El mundo vive una coyuntura en donde la tecnología es la protagonista de grandes cambios en la búsqueda de mejorar la productividad, la educación, la salud y la comunicación de la sociedad.  De hecho, los acelerados cambios tecnológicos tendrán un profundo impacto en economías y sociedades, especialmente dentro de los próximos 15 años. Por ello, las innovaciones tecnológicas prometen aumentar el acceso a oportunidades económicas, y así abordar los momentos de adversidad en los negocios y para la humanidad.

En Latinoamérica debemos afianzar la implementación de prácticas y elementos dentro de las organizaciones que permitan aprovechar cabalmente los beneficios que ofrecen las nuevas tecnologías o procesos desarrollados. William Lazonick, economista y presidente de la Academic-Industry Research Network, dice que la innovación se trata de un proceso colectivo, acumulativo e incierto, esto implica que para lograr algo nuevo es necesario utilizar conocimientos y técnicas de otros individuos o empresas.

Por tal motivo, el desarrollo científico, tecnológico e innovador son pilares para el progreso económico sostenible en las organizaciones, ya que están relacionados al avance de los pilares que permitirán afrontar adversidades y ganar margen en el mercado. Sin embargo, se debe saber que, si esta exposición no es fundamentada en una estrategia integral previa, corre el riesgo de ser vulnerable.

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La duda que se forma es, ¿cómo lograr una cultura de gestión estratégica sobre innovación y Propiedad Intelectual (PI)?

La respuesta está en fomentar una cultura de constante evaluación de procesos y políticas de desarrollo, protección y mantenimiento de la innovación y propiedad intelectual, tan solo en México, el 70% de las compañías no están conscientes de la importancia de mejorar sus procesos y políticas internas de gestión estratégica de PI.

Así como existen políticas financieras y comerciales en la mayoría de las corporaciones, también son necesarias las políticas para el continuo desarrollo innovador y de gestión estratégica de PI, las cuales deben priorizarse en la estrategia empresarial. Esta nueva cultura estratégica sensibilizará y dirigirá el enfoque de todos los colaboradores hacia la toma de decisiones efectivas, el mantenimiento, su maximización y rentabilidad de activos intangibles, convirtiéndose en la médula espinal para la dirección de proyectos creativos y la diferenciación frente a la competencia.

En el momento que se tiene un proceso definido y documentado para establecer los planes, tareas, objetivos, indicadores y resultados esperados, las organizaciones podrán definir cuáles son los modelos de negocio que pretenden desarrollar; establecer objetivos de ingresos generados a través de sus activos de PI e identificar si la estrategia de monetización es rentable y permite financiar el continuo desarrollo de innovación.

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Una empresa que constantemente lanza un nuevo producto, servicio, proceso operativo o tecnológico, puede llevarse sorpresas negativas, donde se dé cuenta que en el mercado ya existe esta idea igual, muy parecida o incluso mejor, provocando la baja rentabilidad de su inversión y mayor riesgo a desaparecer.

El hecho de incorporar una evaluación o diagnóstico de su proceso creativo y de PI se torna prioritario para detectar aquellas fortalezas y puntos de mejora, con el fin de asegurar y enfocar su desarrollo creativo incluso antes de que nazca la idea; identificar nuevas oportunidades de generar un beneficio económico o tecnológico por medio de los derechos de sus activos intangibles, desarrollando un modelo de negocio sustentado en ello.

Hemos visto que muchas empresas han dado por hecho que su posición actual no será mermada, lo que indica que no toman en cuenta la innovación como parte primordial y esto vulnera totalmente sus resultados a futuro. Se dice que los mejores lugares para desarrollar nuevas tecnologías son las organizaciones que tienen ecosistemas colaborativos que atraen a industrias especializadas y permiten la acumulación de conocimientos y experiencias; la mejor medida para fomentar una cultura de innovación y de propiedad intelectual es apostar por la formación en gestión estratégica para la organización, a fin de comprender cómo fomentarla y maximizar los beneficios de sus activos.

A largo plazo, las empresas en México adoptarán este tipo de cultura y políticas sobre innovación debido a los cambios constantes. Hoy en día se avanza a pasos agigantados en el desarrollo y uso de nueva tecnología, provocando que la información fluya más rápido, con ello, los nuevos retos que el mercado presenta nos exigen una mejora continua y la maximización de nuestros activos de mayor valor.

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Contacto:

Lorena Rodríguez, Directora General de ClarkeModet México*

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