Apenas en una semana se han tenido dos eventos internacionales con un mensaje común: las ciudades de todo el mundo están en el centro de los efectos del cambio climático. El Día Mundial de las Ciudades, fijado en el calendario el 31 de octubre, precedió a la 26ª Conferencia de la Convención Marco de las Naciones Unidas, o mejor conocido como COP26. Y hace algunas semanas, se celebró el Día Mundial del Hábitat, el 4 de octubre, cuyo tema fue acelerar la acción de las ciudades, en las que se concentra más de la mitad de la población mundial, para un mundo libre de emisiones de carbono.

Con estos eventos al hilo, el mensaje es contundente. En un mundo que se calienta cada vez más, el reto de las ciudades se resume en construir “resilencia urbana”, como se ha referido la ONU para conmemorar estas fechas.

La Cumbre del Clima de Naciones Unidas se celebra anualmente desde 1995 y la de este año destaca porque ocurre en un contexto internacional que está emergiendo del Covid-19. Esto, entre visiones encontradas sobre el nivel de incidencia que la pandemia tendrá en la capacidad transformadora de las sociedades para enfrentar las amenazas relacionados con el clima, a la vez que se intenta la recuperación económica.

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La Cumbre ha congregado a más de un centenar de jefes de Estado, entre ellos el presidente Joe Biden, pero con la ausencia del presidente de China, Xi Jinping quien prefirió enviar una declaración escrita, y la del presidente ruso, Vladimir Putin. La participación de México en Glasgow, Escocia, recae sobre la subsecretaria para Asuntos Multilaterales de la SRE, Martha Delgado, además de la secretaria de Medio Ambiente, María Luisa Albores.

Ríos de literatura científica corren sobre los potenciales efectos del cambio climático y por qué la acción global es urgente. La evidencia nos dice que el calentamiento del planeta terminará por afectar a todos los países. Sin embargo, un tufo de injusticia emerge cuando se considera que el calentamiento parece afectar en mayor medida a los países más pobres, o que los países ricos no han asumido un esfuerzo adicional para ayudar a las naciones menos favorecidas para paliar con los desastres naturales y para alcanzar sus objetivos climáticos.

Mientras tanto en el debate nacional, la participación de México en la COP26 coincide precisamente con la discusión legislativa de una probable reforma en el sector eléctrico. Tal coyuntura ha resultado propicia para algunos detractores del presidente López Obrador, al señalar que el gobierno mexicano privilegia una postura ideológica y política en desdén de ir más allá de lo comprometido en 2015, respecto a las metas de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.

Desde hace algunas semanas, el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, ya anunciaba la postura que llevaría la delegación mexicana a la Cumbre Climática: exigir mayor financiamiento para los países en desarrollo.

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Y es que es innegable las desproporcionadas contribuciones de emisiones de CO2 entre, por ejemplo, China y Estados Unidos, que en conjunto representan 43%, y México y Brasil, las dos economías más grandes de América Latina, que representan el 2%.[1]

Sin embargo, más allá de la agenda política nacional, hay una verdad en la postura de México en la COP26. Instituciones como la OCDE, han referido que los países ricos están lejos de alcanzar la meta comprometida de financiamiento de 100 mil millones de dólares. Apenas en septiembre de este año, su secretario general señaló “que el progreso limitado en el financiamiento climático (para las naciones en desarrollo) entre 2018 y 2019 es decepcionante”[2].

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[1] Union of Concerned Scientists, disponible en: https://www.ucsusa.org/resources/each-countrys-share-co2-emissions

[2] Statement from OECD Secretary-General Mathias Cormann on climate finance in 2019”, disponible en:

https://www.oecd.org/newsroom/statement-from-oecd-secretary-general-mathias-cormann-on-climate-finance-in-2019.htm

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Contacto:

Maestra en Políticas Públicas por la Universidad de Oxford y Licenciada en Ciencia Políticas y Relaciones Internacionales, por el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).

Twitter: @palmiratapia

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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