadá, tiene más de 20 años. “Cuando usted está dentro de Estados Unidos hay, por decirle un número, 30 millones de mexicanos. ¿A usted le parece que cambie en algo la relación porque cambie un presidente? ¿Va a poder en el corto plazo hacer algo con 30 millones de habitantes que tiene dentro de la población trabajando, algunos de manera informal, pero muchos de ellos siendo ciudadanos ameri­canos? Me parece que la realidad no es así. La integración social y cultural no tiene paso atrás. Es im­posible echarla para atrás”, afirma José María Zas, presidente de la American Chamber México. De acuerdo con datos de la Secretaría de Relaciones Exterio­res (SRE), por lo menos 6 millones de puestos de trabajo en Estados Unidos dependen del comercio con México, país que es su segundo socio comercial y principal destino de las exportaciones de estados como California, Arizona y Texas. Cada minuto se comercia aproxima­damente un millón de dólares entre estas dos naciones. “Todavía sigue siendo China el país al que más le compra Estados Unidos. La participación que tiene cualquier producto que expor­te China a Estados Unidos (por ejemplo), si sale en 100 pesos, cinco pesos son integración de productos fabricados en Estados Unidos. Y si miramos en Canadá son 15 de cada 100. Si miramos los productos de México, pues es el 50%. Entonces cada vez que México exporta a Estados Unidos y el producto vale 100 pesos, ese producto tiene 50 pesos de producción en Estados Unidos. Entonces yo creo que la rea­lidad es muy linda desde la retórica política, pero desde la práctica con los números es imposible pensar en otro escenario… Si Estados Unidos llegara a tomar la decisión de dejar fuera al TLCAN automáticamente el poder de compra del americano promedio bajaría entre 40% y 50% porque todos los costos de pro­ducir las cosas en Estados Unidos incrementarían los precios de una manera astronómica”, asegura José María Zas, quien también es presi­dente y director general de American Express. También puedes leer: México y Estados Unidos: el ocaso de una vieja relación Para Larry D. Rubin, represen­tante del Partido Republicano en México, el TLCAN es un acuerdo que ha sido muy exitoso para las tres naciones. “Fue un produc­to creado en el escritorio de un presidente republicano… En los gobiernos de presidentes republica­nos, México siempre se ha bene­ficiado. La creación y la ideología del Tratado de Libre Comercio con América del Norte vino con George Bush papá y fue él el que se sentó con (Carlos) Salinas de Gortari y con (Brian) Mulroney (ex primer ministro canadiense) para platicar de cómo podían hacer para integrar las economías de las tres naciones y poder comerciar entre sí de manera más ágil, que fuera algo más efectivo y que fuera algo que beneficiara a los tres países”, expone. En cuanto al tema de seguridad, el también director general en La­tinoamérica de DHR International, explica que el Plan Mérida se gestó y fue activado por George W. Bush en 2008. El Congreso de Estados Unidos desde que esta iniciativa arrancó asignó más de 1,600 millo­nes de dólares (mdd) con el objetivo de combatir el narcotráfico y la inseguridad. La asistencia ha sido táctica y de recursos. “Estos son dos ejemplos muy claros del apoyo que ha genera­do durante las últimas décadas el Partido Republicano… Ahora, Donald Trump no es político, es un empresario bastante exitoso, y sus empresas han hecho negocios con México durante varios años. Él entra a escena como un nuevo político, y entonces mucho de lo que escuchamos y que él dice se debe a que su expertise no es político, es empresarial. Y en una empresa es más fácil y más sencillo hacer y decir cosas que frente a la opinión pública”, señala.   México no es una amenaza Para José María Zas no existe una agenda de trabajo “A” o “B” de las empresas si es que llegara a la presidencia el candidato del Partido Republicano o Demócrata: “El objetivo es seguir trabajando juntos en una alianza estratégica y acceder a mayores mercados… México tiene que ser un socio estratégico y no es ninguna amenaza para Estados Unidos, ni un competidor. Es un integrador del bloque norteameri­cano. El objetivo es trabajar por el bien de una integración norteame­ricana y que traiga mayor oportu­nidad al comercio internacional, mayores puestos de trabajo y mayor bienestar para la sociedad”. El presidente de la American Chamber también está de acuer­do en que el TLCAN ha resultado muy beneficioso para los tres países, por lo que no propondría ningún cambio al respecto. Y opina que sí continuarían apoyando la firma del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP) para ser más competitivos y fortalecer al bloque norteamericano. El pasado 29 de agosto, el porta­voz de la Casa Blanca, Josh Earnest, declaró que posiblemente obtengan la aprobación por parte del Congre­so al TPP antes de que el presidente Barack Obama finalice su periodo en enero. Al cuestionar a Larry D. Rubin si consideraba que los empresarios po­drían tener temor si Donald Trump llegara a la presidencia de Estados Unidos, aseguró que más que temor existe la incógnita sobre cómo sería la presidencia bajo este candidato. También puedes leer: Embajada de Estados Unidos rechaza eliminar TLC con México  “Creo que la duda es que ahora tendremos a un empresario que no tiene nada de experiencia política y no sabemos cómo va a ser como político. Como no tiene un récord de actividades, reformas y demás detalles, por eso existe más la duda que el miedo. Por ejemplo, Hillary Clinton, ves el récord de los últimos años y sabes cómo fue como secre­taria de Estado, buena o mala, cómo fue como senadora, como primera dama. Pero ya tienes un currículum que te hace sentir a lo mejor no contento, pero sabemos que es más de lo mismo. Y con Trump, pues no se sabe hacia dónde va a ir, porque es un nuevo político, un empresario hecho político. Y esa es la gran duda que existe con muchos de los em­presarios desde mi punto de vista”, expone Rubin. Él mismo explica que la agenda del Partido Republicano para el próximo periodo presidencial sería muy pronegocios porque, incluso, siempre se ha caracterizado por ser así. La tendencia, agrega, es apoyar a las empresas y a los negocios más que a sindicatos o a otras organiza­ciones no eficientes. El candidato republicano a la vicepresidencia, Mike Pence, quien es gobernador del estado de In­diana, contribuye con la campaña de Trump porque complementa la parte política. Y este escenario, de acuerdo con Larry D. Rubin, podría hacer la diferencia para un ciudadano estadounidense cuando existe un candidato a la presiden­cia que no tiene experiencia en el ámbito político.   Las frustraciones de EU Donald Trump es visto como el candidato que puede hacer que las cosas sucedan, opina Rubin. La población estadounidense, agrega, se siente muy frustrada por las reformas que no han encontrado salida desde hace varios años. Un ejemplo al respecto es la reforma migratoria: “Hace 10 años, cuando yo dirigía la Cámara Americana de Comercio públicamente venía hablando de la Reforma Migratoria y hoy, 10 años después, todavía no se pueden poner de acuerdo los congresistas”, dice. Los factores que podrían con­tribuir a que la población estadou­nidense decidiera ejercer su voto a favor del candidato republicano, asegura, son la percepción de que todo podría seguir igual; el resenti­miento contra Hillary Clinton por haber utilizado un servidor privado para almacenar correos electrónicos con información clasificada mien­tras era secretaria de Estado; y que es vista como una política de dinas­tía, pues Bill Clinton, su esposo, fue gobernador del estado de Arkan­sas en cuatro ocasiones y por dos periodos fue presidente de Estados Unidos. “Sumas todas esas décadas y muchos dicen que no quieren una dinastía Clinton”, comenta Rubin. Otro de los factores que podrían contribuir a inclinar la balanza es el sentimiento de inseguridad que vive la población en Estados Unidos. Los hechos más recientes en este sentido son la masacre en una discoteca de Orlando, los policías asesinados en la ciudad de Dallas y la muerte de 14 personas a manos de un matrimonio en San Bernardi­no, California. También puedes leer: Estados Unidos perderá (y mucho) si suspende el TLCAN con México “Entonces, el presidente que tenga la percepción de ser más duro y de que sí tomaría acciones contun­dentes en contra de la inseguridad es visto como Donald Trump. Yo creo que la percepción que él ha ge­nerado es de fuerza y vitalidad, y de que va a hacer que las cosas pasen.” En este sentido, explica, Trump ha logrado estructurar un mensaje más coherente para la población norteamericana que está buscan­do provocar un parteaguas en Washington. “Para Trump, en el gobierno, el tema de la reforma migratoria será importante, y no se va a quedar estancada. Creo que a través del Poder Ejecutivo se podrá hacer algo para que exista una reforma migratoria y esperemos que con la ayuda del gobierno mexicano se pueda llegar a un acuerdo positivo para los migrantes ilegales, donde la mayoría son mexicanos, y puedan cubrir plazas en Estados Unidos que hoy por hoy los norteamericanos no quieren cubrir”, indica. Un ejemplo de lo anterior, compara, es el déficit de enfermeras que existe en Estados Unidos. Este asciende a 2 millones de profesio­nales. Y él considera que México podría satisfacer esta demanda después de la reforma. Para muchos, explica, Hillary Clinton no es vista como la candida­ta ideal porque el Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS, por sus siglas en inglés) se gestó durante los años en que Clinton fue secretaria de Estado. Este grupo se extendió por Irak en 2011 y tomó fuerza cuando Barack Obama decidió retirar las tropas. En Siria se extendió en 2014. “Por esas fallas que ha tenido Hillary como secretaria de Estado muchos americanos dicen ‘cómo le voy a confiar a ella, que ya vi que se equivocó gravemente, y que hoy ISIS es un gran cáncer en medio oriente y en Europa’. ‘Cómo le voy a confiar a ella que va a ser la candida­ta que va a resolver los temas de seguridad si ya no lo hizo como secretaria de Estado cuando tenía todo para hacerlo’”, señala.   La mano del congreso Las reformas y ajustes que se re­quieren hacer en Estados Unidos dependen del Poder Legislativo y de la pericia del presidente en turno para lograr negociaciones efectivas. Al respecto, señala Rubin, será de suma importancia la manera en que se conformen la Cámara de Representantes y el Senado en las próximas elecciones. “Creo que no es una excusa adecuada para un presidente decir que no logró sus objetivos porque el Poder Legislativo no lo ayudó, no lo apoyó o no le hizo caso. Y creo que ese ha sido uno de los grandes errores de Barack Obama, que él no ha sabido trabajar con un Congreso de oposición, ni con los miembros de su propio partido”, asegura. Este factor se suma, resalta Ru­bin, a que Obama ha sido uno de los mandatarios que más inmigrantes ha expulsado del país. De acuerdo con datos del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos (Department of Homeland Security), entre 2009 y 2014 se han deportado a 4.3 millones de personas. El 55% está asociado con algún acto delictivo. En 2000 se deportaron a 1.8 millones, uno de los registros más altos en la historia de Estados Unidos (en ese momento Bill Clinton era presidente). Los años con mayor número de depor­taciones fueron entre 1990 y 2006. Bajo los mandatos de George H. W. Bush, Bill Clinton y George W. Bush. La estrategia de Donald Trump se ha caracterizado por causar con­troversia y seguramente así conti­nuará. “La agenda del partido puede diferir y hacer que Trump candida­to cambie su discurso a estar más alineado con el discurso del partido republicano”, afirma Rubin. La última palabra no está dicha y aunque al cierre de esta edición las encuestas inclinan la balanza a favor de la candidata demócrata nada podría asegurarse. “En México hay 2 millones de norteamericanos que vo­tarán en estas elecciones para el próximo presidente de Estados Unidos. En este periodo ha habido muchos temas en los que el candi­dato ha hablado sobre México, pero de lo que podemos estar seguros es que México es muy importante para Estados Unidos y por lo mismo lo escuchamos varias veces. Si no fuera relevante como otros tantos países ni se mencionaría durante la carrera política”, concluye Rubin, del Partido Republicano.

 

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