Los habitantes de la Ciudad de México ya le temían a los sismos. Los terremotos del 19 de septiembre de 1985 y de 2017 aún retumban en la memoria colectiva de la capital. Pero en las últimas semanas, los capitalinos concientizaron un nuevo temor, cortesía de la madre Tierra: los sismos con epicentro en la propia CDMX, o microsismos, como también les han llamado.

La noche del 10 de mayo un microsismo con epicentro al surponiente de la CDMX, en la zona de la alcaldía Álvaro Obregón, sacudió con violencia el suelo. Fue un movimiento rápido, brusco, acompañado de un estruendo, que se percibió en otras alcaldías como Benito Juárez, Cuauhtémoc y Coyoacán, ubicadas hacia el centro de la capital. La alerta sísmica no se activó.

Aquí una recopilación de videos del microsismo del 10 de mayo:

Como dicta el protocolo no oficial en caso de sismos, las personas que sintieron el microsismo entraron a Twitter para enterarse de qué había pasado y por qué no se había activado la alerta sísmica. Cuando el Servicio Sismológico Nacional de la UNAM comunicó que la magnitud fue de 3.0, no lo creyeron. Fue peor, se quejaron.

No es el único microsismo que ha ocurrido en la CDMX, de hecho, después del movimiento del 10 de mayo siguieron más, casi uno detrás de otro, en la misma zona, de menor magnitud y por lo tanto imperceptibles. Tampoco es el último microsismo que registrará la ciudad. Todo el tiempo ocurren temblores con epicentro en la capital.

Ante la percepción de los habitantes de la CDMX de que podrían estar ocurriendo más microsismos con epicentro en la capital y especulaciones como que el desarrollo inmobiliario podría influir en los movimientos del suelo, la UNAM salió al paso para responder algunas inquietudes y mitigar el nuevo miedo de los capitalinos a los microsismos.

Fue Luis Antonio Domínguez Ramírez, doctor del Instituto de Geofísica de la UNAM, el encargado de mitigar algunas dudas.

Lee más: Suman 13 sismos con epicentro en CDMX en menos de 12 horas

¿Hay más microsismos en CDMX que antes?

Desde el año 2000, el Servicio Sismológico Nacional ha registrado al menos 266 microsismos con epicentro en la capital mexicana, la mayoría de ellos imperceptibles para la población. En comparación con 2022, la cantidad de microsismos hasta la fecha se mantiene dentro de los límites esperados.

“Es comprensible que pensemos que hay más sismos en la CDMX debido a la frecuencia con la que se están produciendo, pero es una cuestión de percepción. Cada año se registran varios microsismos, que siempre han ocurrido”, señaló el especialista en modelación de propagación de ondas sísmicas.

¿Influye el desarrollo inmobiliario en los microsismos de CDMX?

Domínguez Ramírez descartó que el acelerado crecimiento inmobiliario en la capital tenga algo que ver con estos microsismos, aclarando que no es un factor contribuyente.

“Es un tema bastante debatido porque, en diferentes partes del mundo, los investigadores han observado que no es así. Sin embargo, hay casos excepcionales, como la construcción de la presa de las Tres Gargantas en China, que posiblemente activó fallas previamente inactivas. Pero la idea de que este tipo de actividad influya directamente es inusual”, explicó.

Según una investigación publicada en The Guardian, existen actividades humanas que provocan sismos como la minería, la extracción de energía geotérmica, el llenado de un embalse con agua, la inyección de residuos líquidos, la inyección de fluidos generados por el fracking y las propias actividades y métodos convencionales de extracción de gas y petróleo. Sin embargo, no se ha demostrado que la edificación de viviendas tenga un impacto en estos movimientos telúricos.

Es importante tener en cuenta que la CDMX está construida sobre un antiguo sedimento lacustre, por lo que el constante hundimiento debido a los suelos blandos en la mayor parte de la capital ejerce presión sobre las fallas mencionadas, provocando sismos breves pero perceptibles, dada la densa población.

Para entender mejor: Suman 13 sismos con epicentro en CDMX en menos de 12 horas (forbes.com.mx)

¿Por qué se sienten tan fuertes los microsismos?

El experto de la UNAM puntualizó que estos microsismos se han sentido intensos “porque en los suelos blandos, el movimiento producido por un sismo es mayor. Otro factor importante a considerar es la distancia al epicentro y la profundidad”.

A partir de esta explicación, el sismo ocurrido el 10 de mayo en Magdalena Contreras fue percibido como muy intenso por algunos ciudadanos, “dada su proximidad al lugar de origen y su poca profundidad”, que fue de un kilómetro.

¿Hay una nueva falla geológica en la CDMX?

En la capital del país existen reportadas numerosas fallas geológicas por ejemplo: las Falla Mixhuca, Santa Catarina, Xochimilco y Contreras entre otras. La ciudad se encuentra situada en una región volcánico-tectónica que es propensa a producir sismos.

No obstante, tras el terremoto del 19 de septiembre de 2017, con epicentro en Puebla, y el terremoto del 19 de septiembre de 2022, con epicentro en Michoacán, “no se ha registrado la aparición de nuevas fallas”, señaló el geofísico.

¿Por qué la alerta sísmica no se activa en estos casos?

Los frecuentes microsismos en la CDMX han llevado a la población a cuestionarse por qué la alerta sísmica no se activa con estos eventos. Luis Antonio Domínguez Ramírez indicó que esto se debe principalmente a dos factores relacionados con el diseño de esta red de alertamiento.

Los microsismos no activan la alerta sísmica porque su magnitud es menor al umbral de 6; el que tuvimos el 10 de mayo fue de magnitud 3.0, por lo que el primer requisito no se cumple.

En segundo lugar, la alerta está diseñada para detectar sismos que ocurren en la región sísmica más activa del país: la zona de subducción de la Placa de Cocos y la Placa de Norteamérica, ubicada a lo largo de la costa de los estados de Jalisco, Colima, Michoacán, Guerrero, Oaxaca y Puebla. Estas dos razones explican por qué no se activa la alerta en estos casos, abundó.

No te pierdas: CDMX suma 21 microsismos en lo que va del año; ¿a qué se deben?

Prevenir y concientizar

Aunque las probabilidades de un sismo de gran magnitud con epicentro en la capital del país son bajas, no pueden descartarse. En 1912, en el municipio de Acambay, Estado de México, se produjo un sismo de magnitud 6.9 que causó la muerte de 140 personas y provocó graves daños estructurales en los edificios.

“El evento de 1912 fue similar a lo que ocurrió en Puebla en 2017. Ambos fueron terremotos intraplaca, que como su nombre indica, son aquellos que ocurren dentro de una placa tectónica. Son muy raros, pero su capacidad de destrucción es devastadora. No podemos descartar ese tipo de escenario en la Ciudad de México. El hecho de que la mayoría de los sismos que nos afectan provengan de la costa no significa que no pueda ocurrir uno de gran magnitud con epicentro aquí en la capital”, concluyó.

Detalla el Servicio Sismológico Nacional que “la Cuenca de México, donde se encuentra la Ciudad de México, está ubicada sobre uno de los más importantes rasgos fisiográficos del país: la Faja Volcánica Trans-Mexicana (FVTM), la cual abarca desde el Golfo de México hasta el océano Pacífico en dirección E-W y es una de las más importantes prominencias topográficas de México”.

En la FVTM se localizan edificios y remanencias volcánicas, entre las que se encuentran las cimas más altas y los volcanes más activos de México. La Cuenca de México se localiza en la parte central de la franja y está completamente rodeada por montañas donde dominan los edificios volcánicos más importantes como: el Popocatépetl (actualmente en actividad), el Iztaccíhuatl, el Ajusco y en el Estado de México, el Nevado de Toluca.

“En cuanto al origen de los sismos en la región, se piensa que son generados por el reactivamiento de antiguas fallas. También se considera que estos eventos pueden ocurrir como resultado de la acumulación de tensión regional o que el hundimiento del Valle de México podría originar tensiones que, si bien no generan propiamente a los sismos, sí pudieran dispararlos (Havskov, 1982)”.

Agrega: “también existe la hipótesis de que los grandes sismos generados en la costa pudieran dar lugar a condiciones de desequilibrio y desencadenar sismos locales (Singh et al. 1998). La Cuenca de México tiene una geología y tectónica compleja, por lo cual no es de extrañarse la ocurrencia de sismos de pequeñas magnitudes en la zona”.

El Servicio Sismológico Nacional explica que los sismos con epicentro en la Ciudad de México no son recientes. “De los estudios existentes sobre sismicidad en la parte sur de la Ciudad de México, podemos mencionar los realizados por Figueroa (1971) quien localizó eventos en la Sierra de las Cruces y el Ajusco, y el realizado por Prince (1974) quien reportó un total de 17 eventos al sur de la Ciudad de México durante el mes de julio de 1974”.

Más información: Simulacro en CDMX se vive con temor por el sismo de la noche previa

Duración de los microsismos de CDMX

El Sismológica Nacional precisa que cuando se habla de la duración de un sismo hay conceptos diferentes: “una es la duración del movimiento percibida por el ser humano, otra la duración del registro instrumental (puede ser de varios minutos, inclusive horas) y otro es el tiempo que duró el movimiento de la falla que originó el sismo (que puede ser de unos cuantos segundos)”.

“Los sismómetros son instrumentos altamente sensibles al movimiento del suelo, esto les permite detectar con suma precisión el instante mismo del inicio de un sismo, así como su terminación. El ser humano, a diferencia del sismómetro, no tiene una percepción tan desarrollada en este sentido, en general sólo es capaz de percibir la parte más intensa del movimiento provocado por un sismo.

“Esto quiere decir que si ponemos juntos a una persona y a un sismómetro a medir la duración de un sismo, la persona reportará un tiempo de movimiento menor al que reportará el sismómetro, debido a que la persona sólo siente la parte más intensa del movimiento del suelo, mientras que el sismómetro percibe hasta el movimiento más insignificante que se da justamente cuando el sismo se inicia y cuando termina. La diferencia entre lo que sienten las personas y lo que reporta el instrumento es considerable”.

Cuando ocurre un sismo, las personas que viven en diferentes lugares no perciben la misma duración, experimentan tiempos diferentes. Existen tres factores principales que intervienen en la duración del movimiento: la distancia al epicentro, el tipo de terreno y el tipo de construcción en donde nos encontremos en ese momento. De ahí que los sismos con epicentro en la CDMX se perciban con diferente intensidad en cada alcaldía e incluso en algunas sea imperceptible.

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