- Será factor de fortalecimiento. Desde la experiencia que he obtenido en el ámbito empresarial de distintos sectores productivos, los efectos pueden ser benéficos, toda vez que la zona norte de México concentra el 48% de las Pymes nacionales (de acuerdo con la Fundación para el Análisis Estratégico y Desarrollo de la Pequeña y Mediana Empresa); es decir, la región agrupa a las unidades económicas del país que requieren el mayor respaldo para aumentar el consumo y así, fortalecerse.
- Será de ayuda ante diversos retos. Para muchos, los dos años de vigencia del decreto es poco tiempo para ver beneficios reales, pero en materia económica, un tiempo de bondad a nadie cae mal, si vemos que en dicha región también se aumentó el salario mínimo diario (88.36 a 176.72 pesos), lo que representa ventajas solo para los trabajadores, más no para las personas morales a las que implica más impuestos y prestaciones. En este sentido, ahorrarse un monto simbólico versus el resto de las tributaciones por pagar, es algo. Dos años no es mucho, pero representaría un “entrepiso” para hacer menos pesado el camino. A lo anterior, sumemos que las estrategias para continuar vigentes implican herramientas que aumenten la venta y eso cuesta.
- Será un ahorro. Si los procesos contables al interior de las organizaciones se efectúan con orden y en los plazos correctos, los IVA se pueden traducir en saldos a favor cuya devolución se puede solicitar o bien, acreditar a cargo de los meses siguientes hasta agotarlo o compensarlo contra otras contribuciones. Si bien, los saldos a favor no son exorbitantes, lograrlos implica que hay buenas prácticas que aleja a las Pyme de una muerte prematura. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) calcula que sólo 11% de este tipo de unidades económicas logrará cumplir 20 años.
- El uso de la tecnología adecuada garantizará decisiones inteligentes para su crecimiento. El decreto, apalancado a tecnologías y consultores adecuados para llevar a cabo procesos contables, administrativos y comerciales, aumentan las probabilidades de sostenimiento en el largo plazo. Altos porcentajes de Pymes aún se muestran renuentes a la adopción de plataformas que les solucionarían más de tres dolores de cabeza.
Reducir impuestos en la frontera norte, sí suma
La vigencia del decreto de estímulos fiscales en el norte del país es corta, pero traerá significativos beneficios para las estructuras económicas más relevantes del país: las Pymes.
Por Eduardo Pérez Figueroa*
Como ya es sabido, desde el 1 de enero, el cobro de impuestos en la frontera norte del país se redujo con la finalidad de fomentar el comercio, la inversión y el crecimiento económico en esa región considerada como zona franca; a través de un crédito fiscal del 50% que se aplica en el Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA), del 16 al 8% y del Impuesto Sobre la Renta (ISR), del 30 a 20%.
El decreto incluye seis estados fronterizos y 43 municipios que, en conjunto, generaron 7.5% del Producto Interno Bruto (PIB) en 2017 (tan solo Chihuahua aportó 3.2 puntos del PIB nacional en el mismo periodo).
Analistas y expertos en materia fiscal tratan de descifrar si más allá de parecer justa o favorable, la modificación será útil en términos de recaudación, pues evaluaciones del Centro de Investigación de Estudios Presupuestales (CIEP), indican que los montos que dejarán de recaudarse oscilan entre 83 mil y 104 mil millones de pesos.
Sin embargo, considero importante sumar a las reflexiones que la medida se traducirá en ventajas relevantes para las estructuras más numerosas y fundamentales de la economía en México: las Pequeñas y Medianas Empresas (Pymes) que, por una parte, son la columna vertebral del sistema comercial mexicano al contribuir con el 52% del PIB y por otra, son altamente sensibles -por no decir vulnerables-, a cualquier alteración contextual.
Desde mi punto de vista, hay cuatro puntos que creo deben considerarse para entender que esta medida no resta, sino que suma, sobre todo, a las Pymes: